Pickles, el héroe del Mundial ‘66

Actualizado
  • 28/06/2010 02:00
Creado
  • 28/06/2010 02:00
Está demás decir que organizar una Copa del Mundo no es trabajo fácil, pero que a falta de cuatro meses de iniciar el evento roben el an...

Está demás decir que organizar una Copa del Mundo no es trabajo fácil, pero que a falta de cuatro meses de iniciar el evento roben el ansiado trofeo es algo increíble.

Así sucedió en Inglaterra en vísperas del Mundial de 1966.

En marzo de aquél año, los organizadores ingleses decidieron exhibir la copa Jules Rimet en distintas ciudades del país.

La ciudad de Westminster, al oeste del distrito de Londres, recibió la copa el 20 de marzo, y sería presentada a la afición en el Salón Central, bajo la constante mirada de cinco guardias permanentes. Así y todo, la copa fue robada.

EL ROBO

Según el informe policial luego del incidente, el ladrón forzó una puerta trasera para ingresar al edificio, donde también habían unos raros sellos de colección valorados en tres $3.7 millones. Pero él prefirió la copa, estimada en $37.000.

En medio de la desesperación de los ingleses por no quedar como el hazmerreír del mundo, los policías recibieron una llamada anónima que explicaba que querían $18.500 a cambio del trofeo.

Cuando llegó el momento del intercambio, la policía se apresuró y arrestó a la persona con quien se iba a realizar el intercambio, pero éste era sólo un intermediario y no tenía idea de dónde se encontraba la copa.

SÚPER PICKLES EN ACCIÓN

Una semana después del robo, David Corbett sacó a pasear a su perro ‘Pickles’ en un parque al sur de la ciudad.

Durante la caminata, algo debajo de un árbol llamó la atención del perro. Tras raspar en la tierra, el dueño sacó un objeto envuelto en papel periódico y atado con una cuerda.

Para su sorpresa, era el robado trofeo.

Inmediatamente el señor llevó la copa a la estación de policía más cercana, donde, paradójicamente, terminó encarcelado porque su historia era demasiado fantástica para ser cierta.

Una vez comprobada su inocencia, él y su perro se convirtieron en héroes nacionales.

El can recibió comida gratis por una año, patrocinado por una empresa local, y los jugadores y el cuerpo técnico de Inglaterra, que se coronó campeón, solicitó a la reina que los héroes fueran invitados al banquete de celebración en el Palacio de Buckingham.

Lamentablemente para Inglaterra y Corbett, el perro falleció antes de poder vivir la última invitación, que era acompañar a la selección inglesa al Mundial de México ‘70 como amuleto de buena suerte.

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