Roces culturales galos

Actualizado
  • 29/02/2012 01:00
Creado
  • 29/02/2012 01:00
La selección de Marsella, segunda ciudad de Francia, como la Capital Europea de la Cultura para 2013, no resulta una revelación sino más...

La selección de Marsella, segunda ciudad de Francia, como la Capital Europea de la Cultura para 2013, no resulta una revelación sino más bien un aliciente. Implica una certera bendición, pues corresponde comprometer a sus ciudadanos en un proyecto colectivo que armonizará su desarrollo social y cultural a largo plazo, creando un evidente impacto económico y turístico.

Así como la ciudad foceana ha hecho valer sus raíces mediterráneas y su posición clave, al situarse en el cruce de las culturas europeas y del sur, bien podría nuestra metrópoli ejecutar un similar emprendimiento en las Américas. Fue aquella una de las perspectivas que afloré durante el Coctel Cultural Francia 2012 celebrado la semana pasada en la residencia del embajador galo, Hugues Goisbault, que congregó ilustres diplomáticos de la tierra de Moliére con personalidades del ámbito cultural istmeño.

Nuestros matices van más allá de la época del Canal Francés a partir de 1880. Es así, por ejemplo, hacia 1865, que el Emperador Napoleón III confiere a mi tatarabuelo, el médico Joseph Kratochwill, emigrante en 1849 del imperio alemán, la condecoración de la Legión de Honor por el cuidado en el istmo a militares franceses heridos en México durante la incursión gala a ese país entre 1862 y 1866.

Para las efemérides de 2013, Marsella ha confeccionado 74 proyectos de exposiciones, espectáculos, coloquios y talleres. La capital del Mediterráneo ofrece a sus visitantes la autenticidad de sus 26 siglos de historia, el arrojo simpático de su gente y la riqueza de su patrimonio. Al explorar sus 111 barrios, apreciar su modo de vida tranquilo, descubrir sus museos y recorrer sus calles de extraordinaria belleza, goza el visitante del encanto de ciudades que no se entierran en el olvido. Mi afinidad con el área origina en Bandol, poblado costanero contiguo en Provence, donde en 1970 perfeccioné el dominio del idioma y la cultura francesa.

En conjunto con la embajada, nuestra Comisión de Turismo en APEDE abriga el proyecto del Museo Paul Gauguin en San Pedro de Taboga, honrando la obra del mejor pintor impresionista francés del siglo XIX, quien denegando la cultura de occidente abandona la civilización en pro de los pueblos primitivos, afincándose en la isla de las flores en 1887, previa su vivencia en la Polinesia Francesa.

Mas allá de esta propuesta puntual, fortalecer nuestros lazos culturales con Francia nos permitiría abrigar amplias iniciativas que consagren resultados concretos en el desarrollo de programas, tales como presentaciones veraniegas de música y sonido, permitiendo realzar la vivencia del sitio arqueológico de Panamá Viejo a la ultranza de los castillos de Amboise, Blois, Chenonceaux y Chambord en las riveras del rio Loire.

El reto de convertirnos en la Capital Cultural de las Américas va mas allá de la celebración de carnavales y eventos transitorios en nuestra urbe, facilitando el desarrollo de un turismo didáctico permanente que instituya elevados niveles permanentes de ocupación hotelera y oxigene prosperidad para todos.

COLUMNISTA

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