El Festival de Debutantes se realizó el 5 de julio en el Club Unión de Panamá. Es organizado por las Damas Guadalupanas y se realiza cada año para recaudar...
La breve independencia de 1831: cuando Panamá se separó de Colombia por segunda vez


- 13/07/2025 00:00
La historia de Panamá está marcada por múltiples episodios de afirmación autonómica frente a proyectos políticos más amplios. Uno de esos momentos, a menudo olvidado en la narrativa oficial, fue la segunda separación de Panamá de Colombia, ocurrida el 9 de julio de 1831. Aunque efímera, esta decisión fue significativa y refleja la compleja relación entre el Istmo y los poderes centrales de la época, así como el temprano germen del sentimiento nacional panameño.
Para entender esta separación, es necesario retroceder a 1821, cuando Panamá se independizó del dominio español. A diferencia de otros territorios latinoamericanos que optaron por conformar naciones independientes, el Istmo decidió unirse voluntariamente a la Gran Colombia, el ambicioso proyecto republicano liderado por Simón Bolívar, que abarcaba los actuales territorios de Colombia, Venezuela, Ecuador y Panamá.
No obstante, desde sus primeros años, la Gran Colombia fue un Estado centralizado, con Bogotá como sede del poder político, lo cual generó tensiones con Panamá, que históricamente había disfrutado de cierta autonomía como parte del virreinato del Perú y luego del virreinato de Nueva Granada. Las distancias geográficas, la lentitud de las comunicaciones y las diferencias económicas y sociales fueron caldo de cultivo para el descontento.
Hacia 1830, la situación política regional era crítica. Venezuela y Ecuador habían proclamado su separación de la Gran Colombia. Simón Bolívar, debilitado política y físicamente, renunció a la presidencia en abril de ese año, y el proyecto bolivariano se desintegró ante la falta de consenso y estabilidad. Esta descomposición institucional generó un vacío de poder y una gran incertidumbre, especialmente en regiones periféricas como Panamá.
En este clima de inestabilidad, el 9 de julio de 1831, Panamá declaró su separación de Colombia por segunda vez, la primera había ocurrido brevemente en 1826. Esta decisión fue impulsada por líderes locales, entre ellos comerciantes, militares y notables civiles, quienes consideraban que el desgobierno en Bogotá era un riesgo para el orden, la economía y la seguridad del Istmo.
Se instauró un Gobierno Provisional bajo la denominación de “Estado del Istmo”, que funcionó como una entidad autónoma pero no completamente separada de los principios bolivarianos. La declaración de separación no buscaba una independencia definitiva, sino más bien un paréntesis de autogobierno mientras se restablecía la estabilidad en el resto del antiguo territorio colombiano.
Este movimiento estaba motivado tanto por la necesidad de preservar el orden interno como por la convicción de que el Istmo tenía derecho a administrarse por sí mismo, dada su realidad geográfica, económica y política. A través de una junta gubernativa, las autoridades panameñas buscaron mantener el control local, evitar conflictos y garantizar el comercio, especialmente el tránsito por la ruta interoceánica que ya entonces era estratégica.
El experimento autonomista, sin embargo, duró menos de seis meses. En diciembre de 1831, Panamá se reincorporó voluntariamente a la República de la Nueva Granada, nombre que adoptó el antiguo Estado colombiano tras la disolución de la Gran Colombia.
Varias razones explican esta decisión: El aislamiento político y militar del Istmo, que no contaba con recursos suficientes para sostener una administración autónoma a largo plazo; las presiones externas, tanto de sectores interesados en mantener la integridad territorial como de actores regionales que temían un precedente separatista y la necesidad de evitar conflictos internos y mantener la estabilidad económica, especialmente en un momento de incertidumbre y debilidad fiscal.
A diferencia de lo que ocurriría décadas más tarde, en este caso la separación no tuvo un carácter abiertamente independentista, sino pragmático. Se trataba de una estrategia transitoria de autoprotección más que de una ruptura radical.
Aunque breve, la segunda separación de Panamá en 1831 es un episodio clave para comprender la evolución política del país. Este hecho refleja la persistencia de un espíritu autonomista que se manifestó en varios momentos del siglo XIX, como la proclamación del Estado del Istmo en 1840, e incluso en la separación definitiva de Colombia en 1903.
También ilustra cómo los vaivenes de la política central en Bogotá impactaban directamente la estabilidad en Panamá, obligando a sus dirigentes locales a tomar decisiones para proteger sus intereses. En este sentido, el episodio de 1831 puede leerse como un intento temprano de los panameños por ejercer su soberanía de facto ante el colapso de un orden político mayor.
Además, este hecho forma parte del proceso de maduración del sentimiento nacional panameño, que durante el siglo XIX se fue desarrollando lentamente, entre momentos de afirmación y períodos de reintegración. La idea de que Panamá era distinta —por su posición estratégica, su vocación comercial y su composición social— comenzó a consolidarse en estos años.