El fútbol, la patria, la muerte

Actualizado
  • 06/11/2019 00:00
Creado
  • 06/11/2019 00:00
Existe en la historia del fútbol una historia de resonancias trágicas que, por sus características, se aproxima a lo mítico. Ocurrió en 1942, durante la ocupación nazi de Ucrania y mucho se ha dicho, escrito y filmado sobre ella.

Existe en la historia del fútbol una historia de resonancias trágicas que, por sus características, se aproxima a lo mítico. Ocurrió en 1942, durante la ocupación nazi de Ucrania y mucho se ha dicho, escrito y filmado sobre ella. Aunque parte de lo que se ha expresado sobre ella se acerca más a cierta mitología que a los hechos. Abundan detalles ideológicos o truculentos que nunca llegaron a suceder, como el hecho de que los jugadores hubiesen sido fusilados en el mismo campo de juego. Pero las inexactitudes no restan ni una gota del heroísmo que demostraron los valientes jugadores ucranianos, quienes fueron ejecutados por los nazis por no dejarse ganar por ellos en varios partidos de fútbol. A continuación trataré de aclarar un poquito el panorama.

Pero antes quisiera disculparme por un error aparecido en la columna anterior del 31 de octubre. En ella, escribí sin h el apellido del jugador del Arsenal y la selección suiza, Granit Xhaka. Me disculpo por cada h que me comí, y la devuelvo de inmediato a su apellido.

El fútbol y los sentimientos patrióticos parecen ser dos fuegos que se alimentan mutuamente (a veces con resultados desastrosos). Pocas historias son capaces de ligar los conceptos de patria, dignidad y tragedia, como esta de 1942.

Entonces, Ucrania estaba ocupada por los nazis y su liga de fútbol, suspendida. Varios jugadores del Dynamo de Kiev, sobrevivientes de los ataques, eran prisioneros en campos de concentración. Algunos de ellos comenzaron a trabajar en una panadería y utilizaron esa plataforma para formar un equipo de fútbol. Los futbolistas panaderos realizaban regularmente sus entrenamientos en un lote baldío, hasta que los alemanes les ofrecieron la posibilidad de usar el estadio del Zenith. Poco más adelante, el lado alemán comenzó a sugerir enfrentamientos amistosos (ignoro cuan amistoso puedes ser, jugando contra miembros de un ejército de ocupación). Los ucranianos se tomaron el reto en serio. Primero bautizaron a su nuevo equipo con el nombre de Start. Estaban conformados por mayoría de miembros del Dynamo de Kiev, aunque también participaban algunos que habían jugado para otros equipos.

En su primer duelo contra un equipo alemán, el equipo ucraniano ganaba 4-1 al medio tiempo, por lo que un comandante alemán irrumpió en el vestuario para sugerir a los jugadores del Start que no participasen con semejante tino y entusiasmo o de lo contrario, podrían ser ejecutados. Por supuesto, ninguno hizo caso y el árbitro, para evitar una posible goleada escandalosa, finalizó el partido mucho antes de lo esperado. Pocos días después, los alemanes lanzaron un rival aún más bravo al terreno de juego, con un resultado mucho peor: 6-0 a favor de los miembros de la resistencia (aunque fuera deportiva). Se jugaron otros partidos contra distintos rivales propuestos por las fuerzas de ocupación y todos resultaron en victorias ucranianas. Entonces, y pensando en un correctivo mayúsculo, el siguiente rival alemán invitado fue el “Victorioso” Falkfel, equipo muy exitoso, conformado por miembros de las Fuerzas Aéreas alemanas. El árbitro del encuentro, que más adelante llegaría a ser conocido como El Partido de la Muerte, era un miembro del cuerpo de combate de élite de las SS. Los jugadores ucranianos conocían este detalle y además sabían perfectamente que estaban amenazados de muerte si no se dejaban ganar. Ya lo sabes: tampoco se dejaron, así como se negaron a realizar el saludo nazi antes de iniciarse el partido. El Start saltó a la cancha con ocho jugadores que habían sido del Dynamo de Kiev y desde el primer segundo el partido fue un compendio de juego sucio que incluyó brutales agresiones, como patadas en la cabeza, ignoradas por el árbitro. Pero el juego del Start era superior y llegó al descanso con dos goles de ventaja. El segundo tiempo padeció un clima eléctrico y muy tenso. Al final, los ucranianos, representantes de un país ocupado, vencieron 5-3 a sus fuerzas de ocupación. Ni una sola línea apareció en los diarios alemanes de la época.

Pero el horror llegaría más tarde

Pocos días después, la mayoría del equipo fue arrestada y luego ejecutada en Babi Yar, sitio habitual de ejecuciones en Kiev, donde se cree que los nazis asesinaron a unas 100,000 personas entre 1941 y 1943. Afuera del estadio de Kiev, existe una escultura que conmemora la dignidad, el honor y el heroísmo patriótico de este equipo. Además, esta historia inspiró diversos libros, documentales y películas de ficción, con algunas variaciones en los hechos. Quizás la más reconocida sea “Escape To Victory”, aunque también es la que más abunda en heroísmos innecesariamente almibarados.

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