Deforestación e incendios, dos grandes desafíos para el medio ambiente

Actualizado
  • 04/11/2020 00:00
Creado
  • 04/11/2020 00:00
El manejo forestal ha estado limitado por la pérdida de los bosques nativos, como consecuencia de la expansión de la frontera agropecuaria. Actualmente, la disponibilidad de estos espacios naturales para la producción de bienes forestales se ha reducido
Milciades Concepción, actual ministro de Ambiente, afirmó que Panamá ha perdido casi el 2% de su cobertura boscosa en siete años.

El manejo forestal sostenible tiene que ver con las sociedades y las personas, y la necesidad de que ellas mismas puedan mantener y aumentar los servicios, beneficios económicos y la salud de los bosques para su propio desarrollo y mejor calidad de vida. Las organizaciones de base comunitaria fuertes y debidamente instituidas son clave para implementar con éxito el manejo forestal sostenible, declara la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Según el organismo, el término “programa forestal nacional” es una forma genérica para aludir a una amplia gama de criterios relativos al proceso de planificación, programación e implementación de actividades forestales en un país, a ser aplicadas a nivel nacional y subnacional.

En ese sentido, en la República de Panamá el manejo forestal ha estado limitado por la pérdida de los bosques nativos, como consecuencia de la expansión de la frontera agropecuaria. La evolución regresiva de los bosques ha reflejado un comportamiento de tal magnitud, que actualmente la disponibilidad de bosques para la producción de bienes forestales se ha reducido drásticamente, redacta la FAO.

De hecho, para 2012, el país contaba con una cobertura boscosa de 4,982,159.21 hectáreas (ha), pero para 2019 se redujo a 4,925,789.72 ha. Esto significa que el istmo perdió 56,369.49 hectáreas de su zona boscosa en tan solo siete años, revela el diagnóstico de cobertura boscosa de Panamá que presentó a inicios de año el Ministerio de Ambiente (MiAmbiente) .

Milciades Concepción, actual ministro de Ambiente, afirmó que el país ha perdido casi el 2% de su cobertura boscosa en siete años, a razón de 8,050 hectáreas anuales.

Según esta evaluación, las provincias con mayor cantidad de bosque perdido son Veraguas con 48,758.12 hectáreas, seguida de Panamá con 30,735.32 hectáreas y Darién con 15,580 hectáreas, de acuerdo con el diagnóstico de cobertura boscosa.

Pero, ¿qué se está haciendo actualmente?

MiAmbiente promueve la creación de programas forestales nacionales que incluyen la formulación de políticas, estrategias y planes de acción, así como su implementación, incluyendo el monitoreo y la evaluación.

La FAO detalla que el 49% de la superficie total de América Latina y el Caribe está cubierta por bosques: son 891 millones de hectáreas que representan cerca del 22% del área de bosque existente en el mundo.

La región posee el 57% de los bosques primarios del mundo, los más importantes desde el punto de vista de la biodiversidad y la conservación.

El 18% del área total de bosque de la región se encuentra en áreas protegidas, y el 14% del área total fue designada para funciones productivas. El carbono total almacenado en la biomasa forestal suma 104 giga-toneladas

Reducir la deforestación
Las consecuencias de estos incendios proporcionan un imperativo aún mayor para que todos los gobiernos aumenten su ambición sobre la acción climática.

El ministro enfatizó que el 90% de la deforestación en Panamá es causada por la tala ilegal y para antes de 2012, la tasa de deforestación anual del país era de más o menos 10,500 hectáreas.

Pero desde ese año hasta 2019, se deforestan casi 8,050 hectáreas al año.

Víctor Francisco Cadavid, director forestal de MiAmbiente, recalcó que históricamente la mayor preocupación de la deforestación se concentró en el arco seco, en la parte de Azuero (Herrera, Los Santos) y en Darién, pero en los últimos años el problema se observa en Veraguas, lo cual indica que hay que atender el problema como país y no como región, porque “mientras hemos estado enfocados en una sola zona, por la puerta de atrás nos han estado sacando lo valioso de nuestros bosques”.

Isaías Ramos, biólogo del Centro de Incidencia Ambiental (Ciam), calificó como positivo que se haga una actualización en cuanto a los análisis de cobertura boscosa del país y que se creen herramientas de acceso al público de esta información, por parte de MiAmbiente.

Para atacar la tala ilegal y concienciar a la población de las “nefastas” prácticas de la deforestación del país, Concepción dijo que están trabajando de la mano con la Policía Ambiental y el Servicio Nacional de Fronteras (Senafront), en programas de educación ambiental. Pero también apelan a la comunidad para que haga sus denuncias.

“La deforestación ilegal se redujo, sí, pero aún tener 8,000 hectáreas deforestadas al año es demasiado. Significa que vamos a tener que recrudecer las normas y los sistemas de vigilancia y control para que los ciudadanos en las áreas rurales, en las montañas, denuncien el delito ambiental porque es responsabilidad de todos proteger nuestros recursos naturales”, aseguró.

En ese contexto, la FAO advirtió que el principal reto para los gobiernos de la región es hacer frente a la deforestación, la que ha disminuido en los últimos años, pero se mantiene elevada. En un contraste positivo, la superficie de bosques designada para la conservación de la biodiversidad en la región ha crecido en 3 millones de hectáreas anuales desde el año 2000.

Según estudios de la FAO, la pérdida anual de bosques en la región durante el periodo 2000-2005 fue de 4,7 millones de hectáreas, cifra que corresponde al 65% de las pérdidas mundiales.

Existe la necesidad de reducir drásticamente la deforestación, la degradación de los bosques en la región, en los países en desarrollo y, por ende, las emisiones de gases de invernadero. “El modo de hacerlo es dar mayor valor económico a los bosques, incentivando la conservación de los ecosistemas a través del manejo forestal sostenible y el pago por servicios ambientales”, mencionó el organismo.

Los incendios forestales, otra amenaza

Los incendios forestales son uno de los grandes problemas del siglo XXI. El calentamiento global, la escasez de lluvias y la mano del hombre favorecen este fenómeno que a su paso deja un panorama devastador, acaba con la vida silvestre y en ocasiones con vidas humanas.

Según el Cuerpo de Bomberos de la República de Panamá, del 1 de enero al 20 de octubre del presente año se registraron en todo el país 4,814 incendios de herbazales y 15 incendios de tipo forestal.

Un nuevo análisis de la World Wildlife Fund (WWF) y Boston Consulting Group (BCG) reveló que, en abril de este año, el número de alertas de incendios en todo el mundo aumentó en un 13% en comparación con 2019, el cual ya había sido un período récord para incendios en el mundo.

Los factores más importantes son la persistencia de un clima más cálido y seco debido al cambio climático y la deforestación causada principalmente por la conversión de tierras para la agricultura.

Según el estudio, si continúan las tendencias actuales, habrá devastadoras consecuencias a largo plazo debido a la liberación de millones de toneladas adicionales de dióxido de carbono. Esto se suma a los impactos inmediatos de los incendios que diezman la biodiversidad, destruyen ecosistemas vitales, amenazan vidas, propiedades, medios de vida y economías, y representan un riesgo de graves problemas de salud a largo plazo para millones de personas.

Las consecuencias de estos incendios proporcionan un imperativo aún mayor para que todos los gobiernos aumenten su ambición sobre la acción climática en sus planes nacionales de clima y reducción de emisiones, y en el marco del Acuerdo de París.

El informe 'Incendios, bosques y el futuro: una crisis fuera de control' detalla las tendencias de los incendios y lo que significan para las personas y el planeta, y establece algunas recomendaciones para abordar las causas clave.

“El fuego ha puesto en riesgo ecorregiones importantes para el planeta y las personas. En América Latina, áreas como la Amazonía o el Pantanal, claves para regular el clima y mantener nuestras reservas de agua, han recibido el mayor impacto del fuego. Este es el momento para realizar acuerdos y compromisos para proteger y restaurar estas reservas naturales, además de incluir políticas para prevenir futuras emergencias, orientadas también a reducir la deforestación”, señaló Jordi Surkin, director coordinador del gabinete de conservación de WWF para América Latina.

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