Las comarcas indígenas: un diamante en bruto para el deporte

Actualizado
  • 06/09/2021 00:00
Creado
  • 06/09/2021 00:00
La integración de las comarcas indígenas al deporte nacional es una deuda que sigue pendiente. Así como la preparación, motivación e impulso de atletas indígenas que pueden llegar a levantar la bandera tricolor en competencias internacionales
El deporte del remo, conocido como canalete, es uno en el que podrían adiestrarse.

Hubo una época en la que muchas personas se maravillaban del efectivo desenvolvimiento que tenían los atletas africanos en las pruebas de fondo del atletismo. Después, tras varias investigaciones y reportajes sobre los orígenes de estos atletas, entendieron que sus triunfos no eran casuales. Los atletas africanos nacieron para correr grandes distancias.

Una gran parte de la población africana es de origen tribal, acostumbrada al trabajo rural, a la caza y a recorrer grandes distancias, la mayor parte corriendo. Esa es su esencia.

Es decir, que la primera condición natural para competir en las pruebas de media y largas distancias, como la resistencia, la tienen ganada de antemano.

Ahora, con esta sola característica se llega y se cumple el cometido, pero rara vez se puede ganar.

El tiro con arco forma parte del programa de competencia en los juegos nacionales y mundiales indígenas.

Es aquí donde entran los conocedores en la materia: los técnicos. Ellos son los encargados de pulir el diamante y le ubican una aureola de campeón. No siempre se tiene éxito, pero esa es la excepción.

Hago toda esta introducción, para tocar un tema del que he escrito con anterioridad, y que habla sobre nuestros hermanos indígenas y sus características aún no explotadas para los deportes.

En nuestra época escolar, fuimos testigos de algunas de estas características innatas que tienen los indígenas, unida a esa sagacidad para desenvolverse. No obstante, no era el mejor termómetro para medir sus cualidades, porque la actividad deportiva era escasa y limitada, y si bien los veíamos destacarse en deportes de conjunto, su mediana estatura casi siempre los privaba de un mejor desempeño.

Al hablar de actividad limitada, me refiero al hecho de que si los hubiéramos visto en pruebas de campo y de fondo, en el atletismo, tal vez otra cosa hubiera sido. Pero de eso, poco o nada había.

Las carreras de media y larga distancia son las preferidas por los corredores indígenas, debido a su resistencia.

Asimismo, si en las escuelas se hubieran practicado otras disciplinas, como la lucha o la halterofilia, por ejemplo, habrían tenido la oportunidad de mostrarse.

Dos cosas antes de seguir. La primera es que, si bien la actividad deportiva escolar de antes no se compara a la de ahora, hoy tampoco la lucha, la halterofilia u otra actividad que pretenda tomarle un tiempo extra a los educadores, se realiza.

Lo otro es que nuestros pueblos indígenas, salvo los gunas, nunca han sido propensos a participar abiertamente del día a día deportivo del común de los panameños.

Sin embargo, es indudable que el talento existe.

Planificación y apoyo

Para el ex pesista y ganador de medallas panamericanas, Narciso Orán, es importante que se cumplan con varios aspectos antes de hablar de un trabajo en el sector indígena, porque sin una base legal y económica, no funcionaría.

“Lo primero sería crear un Ministerio del Deporte, para que haya un presupuesto cónsono con las necesidades, y luego seguir un plan que permita a los estudiantes entrenar después de clases”, señaló.

“Estudiantes a los que se les pueda asistir con alimentación y vitaminas, y que sean preparados por instructores especializados y no por docentes entusiastas, que no están capacitados para llevar un entrenamiento”, añadió.

Orán ha trabajado en diversas regiones del país, incluso las indígenas, por lo que conoce de cerca el talento que existe a nivel de barrio, pero siente que es necesario un trabajo social con ellos.

“Me he encontrado con jóvenes indígenas que por su físico podrían practicar algún deporte, pero les falta motivación, además de que muchos no asisten a la escuela, y eso es parte de los problemas que te encuentras”, expresó.

“En las regiones Ngäbe Buglé y Guna Yala, por ejemplo, hay jóvenes con talento, pero es necesario tratarlos para irles inculcando la disciplina y el amor por el deporte”, sostuvo.

Hay que potenciar al indígena

Por su parte, el educador físico guna Yoni Ayarza dijo que ha sido testigo de esas grandes aptitudes, porque ha trabajado con los grupos que participaron en los Juegos Mundiales de los Pueblos Indígenas.

“En nuestro ámbito, los Emberá, Buglé y Ngäbe son más fuertes, robustos, aptitudes interesantes para las pesas, mientras los gunas tienen un biotipo más parecido a los asiáticos, delgados y ágiles”, destacó.

Ayarza forma parte de un grupo de educadores físicos gunas, que trabajan en Guna Yala, Madugandí, Wargandí y Dagargunyala, llevando clínicas y charlas técnicas sobre diferentes deportes.

“Ahora mismo trabajamos en un proyecto para niños entre los 10 y 15 años, buscando potenciar sus cualidades y darlos a conocer en el país”, destacó.

El docente es un creyente en la necesidad de explorar ese potencial que tienen los indígenas en materia deportiva, que pueden destacarse en diferentes disciplinas.

Ayarza advirtió que, pese a que las características de los gunas en los diversos territorios son similares, en algunos casos un pueblo puede superar a otro en una habilidad específica, porque la practica mucho más.

Por ejemplo, los de Madugandí y Wargandí son superiores en tiro con arco porque practican la cacería desde muy joven, y los de Guna Yala son mejores en natación, ya que cuentan con el mar abierto.

“Los hermanos de Madugandí son capaces de llevar pesadas cargas a cuestas, subiendo y bajando montañas, lo que podría ser de provecho para las pesas, por ejemplo, por su capacidad, fuerza y estatura”, explicó.

“Los de Guna Yala también tenemos esa capacidad de resistencia, porque desde niños caminamos largas distancias, y somos muy buenos nadadores, pero de fondo”, anotó.

Otro deporte que podría practicar es la gimnasia, porque realizan distintos tipos de acrobacias como parte de los juegos tradicionales, durante sus festividades.

Señaló que el gobierno debiera invertir, con implementos y entrenadores, para orientarlos y explotar esa capacidad escondida que tienen para el deporte.

“Nosotros somos buenos, pero no tenemos el apoyo del gobierno, porque si lo tuviéramos, quizás podríamos darle muchos triunfos a Panamá”, dijo.

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