El conocimiento de las funciones de la memoria

Actualizado
  • 17/05/2019 02:03
Creado
  • 17/05/2019 02:03
La memoria no puede borrarse. Nuestra mente no es como las computadoras o las aplicaciones que se pueden eliminar. El acceso a los recuerdos depende del grado de emocionalidad presente en un momento dado

R ecientemente, la Escuela de Padres de San Vicente de Paul de la provincia de Colón me invitó a abordar el tema de gestión de las emociones del doctor Augusto Cury. Aquel día fue grato dirigirme a más de 200 padres interesados en aprender sobre herramientas educativas que podrían ayudarlos a mejorar la calidad de sus relaciones con sus hijos.

Puse en evidencia, asimismo, la gran pasión de aquellos padres, que aspiraban a ser verdaderamente inolvidables para sus hijos. Antes de compartir con ellos los siete hábitos que deben mantener los ‘padres brillantes', era necesario dialogar acerca de quiénes somos por dentro, pues muchas veces creemos ser expertos del mundo exterior. Incluso decimos: ‘Yo conozco a mi hijo como la palma de mi mano', ¿pero realmente nos conocemos a nosotros mismos? ¿Conocemos nuestra memoria?

La memoria, según Cury, es la ‘caja de la personalidad', es donde habitan ese conjunto de características que nos acompañan a lo largo de la vida y es el terreno donde se cultiva la educación, donde se encuentra todo lo que somos: nuestros pensamientos, emociones, incluso nuestras conductas, de ahí la importancia del conocimiento de la mente humana.

La doctora Denise Cavalini, directora pedagógica del Programa Escuela de la Inteligencia de Augusto Cury, en una conferencia para docentes del Ministerio de Educación comentaba que la educación clásica nos enseña a conocer detalles de átomos que nunca veremos y de planetas que nunca pisaremos, pero no nos enseña a conocer el mundo donde todos los días respiramos y vivimos: el planeta psíquico.

En aquel encuentro en Colón recuerdo que formulé la siguiente pregunta: ‘Señores, ¿les ha pasado que en ocasiones tenemos conductas que no podemos explicar?'. La mitad de la audiencia asintió con su cabeza y la otra mitad, con su silencio proactivo, por lo que pasé a compartirles lo siguiente:

1. El registro en la memoria es involuntario. Las distintas experiencias que se registran diariamente en nuestra vida suceden de manera automática; nosotros, como seres humanos, no estamos en la capacidad de determinar qué registramos o qué no; es decir, no depende de nuestra voluntad, por eso los pensamientos positivos o negativos, las ideas, las decepciones, los momentos de ansiedad que formarán parte de nuestra vida. Pero sí depende de nosotros qué hacer con estas experiencias, por eso es tan importante cuidar lo que pensamos, lo que sentimos, por nuestra calidad de vida.

Ese día les comenté a los padres que en su memoria existían muchos registros del pasado, de experiencias de su niñez o juventud. Por más que algunas no sean positivas, ellos no pueden ser lo que otros dijeron de ellos, pues cada uno determina ser el autor de su propia historia. Asimismo, les subrayé que debían cuidar aquello que les dicen a sus hijos, pues quedará grabado en su memoria.

2. La emocionalidad registra la calidad del registro. En muchas ocasiones, cuando se nos pide hablar de una situación o de una persona, tendemos a no decir los hechos en su totalidad, sino aquellos que más nos marcaron de esa persona, pues los recordamos por el grado de emoción que nos dejó esa experiencia.

Una madre que me compartió su experiencia me dijo que les fue bien en el viaje que realizó en sus vacaciones. Definitivamente que la emoción producida fue de alegría. Por mi parte, yo conté que me hurtaron todos los documentos personales durante un viaje de trabajo al exterior. Ellos coligieron que se trató de una experiencia de miedo. Es necesario proteger nuestra emocionalidad, más que nada por nuestra salud síquica, ya que cuando estamos expuestos a mucha ansiedad, estrés, sufrimiento o miedo puede producirse un bloqueo de nuestra memoria.

3. La memoria no puede borrarse. Nuestra mente no es como las computadoras o las aplicaciones ( apps ) que podemos decidir eliminarlas. Dice el doctor Cury que es posible resolver determinados conflictos reeditando los archivos de la memoria; es decir, registrando experiencias positivas encima de las experiencias negativas, para así no ser víctimas de nuestras ansiedades. Tomando el ejemplo anterior de mi viaje de trabajo, tenía que tener la capacidad de superar esa experiencia, pues requería volver a viajar por trabajo o por placer.

4. El grado de apertura de las ventanas de la memoria depende de la emocionalidad. El mejor ejemplo de esto es lo que comúnmente sucede en los salones de clases: los estudiantes pueden encontrarse preparados para las pruebas, pero al hacerlas olvidan el contenido, pues la ansiedad y el miedo obstaculizó la capacidad de pensar por no gestionar las emociones.

5. No existen recuerdos puros. De las experiencias vividas no vamos a recuperar todos los pensamientos y las emociones que ocurrieron. Si vivimos del pasado no permitimos la apertura de la inteligencia, nos podemos enfermar y ser presos de nuestra mente por no superar pérdidas y frustraciones.

Ciertamente, del conocimiento de nosotros mismos depende nuestra calidad de vida, escucharemos menos de síndrome de pánico, ansiedad, depresión, suicido; en la medida que gestionemos nuestros pensamientos, tendremos un mejor manejo de nuestras emociones y tendremos control sobre nuestros comportamientos.

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