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- 10/06/2016 02:01
Cassius Marcellus Clay entró en una cafetería de su natal Louisville en Kentucky, Estados Unidos.
Llevaba colgada en su cuello la medalla de oro que acababa de ganar en los Juegos Olímpicos de Roma, Italia; era el año 1960, época donde la discriminación por el color de piel se mostraba tremendamente acentuada.
UN ATLETA SIN IGUAL
Clay, y su hermano Ronnie, llegaron a una cafetería en Louisville, donde esperaba ser atendido; sin embargo, pese a los reiterados llamados a los meseros, no obtuvo respuesta.
Entonces, decidió mostrarse: ‘soy Cassuis Clay, el campeón olímpico de boxeo. Nací aquí, todos me conocen...', pero no obtuvo respuesta.
El joven pugilista abandonó el local, obviamente frustrado; es aquí donde algunos historiadores del deporte difieren acerca de los pasos que tomó Clay.
Para un número plural, Clay y su hermano caminaron hasta el río Ohio, donde el boxeador se quitó la medalla del cuello y la arrojó a las aguas consumido por la rabia y la impotencia.
Otros, sin embargo, sostienen que unos delincuentes, al ver la medalla, decidieron arrebatársela por la fuerza; así que Clay y su hermano corrieron hasta el puente sobre el río Ohio, donde el púgil sostuvo la medalla en su mano derecha, hasta soltarla, cayendo y desapareciendo entre las aguas.
Años después del incidente, Clay cambiaría su nombre a Muhammad Alí, abrazando el islamismo, tras no querer servir en el ejército estadounidense durante la guerra de Vietnam.
En una entrevista, mucho tiempo después del incidente de la medalla, el boxeador indicó que podría ser que la se le hubiera perdido; esto, luego que algunos historiadores y biógrafos coincidieran en que la historia de la persecución y la de la indignación, ambas concluyendo con la presea dorada en el fondo del río Ohio, no eran ciertas.
Alí recibiría una nueva presea en los Juegos Olímpicos de Atlanta, en 1996, reivindicando el logro de uno de los mejores atletas que ha visto el mundo.
Hoy, en el sepelio de ‘El Más Grande', nadie duda que Muhammad Alí fue la personalidad deportiva que mayor impacto ha causado en la historia de la humanidad.
Y a 56 años de lo que sucedió, su natal Louisville le acoge como un hijo pródigo, que recorrió el mundo y finalmente, descansa en paz en un mundo que él ayudo a evolucionar, a su manera.