Terremotos de México podrían estar relacionados con huracanes

Actualizado
  • 25/09/2017 02:00
Creado
  • 25/09/2017 02:00
La investigación, a publicarse en enero, sugiere que existen relaciones de causa-efecto entre el huracán María y el sismo de México del 19 de septiembre

Ante la llegada del potente huracán María, que había arrasado las pequeñas Antillas en el extremo este del Caribe, un equipo de científicos españoles predijo el18 de septiembre por la tarde (en su hora local) la inminencia de un fuerte seísmo en un sector al noroeste de la placa Caribe (entre México y Honduras), que resultó ser el terremoto de magnitud 7.1 que devastó México DF el día siguiente.

POTENCIA

Su velocidad fue superior a 300 km/h

La energía de un huracán de tipo medio equivale a 200 veces la producción mundial de electricidad.

Para llegar a esta predicción, el equipo -encabezado por Miguel de las Doblas Lavigne, doctor en Geología por la Universidad Complutense de Madrid y máster por Harvard- estableció relaciones causa-efecto de la trayectoria del huracán Irma (el más poderoso de la historia) a lo largo del límite noreste de la placa Caribe entre los días 6 y 8 de septiembre; y el megaterremoto de Chiapas del 8 de septiembre (M 8.1).

Según el especialista, científico titular del Instituto de Geociencias de España (CSIC-UCM), la oleada record de potentes huracanes que ocurrió entre agosto y septiembre del 2017 ha contribuido a debilitar los bordes inestables de la placa del Caribe a lo largo de sus contactos con la placa Norteamericana al noreste/este (Harvey,
Irma, José, María) y al oeste (Katia), y en consecuencia, el margen oriental/activo de la placa de Cocos (que subduce hacia el este) liberó parte de la energía sísmica acumulada mediante los terremotos de Chiapas y México.

Los resultados, explicó Doblas a La Estrella de Panamá, se enviarán para su publicación a la revista “Atmospheric and Climate Sciences”, pero ya han sido incorporados al portal IRIS, (Incorporated Research Institutions for Seismology). El principal centro de recopilación sismológica de los Estados Unidos, que ya lo ha publicado en su su página web (http://ds.iris.edu/message-center/thread/3705/), informó el científico.

El IRIS es un consorcio que engloba más de 120 universidades de los Estados Unidos dedicadas a la sismología y está asociada a dos instituciones prestigiosas de ese país: el National Science Foundation (NSF) y el US Geological Survey (USGS), precisó Doblas, tras indicar que para su publicación, el modelo de predicción que presentó también a este diario, pasó por la primera valoración del sismólogo de turno, que en su caso fue Manochehr Bahavar.

"Los terremotos de Chiapas y México han sido anómalos ya que se produjeron a lo largo de fallas normales NO-SE en el interior de la placa de Cocos: usualmente se activan en fallas inversas profundas en el límite entre dos
placas. Además, el terremoto de Chiapas se originó en un segmento de la zona de subducción asísmico durante el último siglo (Tehuantepec)", indicó Doblas, que cita un informe publicado en la revista Science el 11 de septiembre, firmado por Lizzie Wade, y titulado "Unusual Mexico earthquake may have relieved stress in seismic gap".


El paso del huracán Irma, argumentó Doblas, "generó intensos esfuerzos y deformaciones torsionales con el mismo sentido del movimiento que la zona de falla que limita estas placas antihorario, potentes efectos de succión vertical producidos por las bajas presiones atmosféricas (provocando una elevación del nivel del mar en el ojo del huracán), continuadas y masivas inundaciones, potenciando los microseímos por hidrosismicidad, la deforestación, la erosión y la descarga del peso
cortical".

Dos factores adicionales pudieron constituir “la gota que colmó el vaso” en el desencadenamiento del terremoto de Chiapas, añadió Miguel de las Doblas, el huracán Katia,que se encontraba en plena actividad en el suroeste del Golfo de México, contribuyendo a desestabilizar el borde septentrional de la placa Norteamericana; y una fase de luna llena durante la noche del seísmo que pudo ejercer un poderoso efecto de atracción gravitatoria mareal
sobre la corteza y generar un estrés adicional sobre una falla sismogenética. Ide y otros (2016; Nature Geosciences, 9, 834-837), recordó el científico, han descrito este efecto lunar en los megaseísmos de Sumatra (7.1; 2014), Maule (8.8; 2010) y Tohoku-Oki (8.9; 2011).

"La energía de un huracán de tipo medio equivale a 200 veces la producción mundial de electricidad (o 10.000 bombas atómicas). Esta formidable energía se multiplica considerablemente en el caso del megahuracán Irma de categoría V (tan grande como la Península Ibérica) que se mueve de este a oeste muy lentamente (mientras gira en sentido antihorario a velocidades superiores a 300 km/h), desplazándose a lo largo de la sismogenética zona de falla transformante de dirección O-E y carácter sinestral que separa las placas del Caribe y Norteamericana y que resulta literalmente “barrida” por este poderoso y gigantesco vórtice/aspirador meteorológico", manifestó el líder de la investigación.

Según su recuento, el modelo de trabajo introduce un análisis matemático mediante métodos numéricos en aproximación lineal por diferentes procesos iterativos y de descenso con un modelo idealizado de una placa rectangular bidimensional, añadió, se aplican gradientes de tensión mediante aproximaciones sucesivas, para poderestudiar la distribución resultante de las tensiones superficiales, las deformaciones y perturbaciones instantáneas de la placa, así como los efectos de succión vertical y torsión horizontal del vórtice de un huracán.
"La hipótesis de que las condiciones meteorológicas extremas tienen una influencia decisiva sobre la macrosismicidad es bien conocida. Aunque esta teoría sigue siendo un anatema para la sismología clásica, hoy en día la realidad de estos “terremotos climáticos” es innegable", sostiene Doblas, para quien "en ciencia sigue siendo importante el pensamiento lateral".
"Esta es una teoría novedosa, y generará división de opiniones, pero para encontrar respuestas nuevas a viejos problemas, hay que pensar fuera de la línea oficial ortodoxa", agregó.

"La teoría de la hidrosismicidad (Costain y otros, 1987, Seism.. Res. Lett., 58, 41-64) sugiere que las variaciones hidrológicas de la corteza pueden inducir terremotos. La intensa erosión provocada por fenómenos meteorológicos catastróficos o la fusión de los casquetes polares libera la corteza de un peso considerable, genera terremotos (Haití, 2010; Wdowinski y otros, 2010, AGU Annual Fall Meeting) e incluso puede hacer variar el movimiento de las placas (Laffaldano y otros, 2011, Earth Planet. Sci. Lett., 104, 503-510)", concluyó.

En el equipo de trabajo español encabezado por el geólogo Miguel de las Doblas, participan también Eugenio Degroote, doctor y profesor de matematicas en la ETSII (Industriales) de la Universidad Politécnica de Madrid; Fernando Anaya de la Rosa, biólogo y docente, y Julia de las Doblas, informática.

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