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- 30/08/2022 00:00

La pandemia ha planteado retos en materia de salud física y mental para la población del mundo. Además de las secuelas ya conocidas en los pacientes de covid-19, el estrés, la ansiedad y los trastornos del sueño se suman como algunos de los padecimientos más comunes.
Una publicación del portal de información sanitaria Infosalus destaca el trabajo de un grupo de investigadores del Centro de Cognición y Toma de Decisiones de Health, Safety & Environment y de la Academia Médica del Estado Central de Rusia, que realizaron un estudio sobre los trastornos del sueño, la fatiga y el estado de ánimo en pacientes recuperados de covid-19.
En el estudio participaron 119 personas hospitalizadas que contrajeron el virus, a las cuales se les hicieron preguntas sobre depresión, ansiedad, fatiga y trastornos del sueño. El informe revela altos niveles de trastornos del estado de ánimo y del sueño.
El 28% de los encuestados informó un deterioro del estado de ánimo, el 27% experimentó una alteración de la calidad de su sueño y el 73% restante sufrió fatiga.

Por otra parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce hasta 88 tipos distintos de trastornos del sueño, pero el insomnio es el más frecuente entre las personas. Entre el 8% y el 10% de la población adulta experimenta el insomnio crónico, y alrededor de 40% de la población se refiere a un insomnio transitorio.
En el Reino Unido, un estudio de agosto de 2020 de la Universidad de Southampton mostró que la cantidad de personas que experimentan insomnio aumentó de una de cada seis a una de cada cuatro, con más problemas de sueño entre las madres, los trabajadores esenciales y los grupos de minorías étnicas, así lo detalló una nota de la BBC.
Por su parte, según la investigación 'Síndrome poscovid: epidemiología, criterios, diagnósticos y mecanismos patogénicos implicados', de F.J. Carol-Artal, publicado en la revista de neurología, los síntomas más frecuentes del denominado síndrome poscovid son: fatiga, disnea, alteración de la atención, de la concentración, de la memoria y del sueño, ansiedad y depresión.
Entre las causas del insomnio destacan: estrés, ansiedad, trastornos metabólicos, cardiovasculares, genéticos, ginecológicos, respiratorios, gastrointestinales y depresión. En esta entrega presentamos algunos consejos para abordar los trastornos del sueño.

Al momento de dormir es necesario que predomine la oscuridad y no la luz. Es importante asegurarse de que las persianas o cortinas bloqueen todo tipo de luz. Aunque no lo parezca, también el color de las paredes ayuda mucho a tener un buen sueño. Los colores relajantes y usar un generador de ruido blanco o un ventilador para enmascarar el sonido ambiental son factores importantes para considerar. Y está de más mencionar tener un colchón, una almohada y ropa de cama cómoda para dormir.
Si realiza ejercicio diariamente, es bueno hacerlo de 5 a 6 horas antes de dormir. También evitar las bebidas alcohólicas, la nicotina y cafeína al momento de acostarse. Los efectos estimulantes de la nicotina y la cafeína tardan horas en desaparecer y pueden interferir con el sueño. Si desea tener un buen sueño, leer un libro o tomar un baño de agua tibia podría ayudar a conciliar el sueño.

Otro de los consejos en este punto sería anotar las preocupaciones en un libro para no llevarse esos problemas a la cama; esto ayuda para aclarar la mente.
Despertarse con la luz solar ayuda a que el reloj biológico interno del cuerpo se reinicie cada día. Sin embargo, hay artefactos que imitan la luz del sol y se evita la utilización de una alarma.
Como ya se había explicado anteriormente, el insomnio se debe muchas veces a la ansiedad. Por lo que si presenta problemas para dormir al momento de acostarse, es de gran utilidad realizar alguna actividad relajante hasta que se sienta cansado/a. Establecer un horario para darse el tiempo suficiente para dormir es de suma utilidad.
Es necesario tener como mínimo ocho horas de sueño; sumado a ello, acostarse y levantarse a la misma hora todos los días reforzará el ciclo de sueño-vigilia del cuerpo.
Evitar acostarse sin comer o hacerlo sintiéndose demasiado lleno. El malestar causado en ambas situaciones podría mantenerlo despierto.
Las largas siestas en el día podrían interferir con el sueño nocturno, por lo que mantener un balance entre ambas ayudaría a evitar el insomnio.
Si trabaja por las noches, tomarse una siesta en el día ayudará a compensar la falta de sueño.