El balón en tiempos de la peste

Actualizado
  • 19/03/2020 06:00
Creado
  • 19/03/2020 06:00
Resulta muy difícil sustraerse al omnipresente Covid-19 y a la incesante multiplicación de noticias, comunicados, recomendaciones y anécdotas que nos ilustran cómo vivimos o soportamos las restricciones, cuarentenas y encierros producidos por el virus
La UEFA acaba de anunciar la posposición de la Eurocopa 2020 para el 2021.

Mientras comenzaba a escribir esta columna, surgió una posible respuesta para algunas de las preguntas que formulé líneas arriba. La UEFA acaba de anunciar la posposición de la Eurocopa 2020 para 2021. Es un alivio. Sobre todo para aquellas ligas europeas que se estaban rompiendo la cabeza mientras observaban con angustia que no había calendario suficientemente amplio como para albergar tanto partido pospuesto.

Todavía falta que la FIFA apruebe este aplazamiento, pero todo parece indicar que no habrá mayor problema y que se podrán encontrar espacios disponibles para concluir los torneos locales europeos. Esto será un alivio extraordinario para clubes como el Liverpool, que apenas necesita 6 puntos para meterse en el bolsillo la Premier League, primera en larguísimos 30 años. En cuanto a las fechas de la final de la Champions League y la Europa League, todavía no se han asignado días específicos, pero este aplazamiento genera opciones para jugar. Por su parte, y aunque nada tiene que ver con la UEFA, la Copa América, que iba a jugarse este junio, también ha sido aplazada para el próximo año.

Esta decisión de la UEFA tiene como fin evitar la crisis deportiva y económica que hubiera supuesto la cancelación de las ligas y torneos. Por ejemplo, la Eurocopa más reciente, celebrada en Francia, en 2016, generó ingresos por valor de 2,000 millones de euros.

En estos momentos, lograr un calendario que funcione para todos se ha convertido en un elemento fundamental para que el sistema que sostiene al fútbol internacional, no se deshaga en pedazos. Sin embargo, la última palabra escapa a los organismos que gobiernan el fútbol en el mundo. La última palabra le pertenece a la pandemia.

La excepción argentina

Como bien sabemos y lo hemos comprobado en estos días de pandemia, el fútbol es un deporte, pero además es un negocio. Y la distancia entre los dos términos se ha hecho extraordinariamente obvia en Argentina. Mientras en muchos países, los torneos se posponen o interrumpen, en Argentina arrancó el último fin de semana la Copa de la Superliga, uno de esos torneos cuyo subtítulo bien podría ser “el show debe continuar”. Lo simpático es que River Plate, siguiendo las directrices de la Organización Mundial de la Salud, decidió no jugar su partido programado, aunque fuera a puertas cerradas. Así, River se rebeló contra lo dispuesto por los máximos organismos del fútbol argentino. Estos no demoraron en reaccionar, acusando al club “Millonario” de tomar “posiciones individualistas o unilaterales”. También los acusaron de alarmar innecesariamente a la comunidad y los amenazaron con castigos severos. ¿Qué persigue la liga argentina? Es evidente. Busca que se juegue el torneo caiga quien caiga. No importa si es sin público (Galeano escribía que “no hay nada más vacío que un estadio vacío”) siempre y cuando los partidos se retransmitan silenciosos por televisión. La idea central es no perder el negocio.

Lograr un calendario que funcione para todos es fundamental.

La posición de River suscitó muchas adhesiones, algunas de ellas realmente inusitadas, como la de Diego Armando Maradona, quien afirmó estar a muerte con los rivales de siempre, al menos por esta ocasión.

Hopp al rescate

¿Recuerdas a Dietmar Hopp? Es el multimillonario dueño del Hoffenheim alemán que vive en el centro de una polémica ardorosa y vigente en la Bundesliga (apareció en mis dos columnas más recientes). Desde hace ya buen rato, Las distintas hinchadas alemanas le vienen dirigiendo a Hopp diversos insultos coloridos y feroces (aunque la mayoría de las facciones insultantes se decantó por el clásico y casi sobrio “Hijo de puta”).

Pues bueno, ahora resulta que Hopp ha decidido convertirse en benefactor de la humanidad, desarrollando a través de una de sus empresas farmaceúticas, una vacuna contra el Covid-19. Según Hopp, la vacuna podría estar disponible para este otoño (europeo). Hopp es el mayor inversionista de la empresa CureVac, que supuestamente lucha denodadamente para encontrar la vacuna, que según el oportunista Hopp “estaría justo a tiempo en pocos meses, para cuando llegue la próxima ola de infecciones”. Ante severos cuestionamientos, Hopp afirmó que la vacuna no sería privatizada, sino de uso público, diciendo “esta vacuna debería alcanzar, proteger y ayudar a las personas de todo el mundo”.

Creerle o no, depende de cada uno. Quizá si su empresa, finalmente, produce la vacuna y la hace accesible a todo el mundo, y nos salva a todos de la maligna pandemia, y se convierte en una especie de héroe de Marvel podrido en plata y casi octogenario, entonces y solo entonces, las hinchadas alemanas considerarán la amable posibilidad de reducir ligeramente los insultos.

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