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- 31/03/2021 00:05
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Ante Barbados el jueves y de Dominica, el domingo, la Selección tenía que sumar seis puntos y los consiguió, pero también tenía que proyectar, con un fútbol dinámico, sereno y eficaz ante los caribeños, que empezaba a consolidarse en su nuevo proceso, y no lo consiguió.
La ola de insatisfacción y críticas que se formó después del trabajoso triunfo 1-0 ante Barbados, no decreció con la también dificultosa victoria 2-1 sobre Dominica, y seguramente su eco va a acompañar el ambiente de la Selección hasta la próxima jornada, cuando enfrente el 6 de junio a Anguila y el 8 de junio a República Dominicana, el rival llamado a ser el gran escollo a superar en esta fase.
Pero..., ¿estuvo tan bajo el rendimiento de la Selección para llenarse de pesimismo frente a las perspectivas de avanzar? No, definitivamente que no, pero tampoco dio espacio para ilusionarse de antemano con un pase de ronda firme y a buena marcha. Los motivos son varios y de ellos, por más que se señale el rendimiento de algunos jugadores, tampoco sale completamente ileso el técnico danés Thomas Christiansen.
Christiansen dio muestras del desconocimiento real, no teórico, que tiene del fútbol del área de la Concacaf cuando presentó para abrir el partido a Godoy, Ayarza y Carrasquilla, dejando arriba como delantero neto a Gaby Torres. Por más que Bárcenas y Rodríguez le sumen características ofensivas al conjunto, sin desmeritar su aporte, lo cierto es que su cuota de gol es de vez en cuando; los dos no son clásicos delanteros ni goleadores regulares.
Ambos partidos se presentaban, por las características de los rivales, para jugarles con dos delanteros netos. Gaby acusó la falta de un compañero de área para alimentarlo en sus corridas o para asociarse con él en los metros finales de cara a la portería.
Los sacrificados al medio tiempo fueron Ayarza y Carrasquilla, señalados indirectamente como obstáculos para que el equipo tuviera claridad. Al no haber comenzado únicamente con una dupla, Godoy-Ayarza (el estandarte hasta ese momento del nuevo ciclo), Godoy-Carrasquilla o Carrasquilla-Ayarza (si se quiere), al formar un tridente con cuota de recuperación la confusión fue tal, que el “Coco” terminó enredado cumpliendo roles que le correspondían a Ayarza, y este desenchufado de su función habitual. Había que entender que por jerarquía mundialista y experiencia enfrentando a selecciones caribeñas, Godoy era vital, por ello fue eje del medio campo y una de las figuras del partido. Y como planteaba antes del partido el exseleccionado nacional Pércibal Piggott, Godoy debía ser el ancla haciendo dupla con un designado más para cumplir el rol.
A los 65' se va a las gradas Torres y entra a Catuy; seis minutos más tarde se entiende que necesitan dos delanteros para buscar desequilibrar el marcador y se incluye a Fajardo. A los 85' se encontrará el gol en la cabeza de Catuy para el 1-0 definitivo.
Es cierto que Panamá generó y propició más oportunidades de gol en relación al rival, aunque en el fútbol no se trata solo de tener más posesión y generar mayores oportunidades de anotar, sino de conseguir que el balón termine en el fondo de las redes del rival. La posesión del balón debe allanar o facilitar el camino al gol, dicen los expertos.
Además, cuando el equipo está desorientado en el campo, con los jugadores desesperadamente tratando de resolver individualmente, desde el banco del cuerpo técnico se espera que les llegue un mensaje con serenidad. El técnico dio la impresión, por momentos, de que lo superaba la ansiedad.
En el segundo encuentro frente a Dominica se partió con tres variantes de entrada, de lo que había sido la alineación inicial ante Barbados. Incomprensiblemente, después de lo visto en el primer partido y de los golpes de pecho postpartido, el equipo se plantó nuevamente con un solo delantero: el cambio de ficha por ficha fue esta vez de Catuy de inicialista y Torres en el banco. Había quedado claro ante Barbados que con dos delanteros (Catuy y Fajardo) en el campo de juego, Panamá había ganado poder ofensivo y resuelto un encuentro encaminado a irse a las duchas con un amargo 0-0.
La lesión de José Luis Rodríguez a los 24' obligó a un cambio y se entendió que tenían que estar dos delanteros netos para presionar más la defensa rival, la cual se agrupaba bien en el fondo, pero a veces eran muy básicos a la hora de armar el contraataque. La entrada de Fajardo demostró, en los dos partidos, que llegaba en buena forma.
A los 28', el autogol de Briel Thomas supuso un respiro en un encuentro que se presentaba indescifrable, porque el rendimiento en el medio campo respondía a la maniobra individual más que al acoplamiento colectivo para proporcionar espacios y alimentar con balones claros a los delanteros.
Se sintió por momentos que al equipo le costaba desarrollar el método de juego europeo que se le había inculcado cumplir en el terreno. En lugar de ser una hoja de ruta para encaminar el partido, pareció por momentos que para algunos jugadores dicho método era una camisa de fuerza que les restaba iniciativa para adueñarse efectivamente del juego, al mecanizar movimientos que no encajaban para la respuesta adecuada al tipo de fútbol caribeño que se presentaba en el campo.
Jugadores de cuyo talento no se tiene que desconfiar porque tienen un rendimiento demostrado en Europa, en las ligas de Concacaf, en el torneo local, que han jugado entre ellos, se conocen y saben cómo se desempeña cada cual, parecieron desconocidos. Con velocidad y buenas condiciones físicas para los 90 minutos de juego, pero con mermada capacidad de amague, de engaño, de habilidad y astucia para con inteligencia solucionar los problemas que presentaron estas dos modestas selecciones.
La salida de Godoy a los 64' con el partido 1-0 implicaba que se abrieran ciertos espacios de contención del rival en el medio campo. Carrasquilla le dio esta vez movilidad al medio campo con lanzamientos que llegaban a sus compañeros, pero también con sus desplazamientos de lado a lado dejaba espacios para que Dominica intentara colarse por uno de ellos. El disparo impecable, con escasa obstrucción, de Aude Laville desde fuera del área a los 83', que se convirtió en el empate transitorio fue un pase de factura por ello. Afortunadamente un envío de Carrasquilla enmendó el rumbo del partido, encontrando atento a Fajardo y anotando el 2-1.
Se pensaba que al concluir esta primera jornada se iba a estar compartiendo en puntos el liderato del grupo con República Dominicana y superando o igualándolos en el gol diferencia, el cual al final pudiese incidir si se mantuviera la igualdad en puntos. Por ahora se comparte la igualdad de puntos (6), aunque los dominicanos están arriba por mejor gol diferencia; una circunstancia que puede ser solo transitoria si se logra vencer en el próximo partido a Anguila por 6 goles o más y sin encajar anotaciones.
Anguila es un rival accesible, pero no hay que olvidar que los partidos se ganan cuando se juegan y se demuestra la superioridad en el resultado, no en las estadísticas generales, y Panamá a veces suele atragantarse con goleadas que se cocinan antes del partido.
Mirando sin apasionamiento los jugadores que integran la Selección, es un buen grupo y con capacidad para superar esta fase desde lo conceptual, en ello tiene razón Christiansen. La realidad dará la última palabra. Aunque una de las mayores preocupaciones que ha quedado instalada en el ambiente futbolístico es que no se ha dado en la tecla para tener ya un plantel base. Después de cinco partidos amistosos y dos encuentros oficiales, a esa altura en las anteriores eliminatorias, el panorama era más claro.
Los 10 cambios realizados en los dos partidos, cinco en cada encuentro, no ayudan muy a pesar de que se argumente que la cantidad de cambios permitidos está para utilizarse. Si se mira en términos generales, en los dos encuentros realizados solo cuatro jugadores fueron inamovibles en los 180 minutos: Mosquera, Cummings, Davis y Bárcenas. De ellos, Mosquera quedó como una incógnita en la portería porque lo exigieron muy poco y cometió un error garrafal en el primer partido contra Barbados, que ante un equipo menos inocente hubiese sido un gol cantado.
Pero sería injusto igualmente cortarle el crédito desde ya a la Selección o contribuir a enrarecer el ambiente. Christiansen tiene la formación, las herramientas y ¡ojalá! la capacidad de visión para ser autocrítico entendiendo perfectamente el fútbol de la región y encontrando las soluciones adecuadas. Lo que no se puede perder en el ámbito deportivo es la exposición a las críticas con fundamento, la condescendencia ciega con la Selección no es saludable.