Las dudas de la Premier League

Actualizado
  • 13/05/2020 00:00
Creado
  • 13/05/2020 00:00
El retorno de la liga más poderosa del mundo recibió luz verde por parte de su Gobierno. Incluso, con fecha de inicio. Mientras este lunes se daba el anuncio oficial, los clubes de la Premier League se mantenían reunidos vía Skype. Una vez anunciada la fecha mágica del 1 de junio, los desacuerdos no hicieron más que comenzar.

Mientras en Alemania el fútbol está a punto de reiniciarse (este sábado arrancará con el clásico de la cuenca del Ruhr entre el Borussia Dortmund y el Schalke 04), en Inglaterra todavía hay muchos asuntos por resolver. Pese a que el Gobierno indicó el 1 de junio como fecha permitida para el reinicio del deporte profesional en Gran Bretaña, los clubes que componen la Premier League no consiguen ponerse de acuerdo en algunos aspectos esenciales para el anhelado retorno.

El Liverpool incluirá en sus vitrinas el trofeo que lo pondrá a solo uno del máximo ganador de la Liga Premier.

El Gobierno publicó un documento de 50 páginas con las guías para el paulatino levantamiento del confinamiento generalizado. La propuesta incluye jugar todos los partidos que restan para completar la temporada de la Premier League a puertas cerradas y sin público. Al menos, mientras la salud colectiva no tenga mejores garantías.

Una de las ideas propuestas por el Gobierno es jugar en campos neutrales, sin la presencia del público. Curiosamente este es el único punto que parece conciliar a todos los clubes (ninguno está a favor de la medida sugerida), aunque con más discrepancias que acuerdos eficaces. Si en las otras tres ligas mayores de Europa (España, Italia y Alemania) los clubes mantuvieron una actitud homogénea, en Inglaterra no logran ponerse de acuerdo en los ajustes salariales, en los protocolos para retornar al campo de juego, ni en algunos aspectos administrativos. La idea de jugar en canchas neutrales proviene directamente de la policía y tiene como fin el ahorro de recursos. La idea es disminuir el número de sedes de 20 a 8 campos de juego. Los estadios elegidos estarían situados en puntos estratégicos a lo largo del país, acortando distancias y permitiendo la concentración del equipo médico y policial necesario en los partidos. Los clubes que se oponen a esta neutralidad con mayor ímpetu, son justamente los 6 que cierran la tabla de posiciones; es decir los 6 clubes amenazados con descender a segunda división. De hecho, el sexteto se puso de acuerdo para decir que estarían más que felices de jugar en territorios neutrales, siempre que se suspendieran los descensos. Obviamente, esta idea no le gustó ni un poquito a los clubes de la segunda división (conocida como Championship) quienes de inmediato amenazaron con tomar medidas legales.

Las posiciones son bastante claras. Están quienes quieren reiniciar cuanto antes, caiga quien caiga (es un decir). En este lote están los 6 más ricos y exitosos: Liverpool, Manchester City, Manchester United, Arsenal, Tottenham y Chelsea. Poco les importa jugar en campos neutrales o en otros planetas, o debajo del mar. Lo importante es jugar, retornar, mantener vivo el espectáculo, mantener a salvo el negocio. En el otro extremo están los 6 de más abajo: Watford, Norwich, Aston Villa, Bournemouth, West Ham y Brighton. Aterrorizados ante los abismos del descenso, no quieren ceder ni la más mínima ventaja. El descenso equivale a una pérdida gigantesca en todos los sentidos. Por eso, y de modo un tanto inocente y angustiado, están intentando suprimirlo, como quien aprieta los párpados para no ver al temido monstruo que dormita suavemente debajo de tu cama. Claro, esto no lo dicen públicamente, sino que aluden a conceptos nobles, como la salud del pueblo y los beneficios colectivos para la comunidad. Aunque nadie les cree demasiado.

Y ya que menciono las causas nobles, debemos recordar que el Gobierno británico manifestó que el fútbol podía retornar, no solo por el aspecto financiero. Además, expresaron en el comunicado que el retorno era fundamental para “levantar la moral del pueblo inglés”. Danny Rose, jugador del Newcastle y de la selección inglesa, respondió de modo vulgar y contundente: “Me importa un caraj... la moral de la nación. Mientras la vida de la gente esté en peligro, no deberíamos jugar”.

La posición de Rose, con matices de expresión y conceptos, abarca a los 8 clubes restantes, a quienes podríamos llamar “los de en medio”. Estos clubes (Leicester, Newcastle, Wolverhampton, Everton, Burnley, Crystal Palace y Sheffield United) encarnan y representan una posición acaso también “intermedia”, al igual que su ubicación en la tabla de posiciones. No poseen el apetito codicioso de los grandes, ni las interminables angustias de los amenazados. Es decir, que quieren jugar cuanto antes, pero garantizando en primer lugar medidas de seguridad mejor probadas y preferiblemente no hacerlo en espacios neutrales.

El portero David de Gea, del Manchester United

De hecho, el tema de los campos neutrales es el único asunto claro en el que los clubes están de acuerdo. Por eso firmaron un comunicado solicitando al Gobierno la reconsideración de esta propuesta.

Lo que está clarísimo es que si la Premier League se decidiera a favorecer a los 6 de más abajo, anulando los descensos, se echaría encima de manera inmediata a todos los clubes de la segunda división, generando de paso un desastre organizativo en cadena, muy difícil de resolver.

Tampoco podemos perder de vista que Inglaterra es el país de Europa más golpeado por el Covid-19, en gran medida por la desidiosa lentitud de sus autoridades. Resulta natural que la ansiedad por lograr cuanto antes un atisbo de normalidad, choque con un horror demasiado próximo en el tiempo.

Está claro que la salud está en primer lugar. Y también se hace evidente que los clubes necesitan un diálogo inmediato y constante para solucionar impedimentos y saltar obstáculos. La UEFA marcó el 25 de mayo como fecha final para que cada liga en Europa defina si continúa o se suspende.

Mucho más allá de consideraciones sobre la economía o la moral de un pueblo, está la necesidad colectiva del retorno. Un retorno que no puede ser un mero reflejo de los errores anteriores. Nadie puede darse el lujo de desperdiciar la oportunidad de asomarse a los cambios más profundos. Volver no debería ser un mero ejercicio de nostalgia. Al menos no, mientras podamos convertirlo en un salto audaz y vigoroso hacia el futuro. No cualquier futuro. Uno mucho mejor.

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