Sexo y obesidad: ¿cómo afecta en la intimidad?

Actualizado
  • 14/05/2020 00:00
Creado
  • 14/05/2020 00:00
Un especialista en sexualidad explica las secuelas de la obesidad en las emociones y la autoestima. Asegura que en los hombres puede ocasionar disfunción eréctil, y en las mujeres afectar el sistema reproductivo

¿El sobrepeso puede perjudicar o no el desempeño sexual? Esta es una de las preguntas más frecuentes de internautas en los buscadores y en las redes sociales.

Pedro Rondón Navas, psicólogo con especialidad en sexología, considera que “en una relación de pareja estable, el sobrepeso tiene más probabilidades de influir negativamente en la vida sexual. El deseo puede disminuir al considerar al otro menos atractivo y esto estará asociado a una frecuencia menor en las relaciones sexuales”, afirma.

Aunque el psicólogo aclara que no hay relación directa estadística entre disfunciones sexuales y obesidad, afirma que algunas personas castigan a sus parejas cuando comienzan a excederse con el peso, privándoles de tener relaciones sexuales bajo cualquier pretexto.

“También sucede que aquel que sube de peso se siente mal consigo mismo y con su cuerpo, por lo que trata de evitar las relaciones sexuales o prefiere hacerlo con la luz apagada para no ser visto. Muchas veces se siente preocupado en torno a que su pareja note la gordura y no está cómodo como para disfrutar plenamente de un encuentro intimo”, dice.

“Cuando no se está de acuerdo con la obesidad de la pareja, probablemente se manifieste una actitud crítica, rechazo en el plano sexual, es decir, evasión de los encuentros sexuales, molestia, infidelidad, falta de intimidad, siendo posible llegar a la ruptura”, recalca.

Consecuencias físicas

Para el magíster en sexología, el sobrepeso y la obesidad ocasionan repercusiones diversas en el organismo, desde cansancio físico hasta dificultad para ejecutar determinadas posiciones sexuales.

La autoestima sexual está directamente relacionada al desempeño.

“Las variantes en el ejercicio de la función sexual serán más limitadas. Puede generar, algunas disfunciones relacionadas con el deseo sexual, la frecuencia, dificultades para alcanzar el orgasmo, problemas de erección y lubricación (como consecuencia de problemas circulatorios, alteraciones en el colesterol, glicemia, triglicéridos e hipertensión). También el consumo de determinados medicamentos puede causar estas alteraciones sexuales”, manifiesta.

Por otra parte, para incrementar la libido, el especialista recomienda posiciones como 'el misionero' (hombre arriba, mujer abajo), 'lateral de espaldas', comúnmente llamada 'cucharita' y 'lateral cara a cara'.

Erección

El psicólogo puntualiza que cada organismo reacciona diferente ante la obesidad, por lo que no todos los hombres llegan a padecer disfunción eréctil.

“La erección es un proceso vascular producido como respuesta a un estímulo sexual, cuando las arterias de los cuerpos cavernosos que conforman el pene se llenan de sangre. En la disfunción eréctil hay incapacidad de lograr y/o mantener la erección, y la obesidad es una de las causas de esta alteración, cuando la sangre que llega al pene es insuficiente para que la erección se produzca o tenga la firmeza necesaria para el desempeño sexual”, apunta.

Otro de los aspectos que señala Rondón es que se pueden afectar los niveles hormonales de testosterona, que sería una de las posibles causas de la disfunción eréctil.

“En el hombre, la obesidad tiende a afectar los niveles de testosterona disminuyendo también las concentraciones de TSH, lo cual está relacionado con las erecciones y el deseo sexual. En la mujer obesa, puede haber exceso de estrógenos y disminución de progesterona que también están asociados a un bajo deseo sexual”, aclara.

En el sexo femenino, también puede verse afectado el aparato reproductivo. “El sistema endocrino puede afectarse causando desequilibrios hormonales. Hay más probabilidad de desarrollar diabetes gestacional, hipertensión arterial y preeclampsia durante el embarazo. También puede haber complicaciones en la etapa perinatal de los hijos, que también pueden ser obesos”.

Las emociones

La obesidad y el sobrepeso pueden perjudicar el estado de ánimo, ocasionando un impacto en la percepción de la imagen corporal, además de baja autoestima personal y sexual, aislamiento, dificultad para el cortejo y búsqueda de pareja, evasión de las relaciones sexuales, limitaciones en el desempeño sexual y bloqueos en el nivel de satisfacción. Según el sexólogo, a estos padecimientos se suman la ansiedad y los pensamientos anticipatorios negativos.

“La autoestima sexual está directamente relacionada al desempeño. Una persona que no se acepta, que se siente juzgada, evaluada, insegura, es poco probable que disfrute de una actividad sexual placentera. Estará pendiente de su desempeño, tratando de agradar; pensando en lugar de sentir. Creerá que es observada, tratará de ocultar sus carencias y lo que considera sus defectos y se abstraerá de lo que está haciendo sexualmente, en vez de disfrutar”, expresa.

El experto señala que todos los casos son distintos y que la situación depende de cómo acepte la persona su obesidad. En casos satisfactorios, puede no importarle y disfrutar de su vida sexual normalmente.

Mitos y paradigmas sociales

De acuerdo con Rondón, socioculturalmente se rechaza más la obesidad en mujeres que en hombres. “La persona obesa es juzgada como menos atractiva y carente de voluntad, los cánones de belleza actuales asocian a la persona delgada como más atractiva. Es poco probable que los jóvenes se den el permiso de aceptar lo que se aparte de las normas, el sobrepeso y la obesidad se vuelve un obstáculo para tener pareja”.

Sostiene que en la actualidad existen muchos mitos acerca de la obesidad. “La gente cree que las personas obesas no son felices, que no disfrutan de la vida y menos de la sexualidad, que no son atractivas y evaden la intimidad. Esto no es así”.

“Cada uno vive la vida a su manera y no debemos juzgar a los demás por lo que nosotros creemos o pensamos. Cambiar los hábitos de vida es una decisión personal” y el sobrepeso no debería impedir el disfrute sexual. “Hablar con la pareja sobre temas sexuales y sobre los miedos particulares es una buena manera de empezar a mejorar la relación”.

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