Salud y cambio climático: acciones en Panamá

Actualizado
  • 05/05/2023 00:00
Creado
  • 05/05/2023 00:00
Panamá tiene avances en acciones sobre el nexo salud y cambio climático, una de ellas es la Estrategia Nacional de Cambio Climático de Panamá, trazada en línea con el plan estratégico de gobierno que aborda el tema de salud, específicamente en relación con la seguridad alimentaria, la seguridad hídrica y el control de emisiones
La Cepal señala que el nexo salud-cambio climático ha tomado importancia.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) explica en su publicación “Salud y cambio climático: metodologías y políticas públicas”, que las acciones en torno al cambio climático deben ser diseñadas como una temática transversal, que precisa de la coordinación y cooperación interministerial clave para atenuar los efectos nocivos del cambio climático en la salud pública de una manera holística y con una ejecución eficaz de los recursos y fondos públicos, a través de lo que se conoce como el nexo salud-cambio climático.

La Cepal señala que el nexo salud-cambio climático ha tomado importancia porque es el hombre quien ejercita una influencia creciente sobre el clima y sobre las variaciones de la temperatura terrestre, en particular a través de actividades tales como la combustión de combustibles fósiles, deforestación y ganadería.

Esta influencia, considera la Cepal, en su publicación “Amenazas de cambio climático, métricas de mitigación y adaptación en ciudades de América Latina y el Caribe”, agrega una enorme cantidad de gases de efecto invernadero (GEI) a aquellos ya presentes en la atmósfera, incrementando de este modo el efecto invernadero natural, y determinando así el fenómeno del calentamiento climático global.

Este aumento de GEI impacta en los ecosistemas de los que depende la salud de quienes habitan en ellos, puesto que las consecuencias del cambio climático en la salud van más allá de un sector en particular; se trata más bien de un fenómeno de interdependencia que requiere afrontar el problema con una visión multilateral.

Esta visión implica pensar de manera holística para, por ejemplo, entender que mejorar la calidad del aire debe efectuarse a través de acciones y políticas públicas que incluyan mecanismos en la mejora del transporte público con una matriz energética que incluya mayores cuotas para las energías renovables.

Es decir, la priorización por sector debe dejarse a un lado al momento de pensar cómo mitigar el cambio climático, repensando que todos los sectores están interconectados y juntos deben equilibrarse para afrontar las consecuencias del cambio en el clima.

Cambio climático y salud humana

Según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) es muy probable que el cambio climático ocasione alrededor de 250.000 muertes adicionales por año entre 2030 y 2050, considerando solo algunos de los riesgos para la salud asociados y asumiendo un crecimiento económico y un progreso sanitario continuo.

Es decir, aunque el cambio climático está catalogado como uno de los riesgos ambientales más importantes debido a sus impactos en el ecosistema, aún es imperante entender los impactos múltiples, directos e indirectos, que sus efectos tienen sobre la salud.

Entre los efectos directos del cambio climático destaca la exposición a corto plazo, por días o semanas, a temperaturas extremas, muy altas o muy bajas, así como lesiones y pérdidas humanas por tormentas e inundaciones.

Por otro lado, los efectos indirectos del cambio climático ocurren a través de vías intermedias, como cambios en los ecosistemas que afectan la dinámica de transmisión de los mosquitos vectores, la disponibilidad de alimentos que se ve afectada por los patrones de precipitaciones, o la calidad del agua o del aire que favorece la distribución de patógenos o formación de contaminantes por los cambios en la precipitación y temperatura.

Cuando se combinan ambos efectos, emergen enfermedades propiciadas por ambos, como cuando se dan las alteraciones en los patrones de precipitación sobre la disponibilidad y la calidad de agua superficial, que inciden en las enfermedades de origen hídrico. Esta ocurre de forma marcada en las áreas rurales o comarcales donde las fuentes de abastecimiento son de ríos, quebradas o manantiales.

Es decir, estas enfermedades diarreicas agudas (EDA) presentan un patrón estacional con mayor incidencia en los meses cálidos debido a que el incremento de las temperaturas favorece la propagación de patógenos, y el incremento de las precipitaciones contribuye a los brotes de estas enfermedades.

Otra de las enfermedades de origen hídrico es la intoxicación por cianobacterias que tienen la capacidad de producir toxinas y que pueden verse afectadas por el cambio climático debido al incremento de la temperatura del agua o a los cambios en los patrones de precipitación.

En cuanto a algunas enfermedades transmitidas de los animales vertebrados a los humanos, conocidas como zoonosis, presentan patrones estacionales, como la enfermedad de Lyme que suele comenzar durante el verano. Esta enfermedad se produce por la picadura de garrapatas infectadas, tanto adultas como ninfas, del género Ixodes. La mayoría de las infecciones humanas son el resultado de mordeduras de ninfas. Muchas especies de mamíferos pueden infectarse y los ciervos actúan como reservorios importantes. Esta enfermedad suele comenzar en verano.

Lo anterior ha sido tomado de la publicación “Salud y cambio climático: metodologías y políticas públicas”, que plantea que las enfermedades transmitidas por vector (ETV), asociadas a los cambios en los patrones de la temperatura, la precipitación, la humedad y otros factores climáticos, afectan la reproducción, el desarrollo, el comportamiento y la dinámica de la población de los artrópodos vectores de estas enfermedades, influyendo en su origen, intensificación y redistribución; es por ello que los casos de enfermedades como el dengue, el paludismo, la enfermedad de Chagas, la leishmaniasis y, recientemente, la chikunguña y la fiebre del Zika se están elevando en algunos países.

La Cepal indica que los efectos indirectos y directos se manifestarán más dependiendo del tipo de población vulnerable, es decir, dependerá si los grupos poblacionales vulnerables al cambio climático están asociados a una situación de pobreza, si dentro de ella de acuerdo al género ocurren inequidades en cuanto a alimentación, si pertenecen a la población infantil, si son personas adultas mayores, migrantes, o si residen en áreas urbanas, rurales, o si provienen de pueblos indígenas o afrodescendientes en zonas costeras.

Salud y cambio climático: acciones en Panamá

Panamá tiene avances en acciones sobre el nexo salud y cambio climático, una de ellas es la Estrategia Nacional de Cambio Climático de Panamá (Enccp), trazada en línea con el plan estratégico de gobierno 2015-2019, que aborda el tema de salud, específicamente en relación con la seguridad alimentaria, la seguridad hídrica y el control de emisiones.

No obstante, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) considera que se debe añadir a la Enccp estrategias de adaptación para lograr indicadores que a 2030 y 2050 permitan valorar cómo han avanzado los retos específicos para el sector salud con base en los impactos del cambio climático; como por ejemplo, qué acciones serán implementadas para mitigar los impactos en la calidad del aire, el agua potable, la seguridad alimentaria y la vivienda segura; cómo se manejará la salud de las poblaciones migrantes, tanto las de tránsito por el istmo, como las que deberán ser reubicadas como consecuencia del cambio climático; qué acciones se ejecutarán para mitigar el aumento de enfermedades con alta incidencia, como por ejemplo, EDA, desnutrición, paludismo y dengue; cómo se impulsarán políticas a nivel nacional y local para la adaptación y mitigación; cómo se fortalecerán las fases de planificación, preparación y atención a emergencias debidas al cambio climático; y una muy crucial, qué acciones serán ejecutadas para brindar atención especial a los grupos vulnerables, incluyendo políticas públicas que incorporen la interculturalidad, la igualdad de género y la sostenibilidad ambiental y la recuperación de los ecosistemas.

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