Inmigrante ‘Ideal' llegó a Panamá hace 80 años

Actualizado
  • 10/07/2018 02:00
Creado
  • 10/07/2018 02:00
Llegó de Suiza al Istmo para convertirse en un potenciador del agro panameño, siendo el generador de empleos más grande del siglo XX

Hermann Gnaegi Mori arribó a Colón el 4 de julio de 1938, a bordo del navío ‘La Reina del Pacífico'.

Tratar de hacer una reseña de esta leyenda de la agroindustria nacional resulta una empresa atrevida. Sólo el efecto de la amistad y la gratitud, mandatos irrenunciables, me hacen superar tamaña osadía.

En los tiempos de la gran depresión de la década del treinta, cuando la crisis del agro y el éxodo masivo del interior a la capital, y la Zona del Canal, entonces la tierra prometida, se enseñoreaba en nuestro país, aparece de forma providencial este suizo revestido de una atractiva personalidad creativa y disciplinada, que inyectó el optimismo necesario al clima aciago y tormentoso de dicha época, logrando crear emporios de riqueza en esa desalentada campiña interiorana.

Teniendo como base la empresa Nestlé, se inició su acción transformadora. Fue bajo su égida y su avanzada tecnología que se dio la industrialización de la leche y sus derivados, sustituyendo el tradicionalismo casero del manjar blanco y los bocadillos vernáculos, incorporando el importante núcleo rural al progreso económico y cultural del país.

Qué decir del tomate y la miel de abeja, que abrieron horizontes no soñados, lo mismo que el guandú convertido en manjar internacional. Además de lograr transformar lo que constituía basura de los patios interioranos, la pepita de marañón en un rubro de exportación, tanto en su nuez, exquisitez de toda reunión social, como el aceite, para uso como lubricante de primera calidad para aparatos de precisión.

Lograr cambios de mentalidad en circunstancias hostiles, significa un reto heroico, ya que como se ha expresado, el subdesarrollo es más bien de actitud mental que de recursos económicos. Valga el parangón para expresarlo mejor: Suiza, considerado entre los países más ricos del mundo, no posee los recursos naturales con que contamos nosotros. ¡Y qué gran diferencia! Lo que sin duda se fundamenta en el carácter y actitud creativa de ese pueblo ejemplar.

Así pues, Panamá contó con una gran adquisición de esa gran nación, que pudo demostrar que sí se puede progresar y transformar produciendo bienes y riquezas con cambios de actitud y alta autoestima.

Aún tengo viva esa escena debajo de un manzano en compañía de mi esposa, donde para las ferias- mercado del pueblo, la madre de Hermann escogía los productos de excelente calidad. La mínima mancha o defecto era rechazada con energía, transformando su venerable y dulce rostro en un rotundo NO. Su ética le impedía ofrecer al público un producto que no fuera de excelencia, que ella personificaba por encima de los fines utilitarios y lucrativos.

Por ser el mayor creador de empleos en el agro en el siglo XX, el vicepresidente de la República Kayser Bazán le otorga el título de ‘Inmigrante Ideal‘, en homenaje póstumo que le dedica el pueblo de Natá en el año 2000.

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