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- 30/09/2011 02:00
PANAMÁ. El fútbol, deporte amo y señor de Uruguay, fue su primer gran amor. Por eso, desde muy pequeño Esteban Batista comenzó a jugarlo en su vecindario de Montevideo, a pesar de que su gran altura era propicia para el baloncesto o voleibol.
Como al principio era una actividad recreativa, Batista no tenía una posición fija dentro del equipo, aunque siempre le sedujo estar en el área rival y marcar goles. Con el paso del tiempo, ese comenzó a ser su hábitat natural en cada partido barrial.
A medida que crecía, el fútbol por diversión pasó a ser un sueño de jugar en la Primera División de su país. Así fue que a los 15 años fue a uno de los clubes grandes de Uruguay, el Club Nacional de Fútbol.
Un año después llegó el momento en que, sin saberlo, le cambiaría su vida por completo.
Luego de probar suerte como delantero, donde no le fue muy bien, pasó a ponerse los guantes de portero y defender el arco. Lastimosamente, tampoco le fue bien. El club le dijo que ‘ya estaban bien de jugadores’, poniendo fin a su sueño de ser futbolista. ‘Era muy malo’, confesó en una entrevista al diario Marca español.
DEL FÚTBOL AL BALONCESTO
El momento que cambió su vida llegó por casualidad caminando por la calle de la ciudad, cuando un fanático del equipo Welcome de Montevideo le dijo, por su alta estatura ‘por qué no probaba ser jugador de baloncesto’.
‘Me dijeron que era alto y podría valer para el baloncesto y así empezó todo. Me descubrió un aficionado del Welcome que me vio por la calle y me dijo: pibe, ¿por qué no te dedicás al baloncesto? Y así lo hice’, recordó el uruguayo.
Hoy con 28 años es el referente de la selección uruguaya, actualmente juega en la liga turca y, a los 22 años, se convirtió en el primer ‘charrúa’ en jugar en la NBA para los Atlanta Hawks.