El 2016 no revirtió la desaceleración, el desempleo ni la informalidad

Actualizado
  • 30/12/2016 01:00
Creado
  • 30/12/2016 01:00
En los últimos años, la economía panameña registraba un crecimiento envidiado por otras economías. Aunque menores, los índices aún son saludables

La alharaca de los pronósticos optimistas no fue suficiente para revertir la tendencia de la desaceleración económica, la curva creciente del desempleo y el aumento de la informalidad en el mercado laboral de Panamá en 2016.

Los dos indicadores que miden el crecimiento de la economía, el Producto Interno Bruto (PIB) y el Índice Mensual de Actividad Económica (IMAE), evidencian que este será el quinto año consecutivo de desaceleración económica.

En 2016, según la Contraloría General de la República, la economía de Panamá, estimada a través del IMAE, creció 4.4% hasta octubre, y estimada a través del PIB, se expandió 4.9% hasta septiembre.

Oficialmente, la economía panameña creció 11.8% en 2011, 9.2% en 2012, 6.6% en 2013, 6.1% en 2014 y 5.8% en 2015.

Dulcidio De La Guardia, ministro de Economía y Finanzas, tiene un punto de vista particular sobre la desaceleración económica de Panamá durante el último quinquenio.

Según el funcionario, ‘el crecimiento acelerado de los años anteriores era insostenible y con altos niveles de riesgos'.

El ministro resalta el hecho de que ‘Panamá sigue creciendo a niveles muy saludables y con bajísimos niveles de inflación'.

DESEMPLEO

En medio de las distintas teorías sobre el crecimiento económico del país, se impone el aumento del desempleo, que envolvió a 102,944 panameños en 2016, en su mayoría gente de estratos humildes, según los resultados de la última encuesta del mercado laboral realizada por la Contraloría General de la República.

Con una tasa de desempleo en la población no indígena que ascendió a 5.8% en 2016, este será el cuarto año consecutivo que se incrementa la desocupación en el país de la ampliación del Canal de Panamá y las grandes inversiones públicas.

De acuerdo a las estadísticas oficiales, la tasa de desempleo se ubicó en 4.2% en 2012, en 4.3% en 2013, en 5.1% en 2014 y 5.3% en 2015.

Estos porcentajes significaron 67,700 desocupados en 2012. En 2013, la cifra ascendió a 70,970 desempleados, en 2014 a 85,445 desocupados y en 2015 a 91,571 personas sin trabajo.

INFORMALIDAD

Los resultados económicos tampoco pudieron detener los crecientes niveles de informalidad en el mercado laboral panameño. En 2016, el empleo informal no agrícola atrapó al 40.2%, superior al 39.9% de 2015.

Si a este cálculo se agrega la cantidad de trabajadores informales agrícolas (cifra no publicada), es probable que el número de informales supere la cantidad de trabajadores formales en Panamá. La cantidad de informales no agrícola ascendió a 583,940 en 2016, superior a los 575,415 de 2015.

En 2016, las tasas más altas de informalidad se produjeron en las provincias de Darién (66.9%), Bocas del Toro (54.9%), Coclé (54.1%), Chiriquí (47.4%), Herrera (45.6%) y Veraguas (43.9%).

En las comarcas indígenas, la informalidad atrapó la mayoría de su población. En la comarca de Kuna Yala arropó al 89.4%, en Ngäbe Buglé al 77.9% y en la comarca Emberá, al 69.9%.

REFLEXIONES

Según el informe de 2016 de la Fundación del Trabajo, en la mayoría de las ramas de actividad económica aumentaron los trabajadores por cuenta propia y cayó el empleo.

La fundación alerta que Panamá sigue enfrentando los desafíos de un desarrollo desigual entre el contexto rural y urbano. La inversión y las oportunidades se concentran en las principales urbes del país, mientras que el campo sigue en condiciones de atraso y excluido de los beneficios del crecimiento.

Para el organismo, los desafíos del empleo y el trabajo decente en el área rural son más amplios, considerando que cerca de dos tercios de los ocupados son trabajadores por cuenta propia, familiares sin remuneración y asalariados de pequeñas y medianas empresas que enfrentan condiciones de trabajo muy adversas.

Como ejemplo, revela que 7 de cada 10 trabajadores del total del área rural no cotizan a la seguridad social y entre los trabajadores por cuenta propia esta exclusión alcanza al 85% de ese grupo.

Según la fundación, el déficit de trabajo decente en el área rural se refleja en un mayor índice de pobreza. Mientras en el área urbana aproximadamente 14 de cada 100 personas son pobres o indigentes, en el área rural esta cifra es más del triple, afectando a 50 de cada 100 habitantes. En las zonas indígenas la exclusión resulta explosiva afectando al 87% de esa población.

A pesar del alto ritmo de crecimiento de la economía panameña por más de una década, la informalidad laboral se extiende, enfatiza el organismo.

La Fundación del Trabajo pide retomar la vigencia los objetivos de desarrollo sostenibles de las Naciones Unidas, particularmente el octavo objetivo que compromete a los Estados miembros, sobre la adopción de políticas integrales para alcanzar un crecimiento sostenido, inclusivo y sostenible, pleno empleo productivo y trabajo decente para todos.

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