Los esclavos de la crisis energética
RIO DE JANEIRO. Las autoridades de Brasil rescataron el año pasado a 5. 244 trabajadores en condiciones de esclavitud, la mitad de ello...
RIO DE JANEIRO. Las autoridades de Brasil rescataron el año pasado a 5. 244 trabajadores en condiciones de esclavitud, la mitad de ellos explotados por la industria de la caña de azúcar y el etanol, denunció hoy una organización de la iglesia católica.
Según los datos recopilados por la Comisión Pastoral de la Tierra, del Episcopado brasileño, "desde 2007 la utilización de mano de obra análoga a la esclavitud ha crecido en ese sector a la misma velocidad que el interés del Gobierno en ese cultivo".
El año pasado "2.553 trabajadores, 49% de los rescatados de la esclavitud, estaban en el sector de azúcar y alcohol", señaló la Comisión en un informe.
HABLAN LOS NÚMEROS
El número total de rescatados en 2008 por el ministerio del Trabajo, el ministerio Público del Trabajo y la Policía Federal fue el segundo más alto desde que en 2003 fue creado el Grupo Móvil de fiscalización, que combate esta práctica.
En 2007 fueron liberadas 5.968 personas, según las estadísticas oficiales recopiladas por la Pastoral de la Tierra, cuyo trabajo en esta área ha sido reconocido por el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva.
Las autoridades brasileñas reconocen oficialmente la existencia de trabajo esclavo, caracterizado por explotación de mano de obra en condiciones precarias e inhumanas.
Esos trabajadores son empleados a cambio de comida o de míseros salarios, a menudo en condiciones de confinamiento y deben cumplir largas jornadas para pagar deudas por transporte y alimentación contraídas con los propios empleadores.
INDUSTRIA PRIVADA
La poderosa industria privada de la caña y el alcohol niega que emplee este tipo de trabajadores.
En 2008 la actividad ganadera fue la segunda que más usó mano de obra esclava, con 1.026 rescatados, según los datos difundidos.
El sacerdote Xavier Plassat, coordinador de la campaña contra el trabajo esclavo de la Pastoral de la Tierra, señaló que las áreas geográfica antiguas o nuevas de concentración de cultivos de la caña de azúcar "aumentaron dramáticamente su participación" en el total de casos descubiertos por las autoridades.
“Con el discurso de aumento de la producción de biocombustibles o combustibles verdes el Gobierno brasileño ha desconsiderado el impacto y las consecuencias de la producción desenfrenada en busca de lucro”, dijo Plassat.
El alcohol brasileño "carga un estigma de trabajo esclavo", afirmó.
APROBACIÓN DEL GOBIERNO
El Gobierno de Lula es un entusiasta defensor de la caña y el etanol y esta misma semana aprobó un plan para expandir los cultivos de la gramínea en seis millones de toneladas en el 2017, casi el doble de los siete millones de hectáreas de este año.
Brasil es el segundo productor mundial de agro combustibles y el primero en etanol proveniente de la caña.
El año pasado hizo exportaciones a los Estados Unidos de América por un monto superior a los 2 mil millones de dólares.
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