Fatiga sexual: causas y soluciones para manejar el desgaste en las relaciones

Actualizado
  • 11/06/2020 00:00
Creado
  • 11/06/2020 00:00
En esta entrega, un experto en sexualidad aborda cómo los aspectos físicos y emocionales influyen en la frecuencia sexual. Además, explica cuándo se debe acudir a un especialista y enfatiza la importancia de mantener una buena comunicación con la pareja

Besos, detalles, caricias son actos que encienden la llama en la intimidad, pero qué ocurre cuando al transcurrir los años esto desaparece y el distanciamiento se hace presente. ¿Habrá o no complicaciones?, ¿qué tan malo puede llegar a ser?, ¿tendrá solución?, ¿hay posibilidad de que esto conlleve a una ruptura irrevocable? Estas son algunas de las interrogantes que surgen cuando la libido disminuye y se desestabiliza la conexión emocional entre las parejas.

El deseo sexual tiene bases biológicas, psicológicas y socioculturales.

En una publicación de La Vanguardia, el medio cita un estudio publicado en The Journal of Sex & Marital Therapy, según el cual un 54% de los hombres y un 42% de las mujeres reconocen que no están satisfechos con la frecuencia sexual de sus relaciones de pareja a largo plazo.

El psicólogo especialista en sexualidad Pedro Rondón afirma que este escenario puede ser resultado de la monotonía, la rutina que conduce hacia el aislamiento, y posteriormente, a la ausencia del coito.

“Las causas pueden ser variadas: descuido en la relación, repelentes sexuales, discordias constantes, enfermedades, consumo de determinados medicamentos e infidelidad”, anota.

El sexólogo señala que hablar sobre erotismo, ayuda a conocer mejor a la pareja.

El sexólogo sustenta que para lidiar con esta etapa a la cual se ven sometidas muchas parejas, lo primero que se debe identificar es si se está en medio de una rutina monótona, y entender que solo con acciones concretas será posible hallar los correctivos.

“Hay que analizar por qué está sucediendo, saber desde cuándo y si hay que buscar ayuda. La creatividad es otra herramienta fundamental que se puede aplicar para salir de la rutina”, determina.

Sobre la frecuencia sexual

El especialista manifiesta que los factores que influyen en la baja asiduidad sexual pueden ser orgánicos, como enfermedades, diabetes, hipertensión, depresión. También emocionales, por ejemplo, peleas no resueltas, estrés, ansiedad. Además de causas psicológicas, que incluyen baja autoestima sexual, inseguridad, pensamientos erróneos sobre el sexo y expectativas no realistas.

“La constancia sexual puede variar, no hay una regla que te diga que debes tener relaciones sexuales dos o cinco veces a la semana como dicen las encuestas. La frecuencia puede ser diaria durante una semana, a la semana siguiente ninguna, después tres, etc. Depende de cada pareja y de las situaciones de estrés, el día a día, el cansancio, entre otros factores”, explica el sexólogo, quien advierte que hay que estar alertar en caso de que el deseo se produzca cada 15 días o más, ya que se puede estar ante un deseo sexual hipoactivo o inhibido. “Lo mejor cuando esto sucede es resolverlo con terapia”.

“No hay que permitir que se instale el bajo deseo sexual, hay que actuar antes de que sea demasiado tarde. Por eso aconsejo que las parejas conversen cuando comience la disminución de la intimidad. No hay que guiarse por lo que les dicen, sino por lo que es satisfactorio para los dos miembros. Si para ambos está bien tener coito una vez por semana, perfecto, no tienen que establecer ningún récord, solo disfrutar sin presiones y nunca hacerlo por cumplir”, insiste.

En cuanto al deseo sexual, Rondón explica que es innato, es un instinto que se mantiene durante toda la vida.

“El deseo es una motivación que nos incita a la búsqueda del placer sexual, este puede ser proporcionado por uno mismo, a través de la masturbación, o con otra persona. También es la receptividad cuando alguien nos busca. Emocionalmente se relaciona con el placer, las fantasías, las evocaciones de alguna situación gratamente estimulante desde el punto de vista sexual. Pensamientos que pueden incitar a la actividad íntima, pero también a la desactivación e inhibición de dichas conductas, sobre todo cuando hay alteraciones en la pasión”, expone.

El especialista apunta que para conocer más acerca de este tema, el individuo se puede instruir con La evolución del deseo, un libro escrito por el psicólogo estadounidense David Buss, en el que analiza la forma en que se relacionan las personas y cómo va evolucionando el deseo, a través de las estrategias empleadas por hombres y mujeres.

“El deseo tiene bases biológicas, psicológicas y socioculturales. En la actualidad, no hay investigaciones concluyentes, sino aisladas, acerca de un gen del deseo sexual”, aporta.

¿Qué hacer?

La distancia entre los miembros de la pareja muchas veces puede estar o no ligada al sexo. En ocasiones, la falta de una buena comunicación acarrea el alejamiento.

En este contexto, Rondón afirma que el secreto para manifestar cualquier punto de vista con el cónyuge es expresar asertivamente los sentimientos y lo que ocasiona en la persona esa inconformidad. “Hay que hablarlo fuera de la habitación, sin tono de reclamo ni juicios. Es una simple conversación para mejorar entre ambos”.

Si el problema es en torno a la intimidad, el sexólogo aconseja conversar sobre erotismo, ya que puede ayudar a conocer mejor al compañero, y aunque a algunos se les hace difícil dialogar sobre este tema ,asegura que la clave está en perder la vergüenza.

“Si el individuo sabe qué comida le gusta a su pareja, qué tragos prefiere, qué tipo de película le agrada, es porque lo ha hablado con él o ella. Sin embargo, acerca de las preferencias sexuales, muchos omiten hablar de esto. Si la persona no se comunica, tendrá que adivinar, y es muy poco probable que acierte. Lo mejor es expresar los gustos y también los miedos, perder el temor a explorar y no pensar que tener relaciones es una tarea que hay que cumplir y sacar buenas notas”, reconoce.

¿Cómo avivar la chispa?

El experto en sexualidad sugiere que para evitar que se extinga la pasión, es necesario actuar inmediatamente ante las primeras señales.

“Se debe hablar sobre lo que está ocurriendo realmente, informarse sobre sexualidad (libros, videos educativos con base científica), expresar sentimientos, deseos, gustos, ser detallista, también se debe dedicar tiempo a los actos previos, variar los encuentros sexuales porque no todo es penetración, hay que aprender a dar y recibir: caricias y elogios”, propone.

Rondón agrega que es importante que cada individuo conozca sus zonas erógenas y compartirlo con la pareja. “Antes de iniciar con el coito se debe preparar el ambiente con iluminación, aromas, música suave, dormir desnudos también ayuda. Además, se debe abrir paso a la seducción, juegos, fantasías, pero teniendo expectativas realistas sobre el acto sexual”.

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