Ronnier y Erika buscan cupo en las pesas olímpicas de Tokio

Actualizado
  • 12/04/2021 00:00
Creado
  • 12/04/2021 00:00
La capitalina Erika Ortega y el veragüense Ronnier Martínez se presentan esta semana en Santo Domingo y en mayo próximo en la ciudad de Cali, buscando hacer efectivas sus opciones de estar en la cita olímpica
Ronnier y Erika buscan cupo en las pesas olímpicas de Tokio

América se apresta a cumplir sus dos últimas competencias para completar la cuota continental de cara a los Juegos Olímpicos de Tokio, y Panamá estará allí con por lo menos dos atletas con alguna opción.

La capitalina Erika Ortega y el veragüense Ronnier Martínez se presentan esta semana en Santo Domingo y en mayo próximo en la ciudad de Cali, buscando hacer efectivas sus opciones de estar en la cita olímpica.

La faena no es fácil, mucho menos cuando ambos esforzados atletas han tenido que entrenar en forma irregular, debido a todo lo que significó la pandemia, sus lesiones y a que, en un principio, no contaron con un gimnasio adecuado para hacerlo.

Erika Ortega, campeona nacional de los 49 kilos, cuenta con dos récords nacionales al levantar 87 kilogramos en envión y 157 kilos en total.

No obstante, hicieron 'de tripas, corazón' y siguieron adelante con sus proyectos, cada uno en forma individual y muy distantes uno del otro, pero con el objetivo de que las pesas tenga un representante en Tokio 2020.

Ese es el gran valor que tiene la carrera que han emprendido Erika y Ronnier en los últimos meses, y que representa a decenas de atletas que han tenido que pasar por las mismas circunstancias para cumplir con sus metas.

Esa es la cara del atleta que poco se conoce, y la que realmente permite evaluar las condiciones físicas y mentales en las que se encuentran para afrontar sus compromisos.

El torneo de Santo Domingo será para ellos todo un reto, principalmente porque será el primero al que se enfrenten con jueces y contrincantes presenciales, tras un duro año de solitaria actividad virtual.

Ronnier Martínez es el chico veragüense que busca dejar su nombre marcado entre las barras y los discos.

Además, es el más importante de los dos y, por ende, el que más puntos otorgará a los participantes que logren asegurar los primeros puestos.

Una deportista con resiliencia

Erika ha tomado el ritmo de sus entrenamientos, después de 90 días recuperándose de una lesión que se hiciera en el codo izquierdo, durante el torneo Centroamericano de diciembre último, donde alcanzó la medalla de bronce.

“En enero, los fisioterapeutas de Pandeportes me dieron el alta para continuar entrenando, y hasta el momento estoy llegando a un 90% de rendimiento, en cuanto a los pesos”, expresó.

Ortega, campeona nacional de los 49 kilos, cuenta con dos récords nacionales, al levantar 87 kilogramos en envión y 157 kilos en total, en los Centroamericanos de Managua en 2017, donde obtuvo medalla de plata.

Ronnier y Erika buscan cupo en las pesas olímpicas de Tokio

La pandemia de covid-19 ha sido una nefasta situación que ha tenido confinado al mundo por más de un año, lo que obligó a los dirigentes deportivos a realizar competiciones virtuales para mantener en ritmo a sus atletas.

Así es como Erika Ortega tuvo que afrontar parte de su accionar en 2020, cuando participó en varios torneos y para los que tuvo que habilitar un sector de su casa para entrenar, ya que los gimnasios privados estaban cerrados.

Además de seguir las indicaciones de su instructor, el profesor Víctor Vergara, a través de videollamadas, debido a las restricciones sanitarias que había en ese momento.

“Muchos entrenamientos, diría que la mayoría, fueron por videollamadas, luego cuando empezaron a levantarse las restricciones, el profesor comenzó a venir, y hoy lo hace una o dos veces por semana”, explicó.

Sin embargo, su verdadero via crucis fue acondicionar un lugar para sus prácticas, ya que a pesar de tener los permisos para entrenar, no tenía dónde porque no contaba en ese momento con un lugar para hacerlo.

“Al inicio entrené en un lugar de mi casa, pero no era lo más cómodo porque el piso no estaba parejo, así que me tocó construir uno con la suficiente resistencia para los discos, y una plataforma para poder tirar las pesas sin que lo dañara”, señaló.

Otra de las circunstancias adversas con las que tuvo que lidiar la atleta, de 33 años, fue entrenar sola, sin mayor motivación ni instrucción, salvo las que el profesor Vergara le daba durante sus conexiones por el teléfono celular.

“Actualmente sigo entrenando en mi casa, con el equipo que me prestó el club al que pertenezco (Academia de Cultura) y otro que me vi obligada a comprar”, añadió.

Actualmente, Erika entrena en un gimnasio privado junto a sus compañeros del club y el profesor Vergara, y se ha hecho acompañar de una nueva integrante del grupo.

Ronnier, con gimnasio propio

Ronnier Martínez, el chico veragüense que busca dejar su nombre marcado entre las barras y los discos, tuvo una situación casi similar que Ortega, porque tampoco contó con un gimnasio adecuado para entrenar.

Ronnier, de 19 años, practica actualmente en un local que le construyó su padre, algo que antes no podía hacer por el obligado cierre de los gimnasios privados, mientras que el público aún no está terminado por Pandeportes.

“El gimnasio lo construyó mi papá al lado de mi casa al inicio de la cuarentena, pero antes de ello estuve sin entrenar un tiempo porque no tenía dónde hacerlo, por el asunto del coronavirus”, señaló.

Martínez es considerado el mayor prospecto que tienen las pesas, por lo que desde hace algunos años participa en torneos de la categoría mayor, buscando la ansiada clasificación olímpica.

No obstante, las cosas no han sido fáciles y no solo por el asunto de la pandemia, sino porque en 2019 se vio alejado de los gimnasios por una apendicitis.

“Casi que a mitad de año me operaron y tuve cuatro meses en recuperación, lo que afectó mi participación en varios torneos que daban puntos para ir a Tokio, así que al final de ese 2019 tuve que competir para no quedar eliminado”, sostuvo.

“Para el siguiente año estuve un poco más descansado; y con la ventaja de tener mi propio local de entrenamiento, se han visto los resultados”, añadió.

Contar con un gimnasio no solo le permitió a Ronnier mejorar su rendimiento, también a su hermano Mario, a su primo Juan y a su vecino Jorge Medina, quienes forman parte del grupo que entrena el profesor Jorge Ochoa.

“Este local nos ha beneficiado a todos, porque antes era todo un dilema entrenar. El gimnasio privado no tiene un horario fijo para abrir, pero se debía concluir a las 9:00 de la noche, lo que nos dejaba los entrenamientos a medias”, explicó.

“Ahora, podemos entrenar a la hora que queramos y el tiempo no es problema, además, de que todos los muchachos viven cerca, lo que también nos beneficia a todos”, explicó.

Ronnier, quien estudia el segundo año de la carrera de fisioterapia, está consciente de que hay muchas “variables” que inciden en que participe o no en Tokio, pero eso no ha mermado su entusiasmo por estar presente en la máxima competición deportiva.

“Desde que hace unos años me dijeron que tenía la posibilidad de ir, me mentalicé en ello como mi meta principal. Hay que esperar muchas situaciones, pero estoy muy emocionado porque es la competencia más grande a la que aspiro ir”, precisó.

“Por eso a cada campeonato que voy, lo hago con la idea de marcar la mayor cantidad de puntos; son las Olimpíadas y allí quiero estar”, concluyó.

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