A las puertas del Nuevo Centro Bancario

Actualizado
  • 31/08/2010 02:00
Creado
  • 31/08/2010 02:00
En la década de los sesenta, frente a las restricciones norteamericanas de inversión en el exterior, el creciente intercambio comercial...

En la década de los sesenta, frente a las restricciones norteamericanas de inversión en el exterior, el creciente intercambio comercial internacional, el impacto del eurodólar, y el desarrollo latinoamericano estimulado por la Alianza por el Progreso, el número de bancos extranjeros aumenta de 3 a 18, entre los que estaban los tres más grandes de Estados Unidos, Chase, Citi y América, y uno de los grandes europeos: Banque Nationale de Paris.

El Centro Bancario se conformaba bajo condiciones exógenas y endógenas favorables. Ya para fines de la década, la actividad financiera internacional aprovechaba en toda forma posible nuestra apertura, lo que obligaba a la Contraloría General de la República a denunciar, en su Informe de 1° de octubre de 1969, la proliferación de ‘bancos’ extranjeros, con el único propósito de operar en el exterior, con gran provecho fiscal para ellos, y escaso o ninguno para el país, más que el mal nombre que nos causaban operaciones no reglamentadas ni supervisadas, por lo que exhortaba a la adopción de la legislación pertinente para asegurar la fiscalización y supervisión debidas a tan importante como delicada actividad.

La concurrencia entre los sectores gubernamental y bancario para plasmar el Decreto Ley 238 de 2 de julio de 1970 ha sido uno de los más hermosos ejemplos de superación de diferencias y deposición de conveniencias particulares, para hacer prevalecer el interés nacional.

La recién creada Comisión Bancaria Nacional sentó, desde el primer día, pauta de disciplina y seriedad. Encargada de velar por la solidez y eficiencia del Sistema, su efecto en la economía nacional y en el desarrollo del centro bancario internacional, en sus veintisiete años se desempeñó con la prudencia y el equilibrio necesarios para acometer con evidentes resultados satisfactorios, el cumplimiento de sus objetivos. No que estuviera exenta de las dificultades, problemas, limitaciones y fallas propias de un organismo de esta clase, pero el desenvolvimiento serio, honesto e impresionante de la actividad bancaria en Panamá, a partir de su conformación histórica, espontánea y legal, comprueba el acierto de su concepción y desarrollo.

El Decreto 238 de 2 de julio de 1970, que estableció un nuevo régimen bancario, después de 29 años de la ley 101 de 1941, y creó la Comisión Bancaria Nacional, primer ente bancario básico regulador, equipado para la orientación y supervisión de la banca local y extranjera, y bajo cuyo alero se catapultó al Centro Bancario a niveles extraordinarios de crecimiento. Este Decreto, que rigió por 28 años, fue modificado por el Decreto Ley 9 de 26 de febrero de 1998, modificado por el Número 2 de 22 de enero de 2008, y que además de modernizar conceptos y disposiciones, dio a la Superintendencia de Bancos, creada por el primero, mayor amplitud y autoridad para supervisar la banca en Panamá.

Al formalizarse, en 1970, gran parte de la reglamentación del nuevo Sistema Bancario, este contaba, apenas, con 23 bancos, con activos totales de 854 millones de dólares, 36 % externos y 64 % internos, créditos externos de 245 millones o 37 %, e internos de 420 millones, o 63 %, con depósitos externos de 411 millones, 55 %, e internos de 341 millones, 45 %, y con 2881 empleados, cuya casi totalidad era panameña, como siempre ha sido.

Una de las primeras decisiones de la Comisión fue la cancelación de 247 bancos para depurar el Sistema, atiborrado de empresas que operaban al margen de la transparencia, y, tras un responsable y profundo análisis de los nuevos requisitos para su concesión, se autorizaron, completas todas las exigencias de la nueva Ley Bancaria, las primeras 23 licencias: 4 a bancos nacionales (Nacional ‘04, Caja de Ahorros ‘34, General ‘55 y Primer Banco de Ahorros ‘63), y 19 a extranjeros, de prestigioso nivel internacional.

Desde entonces, la banca nacional y la extranjera no dejaron de crecer por más de una década, cuantitativa y cualitativamente. A pesar de las sospechas y aprehensiones que confiaban empresarios panameños a quienes gestábamos la nueva ley bancaria, apuntadas a la competencia, equidad y recursos, las oportunidades y el franco apoyo, financiero, operativo, educativo y de consorcio de la banca extranjera, pronto desvirtuó aquellos prejuicios y temores. Y la banca panameña, por su devoción y responsabilidad, gradualmente se colocó a la cabeza del Centro, inclusive con valiosas incursiones en países vecinos, Costa Rica, Colombia, Islas del Caribe.

PRESENCIA INTERNACIONAL

La proporción de Activos Externos en el Total del Centro Bancario Panameño ha fluctuado a lo largo de los cuarenta años transcurridos desde la Ley Bancaria del 70. Ese año los Externos representaban el 36 % del Total; en 1982 alcanzó su más alto nivel en 89 %. En 1990 se redujo al 70 %, y a junio de 2010 bajó aún más al 53 %.

Cuántos bancos han constituido o han pasado por el Centro Bancario en estos cuarenta años, me pregunta recientemente un agudo periodista local. A prima facie, difícil resulta un estimado sin el cuidadoso análisis de los que se instalaron y se quedaron, de los que se fueron o se eliminaron. En 1983 había 125. Calculo que ese número está alrededor de 150 a 180 bancos que han sentado plaza en el centro panameño.

De toda forma, al 31 de marzo de 2010, un total de 26 países tenían presencia bancaria en Panamá: 13 de América Latina, 7 de Europa, 3 de Asia, de Estados Unidos, de Israel, y un multinacional. El mayor número de bancos corresponde a capital colombiano, con 10 entidades; 6 de Ecuador, 5 de Suiza, 4 de Nicaragua, 4 de Estados Unidos, 4 de Venezuela, 4 de Andorra, 3 de Brasil, 3 de España, 3 de Israel, 3 de Francia, otros inferiores de 2 y menos, con un total de 74 extranjeros, que sumados a los 17 de capital panameño, hacen el total de 91 a esta fecha.

La tendencia regional que, desde un principio marcó el Centro Bancario hacia el creciente servicio al Hemisferio, se ha consolidado más recientemente. El número de bancos por países latinoamericanos así lo comprueba, al igual que la distribución o el destino geográfico de los Créditos Externos. Para el primer trimestre del 2010 la siguiente era la distribución sobre un total de $15,165 millones: América del Sur $8562 millones ó 57% del total; Chile y Perú con la mitad de la Cartera regional. América Central $3884 millones o 26 % del total; Costa Rica y Guatemala con 82 % de la Cartera y el Caribe $1740 millones o el 11.5 %. América del Norte $596 millones o el 3.9 % y Europa $279 millones o el 1.8 %

En similar proporción, a diciembre de 2009, América Latina tenía el 73 % de los Depósitos Externos del Centro Bancario, el Caribe 19 %; países de la Organización para el Comercio y Desarrollo Económico (OCDE) 8 %. Asia y África 0.40 %.

Dentro de este proceso de evidente desinternacionalización del Centro, se han retirado de nuestro lar importantes bancos de diferentes Continentes, que, en calidad y cantidad han sido reemplazados por los 17 panameños que cuenta la Superintendencia a marzo del 2010, y que, desde 1999, dominan la plaza en depósitos y préstamos locales.

Encabeza la lista Total del Centro, en cuantía de Activos Totales, Créditos Hipotecarios Residenciales, Consumo y Depósitos Internos, entre otros, el Banco General, panameño, que fue primero también en merecer grado de inversión.

Espere mañana la cuarta entrega

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