Monos capuchinos de cara blanca bajan de los árboles en Coiba

Actualizado
  • 27/04/2020 00:00
Creado
  • 27/04/2020 00:00
Al cruzar un tramo de océano de 23 kilómetros desde tierra firme en Panamá hasta Coiba, el equipo del Coiba BioBlitz de 2015 se sorprendió al descubrir que los monos capuchinos allí pasaban mucho tiempo en el suelo

Al cruzar un tramo de océano de 23 kilómetros desde tierra firme en Panamá hasta Coiba, la isla más grande en el Pacífico oriental, un grupo de intrépidos biólogos esperaba encontrar especies nunca antes reportadas. Pero además de descubrir nuevas especies, el equipo del Coiba BioBlitz de 2015 se sorprendió al descubrir que los monos capuchinos allí pasaban mucho tiempo en el suelo.

Mono capuchino, foto tomada con cámara-trampa

“La mayoría de nosotros hemos trabajado en isla Barro Colorado (la estación de investigación del Smithsonian localizada en el lago Gatún en Panamá) donde los monos capuchinos están acostumbrados a las personas, pero nunca los habíamos visto pasar tanto tiempo en el suelo del bosque”, comentó Claudio Monteza, quien está haciendo su doctorado en el Instituto Max Planck de Comportamiento Animal y en la Universidad de Konstanz. “Nunca vimos a las mamás cargando crías bajar al suelo como lo hicimos en Coiba. Incluso los grupos más habitados en Barro Colorado son muy cuidadosos con las crías”.

Meg Crofoot y Mark Grote, en ese entonces en la Universidad de California, Davis, estaban intrigados por este cambio en el comportamiento y la idea que podría proporcionar sobre por qué los ancestros humanos originalmente descendieron de los árboles. Alentaron a Claudio a hacer del comportamiento inusual de los monos, en Coiba, el tema de la tesis de su maestría.

“En el Viejo Mundo hay muchos primates que se han adaptado a la vida en el suelo, pero nadie sabe por qué este comportamiento falta en los primates del Nuevo Mundo”. comentó Claudio.

Aislada del continente, alrededor de 12 mil y 18 mil años, Coiba es el hogar de plantas y animales que no se encuentran en ningún otro lugar de la Tierra. Cuando los españoles navegaron por primera vez a Coiba, en 1516, los cronistas informaron que la isla estaba densamente poblada por pueblos indígenas, pero para 1550, la isla había sido despoblada, dejando solo un pequeño asentamiento de colonos españoles. Y de 1919 a 2004, la isla fue una colonia penal donde se restringieron los movimientos de los prisioneros, dejando la mayor parte de la isla a sus habitantes salvajes.

Claudio sospechó que la valentía de los capuchinos de Coiba podría tener una explicación simple: Coiba carece de jaguares, de pumas, de tayras (comadrejas grandes), de coyotes, de jaguarundis y de ocelotes, todos identificados como depredadores de acuerdo con restos de capuchinos encontrados en muestras fecales. Una de las razones por las que nadie ha estudiado esto antes es porque es casi imposible para los investigadores observar los efectos de los depredadores que se asustan cuando se encuentran con científicos.

(Aporte del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales, en ciudad de Panamá, Panamá)

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