Mesa de salario mínimo inicia este miércoles sus primeras reuniones con reclamo sobre metodología

Serán cuatro sesiones desde el 19 de noviembre. Trabajadores exigen una fórmula transparente y una sola región salarial, no dos

La Comisión Nacional de Salario Mínimo quedó instalada el sábado 15 de noviembre y sesionará durante cuatro semanas consecutivas empezando este miércoles 19 de noviembre hasta el 10 de diciembre, con el objetivo de analizar el posible ajuste que regirá a partir de enero de 2026. Si durante las sesiones la comisión no alcanza un consenso tripartito, corresponderá al Estado definir el ajuste.

El mecanismo de discusión reúne a representantes del sector empresarial y de los trabajadores, con la mediación del Ministerio de Trabajo y Desarrollo Laboral (Mitradel). Este año, el proceso incorpora un cambio relevante: no realizarán giras regionales, lo que reducirá los costos operativos a unos $9,000, frente a los aproximadamente $120,000 que se gastaban cuando se recorrían diversas zonas del país.

Actualmente, el salario mínimo promedio simple se ubica en $636.80 mensuales, aunque existe una amplia dispersión salarial según región, tamaño de la empresa y actividad económica.

En Panamá, el salario mínimo se revisa cada dos años, según el artículo 174 del Código de Trabajo. El último ajuste rige desde el 1 de enero de 2024 y, ante la falta de consenso en la mesa instalada en agosto de 2023, el Gobierno decretó un aumento de 4.5 % para la pequeña empresa, 6.0 % para la gran empresa y 7.0 % para las empresas del sector bananero. Además, del establecimiento de un ajuste de $25 para las trabajadoras y trabajadores domésticos en las dos regiones económicas: urbana y rural.

Patiño: se necesita una metodología científica y una sola región salarial

Durante una entrevista concedida a TVN Noticias, la economista Ana Patiño, profesora y asesora de organizaciones sindicales, explicó que la discusión del salario mínimo continúa careciendo de una metodología técnica consensuada, lo que provoca distorsiones históricas y desigualdades persistentes entre regiones y sectores.

Patiño consideró “inviable” hablar de un salario mínimo absoluto, como la propuesta sindical de $900 mensuales, debido a que la normativa vigente incluye más de 30 actividades económicas con salarios que van desde $350 hasta $1,055 como en el caso de los tripulantes y mecánicos de avión. Cuando se está estableciendo el ajuste, el salario mínimo se habla en tasas, no en valores absolutos, señaló.

“Fijar un salario mínimo único de $900 implicaría reducir algunos salarios ya establecidos y desvirtuar las particularidades de cada sector. Los montos dependen de factores como la región, el tamaño de la empresa, la actividad económica, el oficio u ocupación. Por eso, cuando se define el ajuste del salario mínimo se habla de porcentajes, no de cifras absolutas”, detalló.

La economista insistió en que la ausencia de un método claro provoca que “cada quinquenio defina su propia fórmula, sin considerar plenamente el costo de vida”, lo cual —afirmó— no debería seguir ocurriendo. En su opinión, un sistema técnico debería integrar variables como crecimiento económico, distribución de la renta, productividad laboral, inflación y poder adquisitivo.

La comisión tripartita fue instalada el sábado, 15 de noviembre.
Distorsiones y desigualdad entre regiones

Patiño también criticó las diferencias salariales entre la región 1 y región 2, que calificó de injustificadas en un país donde el costo de la vida se ha homogeneizado debido al alza generalizada de los precios.

Explicó que “las organizaciones sindicales aspiran a una sola región salarial”, porque un trabajador con la misma calificación ya sea en la región 1 como en la región 2 sigue siendo un trabajador u profesional en cualquier punto del país.

Como ejemplo, la también docente citó el caso de un periodista de radio que, por estar ubicado en la región 2, puede recibir hasta $114 menos que su homólogo o igual que trabaja en la región 1. “No tiene por qué existir esa diferencia”, insistió.

Ajustes insuficientes y pérdida del poder adquisitivo

Consultada por la televisora sobre los últimos acuerdos, Patiño recordó que no hubo consenso y el gobierno de turno terminó fijando tasas de aumento de 4.5 % para la pequeña empresa y 6 % para la gran empresa, incrementos que calificó de insuficientes porque “ni siquiera compensan la pérdida de poder adquisitivo”.

De acuerdo con la economista, la inflación acumulada y el encarecimiento del costo de vida han provocado que el trabajador panameño tenga hoy “$59 menos en su salario real”. La pérdida de poder adquisitivo pasó de 3 centavos por dólar en 2013 a 9 centavos en 2024, afirmó, lo que significa que “el trabajador realmente dispone de 91 centavos por cada dólar que gana”.

Costo de la vida y especulación de precios deben analizarse en paralelo

Patiño añadió que la discusión del salario mínimo no puede ir desligada del análisis del costo de vida y del comportamiento de los precios. Señaló que cada vez que se incrementa el salario, sectores del mercado “especulan con los precios de alimentos, vestimenta y otros bienes básicos”, por lo que se requieren mesas técnicas adicionales o paralelas que aborden la estructura de costos, los oligopolios y los mecanismos de protección al consumidor.

Hogares monoparentales y brechas de género: otras variables pendientes

En la entrevista, la docente y economista subrayó que el debate también debe incorporar la estructura social del país. Indicó que 40 % de los hogares panameños son monoparentales, y de ellos, 80 % están encabezados por mujeres, una realidad que —según afirma— no se toma en cuenta al definir el salario mínimo.

Asimismo, alertó sobre el aumento del empleo informal y la informalidad precaria, lo que evidencia que “miles de personas viven con ingresos por debajo del salario mínimo vigente”.

Señaló que en Panamá, el 60 % de los trabajadores gana menos de $800 al mes, mientras que el salario promedio ronda los $639 al mes.

Un proceso decisivo para el 2026

Con estos elementos sobre la mesa, la Comisión Nacional de Salario Mínimo inicia un ciclo de cuatro semanas para intentar construir un acuerdo balanceado entre productividad, poder adquisitivo y condiciones económicas de empresas y trabajadores. Si no se alcanza consenso, el Ejecutivo deberá definir el ajuste con base en la información técnica disponible.

Patiño reiteró que este es el momento para que Panamá establezca, por primera vez, “una metodología rigurosa, científica y consensuada” que ponga fin a las distorsiones históricas y asegure justicia salarial en un país con un costo de vida cada vez más uniforme.

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