Un legado del atletismo que enaltece e inspira a Panamá

Actualizado
  • 27/06/2020 00:00
Creado
  • 27/06/2020 00:00
Se cumplen 12 años de que Lloyd LaBeach fuera exaltado en el Salón de la Fama de la Confederación Norte, Centroamericana y del Caribe, y de que Panamá estableciera el 28 de junio como Día del Deportista Panameño, en conmemoración al natalicio del insigne ganador del bronce en los 100 y 200 metros lisos, en los Juegos Olímpicos de Londres 1948

Se celebran 72 años desde que Lloyd LaBeach capturara para Panamá las primeras medallas en los Juegos Olímpicos de Londres 1948. También se cumplen 12 años de que fuera exaltado en el Salón de la Fama de la Confederación Norte, Centroamericana y del Caribe (NACAC) y que la república de Panamá estableciera el 28 de junio de cada año, como Día del Deportista Panameño, en conmemoración al natalicio del insigne corredor.

Cada 28 de junio se conmemora el Día del Deportista Panameño, en honor al natalicio del insigne corredor Lloyd Barrington LaBeach.

Ante estos importantes acontecimientos, deseo hacer un breve recorrido por la vida de este atleta que dio tanto prestigio a la nación en aquellos momentos de nuestra historia.

Hablar de LaBeach es escarbar y entremezclar la historia de Jamaica, Estados Unidos y Panamá, producto de la construcción de la vía interoceánica, que desencadenó una gran migración desde las islas del Caribe hacia Panamá, en busca de mejores oportunidades.

LaBeach nació en Panamá el 28 de junio de 1922 y creció en el barrio de Calidonia, donde su familia vivió momentos difíciles de segregación y desempleo por causa de la culminación de los trabajos en el Canal (incluía la antigua Zona), donde las leyes con tendencias raciales fueron impuestas y aplicadas con rigor a esta población caribeña, que se radicó en las afueras de la capital, en ese entonces áreas insalubres como El Marañón y Río Abajo.

Era un contexto muy difícil para las familias afroantillanas en Panamá, ya que fueron abandonadas a su suerte y jamás expatriadas a sus lugares de origen como les habían prometido al finalizar los trabajos de la gran ruta acuática. Por ello, tuvieron que soportar explotación y discriminación en aquellos momentos del acontecer nacional, aunado a la Gran Depresión producto de la crisis económica mundial en la década de 1930.

En esa realidad se forjó el joven LaBeach, y en este panorama de pobreza creció. A la edad de 16 años pudo asistir a la celebración de la III edición de los Juegos Centroamericanos y del Caribe (JCC) de 1938, que tuvo como escenario el antiguo estadio olímpico Juan Demóstenes Arosemena, localizado a escasos metros de su hogar, en el barrio de Calidonia.

Transcurridos algunos años después de dichos juegos, LaBeach retornó con su familia a Jamaica, donde continuaría con sus estudios académicos y su desarrollo en el campo del atletismo, pero el inicio de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) hizo que los juegos de 1942 en San José, Costa Rica, fueran cancelados.

Con el propósito de mejorar su nivel académico y su floreciente carrera en el atletismo, LaBeach y sus hermanos Byron y Samuel emigran a Estados Unidos en busca de un mejor futuro. Gracias a su talento y destreza, logra resultados satisfactorios y excelentes rendimientos en las distintas competencias.

Lloyd LaBeach junto a Carlos Belizaire.

Unos años más tarde, en 1946, con la finalización de la conflagración mundial, la ciudad de Barranquilla, Colombia, palpitó a todo pulmón por ser sede de la justa regional. LaBeach, con su extraordinaria contextura física y proezas atléticas, se convierte en la gran estrella de los juegos al ganar las medallas de oro en el salto largo y en los relevos 4x100, y la de plata en los 200 metros planos, que fueron la antesala para que Lloyd LaBeach y Panamá registrasen la más grande hazaña deportiva en unos Juegos Olímpicos, al ganar las preseas de bronce en los 100 y 200 metros lisos en la ciudad de Londres, Inglaterra, en 1948, justa multideportiva mundial conocida como los Juegos de la Austeridad.

Obtener dos medallas significó una monumental hazaña para un atleta, quien compitió sin tener delegado, entrenador, ni médico, imitando los pasos de nuestro primer atleta en estas lides, el tabogueño Adán Gordón, quien fue bautizado como el 'Olímpico Solitario' en Ámsterdam, Holanda, en 1928.

Por esta hazaña y otras realizadas por LaBeach, el profesor Arturo Coley Graham, de la Facultad de Comunicación Social de la Universidad de Panamá, y este servidor, luego de investigaciones y consultas, en 2005 presentamos ante la Oficina de Participación Ciudadana de la Asamblea Nacional la iniciativa para que se declarara el 28 de junio de cada año, como el Día del Deportista Panameño.

Esta iniciativa fue acogida con el beneplácito del profesor y exdiputado de Chiriquí Denis Arce, quien preparó el anteproyecto que fue prohijado y aprobado en los tres debates –de manera unánime– para que fuese ley de la República. Lo demás es historia.

Ahora puedo afirmar que valió la pena estar presente en la elaboración y aprobación de una nueva legislación deportiva en pro del reconocimiento al deportista, lo cual es una extraordinaria experiencia que exige un alto compromiso.

Cumplimos a medias los objetivos hasta el momento, y es que nunca se puede estar conforme; hay una deuda implícita en la aplicación e implementación de la ley. Desde esta tribuna, exhortamos a todas las instituciones y actores involucrados en la exaltación de la fecha, a que las actividades cívicas, culturales y deportivas estén orientadas a conmemorar el Día del Deportista Panameño, y de esta forma contribuyan a mantener vivo el legado de LaBeach, para que siga inspirando a las presentes y futuras generaciones de deportistas.

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