¿Es en serio Bayern Munich?

Actualizado
  • 03/10/2019 07:00
Creado
  • 03/10/2019 07:00
Una vez terminado este insólito partido, con victoria del Bayern Munich 7-2 como visitante, los entrenadores de ambos clubes estaban totalmente de acuerdo.

La paliza que el campeón alemán le propinó al Tottenham Hotspur, se vio como un resultado atípico, incongruente, casi imposible. Entonces, ¿es el Bayern candidato al título? ¿El subcampeonato de la Champions obtenido por el Tottenham la pasada temporada, fue acaso un espejismo?

Curiosamente, una vez terminado este insólito partido, con victoria del Bayern Munich 7-2 como visitante, los entrenadores de ambos clubes (Kovac del Bayern, Pochettino del Tottenham) estaban totalmente de acuerdo. Ambos defendieron un argumento que no alcanza a explicar un resultado tan desastroso (para el Tottenham) como espectacular (para el Bayern). Los conceptos de ambos podrían resumirse en una frase: “Todos los disparos del Bayern terminaban en gol”. Kovac lo decía de un modo en el que la compasión por sus rivales no estaba ausente, mientras Pohettino utilizaba el mismo argumento a modo de excusar la debacle de los suyos. Es cierto, el porcentaje de eficacia del Bayern rozó el asombro, pero no alcanza a explicar semejante desenlace.

Hubo cierta lasitud por parte de la defensa del Tottenham. Y hubo un gran atrevimiento y confianza por parte de los atacantes del Bayern. Cada vez que se aproximaban al área podías distinguir las aterrorizadas miradas de los defensores. Viendo los cuatro goles que anotó Serge Gnabry, parece mentira pensar que no hace mucho jugaba a préstamo para el West Bromwich Albion. Hoy, lejos de la Premier League, Gnabry, originalmente formado en el Arsenal, ha pasado de ser una promesa cargada de talento, a convertirse en una realidad estelar y atemorizante.

Sus cuatro goles contra el Tottenham y sus constantes incursiones veloces y precisas, lo convirtieron en una amenaza permanente. ¿Y dónde estaba la defensa del Tottenham? Despoblada, abandonada, débil, parecía vencida de antemano, entregada a los punzantes ataques del rival. Ya en la temporada pasada, y pese a ser finalista de la Champions, el Tottenham parecía un equipo al que la suerte le sonreía en los momentos y circunstancias más críticas.

Esta vez, en un partido delirante, el Tottenham tuvo momentos interesantes, sobre todo de medio campo hacia arriba, con un Son que funcionaba como amenaza y promesa de su equipo. Pero la derrota fue irreversible. De hecho fue la peor sufrida por el Tottenham en la historia de este torneo.

Durante la primera media hora de partido, el equipo inglés demostró fluidez y energía a partes iguales. Fueron treinta minutos armónicos que expresaban un fútbol atractivo. Comenzaron ganando 1-0, aunque cerraron el primer tiempo perdiendo 2-1. Entonces, comenzada la segunda mitad, se inició el verdadero desastre.

Una de las claves del escandaloso segundo tiempo la ofreció Thiago Alcántara, conductor desde su entrada al campo, de los hilos del juego. Sus pases encontraron una y otra vez, al rápido e incisivo Gnabry que se desplazaba con la velocidad y el peligro de un incendio forestal en medio de la opaca defensa londinense.

Cuando terminó el partido, Pochettino se quedó un buen rato con sus jugadores dentro del vestuario. La idea era calmar a sus jugadores, ayudarlos a digerir una hiriente y traumática derrota. Cuando finalmente emergió del vestuario, los periodistas le preguntaron sobre lo que había comunicado a sus jugadores. Pochettino respondió escuetamente: “Nada. Ya hablaremos mañana.”

Con respecto al Bayern, toca preguntarse si semejante despliegue de velocidad, puntería y lucidez son atributos suficientes para convertir al equipo alemán en candidato a ganar el título. Aún es muy pronto para definir posibilidades concretas en un torneo tan difícil y exigente. Pero si el Bayern mantiene este desparpajo optimista y ofensivo, sin duda subirá sus acciones y mejorará sus posibilidades. Pero más allá de este partido, el campeón alemán tiene baches en el centro de su defensa y eso seguramente le pasará factura más adelante en el torneo, cuando le toque enfrentar a los ataques más punzantes y peligrosos de la Champions.

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