Informalidad golpea al interior del país

La última Encuesta de Hogares de la Contraloría reveló que más del 50% de la población que vive fuera de las áreas metropolitanas no aporta a la seguridad social, algo que la condenaría a depender de los subsidios

En Panamá existían 606,597 empleos informales no agrícolas hace un año; es decir, 41 de cada 100 personas tenían un empleo informal.

Pero ese porcentaje se duplica en las provincias del interior, donde la informalidad llega al 80% en las comarcas indígenas, mientras que en la provincia de Darién supera el 60%.

Bocas del Toro acumula un 54.8%, Coclé (51.6%), Los Santos (49.0%) y Chiriquí (48.0 %), según la última medición del Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC).

La Encuesta de Hogares destaca que, por sexo, se registró un mayor porcentaje de hombres ocupados con empleo informal que de mujeres (41.4% versus 40.0%, respectivamente).

FORMALIDAD DISFRAZADA

La economía informal o gris se refiere a aquellas personas cuya actividad económica se encuentra oculta, es decir, que no declara renta ni aporta a la seguridad social. Podría tratarse del trabajo doméstico no declarado, la venta ambulante o empleos formales en grandes empresas que contraten por servicios profesionales para esquivar los aportes sociales. Incluso, la declaración voluntaria de un independiente o bajo la modalidad de servicios profesionales le genera una carga impositiva mayor, que se agrava con las restricciones existentes al mercado formal.

Por otro lado, el reporte del INEC informó que el 12.4% del empleo que se generó en el sector formal fue de carácter informal y que el 78.9% del empleo generado en el sector informal fue un empleo informal. De esto, el 75.8% era empleo no agrícola, considerando a aquellos que carecen de seguridad social o están sin contrato, y excluyendo a los profesionales y técnicos que trabajan por cuenta propia o como patrones.

Los mayores generadores de empleo informal fueron el sector informal y el de hogares.

La mayoría de los empleados informales se encontraron en el sector terciario (servicios), con 73.8%, y el 26.5% en el sector secundario (industrial).

La encuesta indicó que el 49.1%, unas 160,461 personas ocupadas en el sector secundario, tuvo un empleo informal, mientras que el sector terciario estuvo representado por el 38.4%, unas 446,136 personas.

Para el economista Adolfo Quintero, la situación es compleja, pues la informalidad desarrolla futuros candidatos al subsidio gubernamental 120 a los 65. ‘Al estar en la informalidad, el mismo obrero se afecta, pues no aporta al fisco a través del Impuesto Sobre la Renta, ni a la Caja de Seguro Social (CSS), la cual recibe y distribuye los dineros entre sus cuatro programas', detalló.

Quintero aclaró que la encuesta elaborada por el INEC solo considera a los obreros del sector industrial y servicios, mas no a los trabajadores del sector primario ni a los profesionales, técnicos, especialistas ni administradores de empresas, por lo que pronosticó que la cifra sería mucho mayor, y que podría alcanzar un 47% en todo el país.

Según el también expresidente del Colegio de Economistas de Panamá, para buscar una verdadera solución a la informalidad lo ideal es que se creen políticas con miras a disminuir este problema en función del obrero y no del Estado.

Sin embargo, aclaró que aunque hay acercamientos con el Ministerio de Trabajo y Desarrollo Laboral (Mitradel) para la creación de un ente que se encargue del tema, lo que hay que hacer es ‘profundizar más en crear verdaderas políticas que no obstruyan la migración al sector formal de obreros y domésticas, por ejemplo, pues un médico u otro profesional con mayor salario y que no cotice, probablemente está ahorrando para su retiro.

‘Un médico que no esté contratado por la CSS ni por el Ministerio de Salud, pero cuenta con una clínica y personal bajo su mando, retiene los descuentos obligatorios del personal y los declara, pero si no declara ISR, su facturación o lo que gana va directo a su bolsillo', ejemplificó.

OCDE PANAMÁ

Una publicación de julio del Centro de Desarrollo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) destaca que el crecimiento económico de Panamá ha ayudado a reducir la pobreza; sin embargo, no ha beneficiado a todos los grupos de la sociedad ni a todas las regiones del país por igual.

La economía dual de Panamá ha resultado en un mercado laboral dual también, que a su vez explica en gran medida la vulnerabilidad de la clase media y la desigualdad de ingresos en el país.

‘Hay que profundizar más, crear verdaderas políticas que no obstruyan la migración al sector formal, para evitar los candidatos al 120 a los 65',

ADOLFO QUINTERO

ECONOMISTA

Según la OCDE, Panamá tiene un sector de servicios comercializable, moderno, fuerte y productivo que ha dirigido el reciente crecimiento económico del país. Este sector se compone, principalmente, de actividades intensivas en destrezas que crean relativamente poco empleo.

Mientras que por otro lado, los sectores menos productivos son la agricultura y, en cierta medida, el sector manufacturero, en el que han proliferado los trabajadores por cuenta propia y microempresarios, quienes ofrecen empleos de subsistencia e informales a la mayoría de sus trabajadores.

En su análisis, OCDE detectó que el otro obstáculo que afecta el empleo es la ausencia de una fuerza de trabajo adecuadamente capacitada. ‘Casi la mitad de las empresas formales panameñas reportan dificultades para encontrar a los trabajadores calificados que necesitan, en comparación con alrededor del 38% en los países de la OCDE'.

Lo anterior se contrarresta proporcionando a los estudiantes una gama más amplia de habilidades, mejor educación secundaria, así como capacitación técnica y vocacional y nuevos mecanismos para igualar la demanda y la oferta de habilidades del mercado de trabajo.

La OCDE aclara que Panamá debería aplicar políticas de desarrollo regional más activas para estimular la inversión en todas las regiones, especialmente en las de bajo rendimiento.

Lo anterior significa diseñar nuevos planes de desarrollo regional, con la capacidad adecuada, incluso a nivel municipal, de mecanismos de financiación y sistemas de medición del rendimiento.

Para el organismo, los ingresos fiscales deberían desempeñar un papel más importante en la configuración de la distribución del ingreso y el desarrollo del financiamiento del país.

En el reporte, la OCDE destaca que en el 2015, los ingresos tributarios totales y las contribuciones a la seguridad social ascendieron al 16.2% del PIB, mucho menos que en las economías de la OCDE (34.3%) y América Latina (22.8%).

Un sistema tributario más eficaz y eficiente mejoraría la redistribución del ingreso y proporcionaría recursos estables a largo plazo para financiar políticas sociales y productivas.

Finalmente, Panamá debería adoptar e implementar nuevas normas para alianzas público-privadas con marcos normativos e institucionales sólidos, según la receta del organismo internacional.

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