Mozambique, un país en ascenso lastrado por una grave crisis económica

Actualizado
  • 13/10/2019 12:06
Creado
  • 13/10/2019 12:06
El presidente, Filipe Nyusi, líder del Frente de Liberación de Mozambique (Frelimo), opta a un segundo mandato en unos comicios en los que también se renueva la Asamblea de la República

Hace cinco años, Mozambique se vanagloriaba de ser uno de los países que más crecían en África subsahariana, pero ahora atraviesa una grave crisis económica con la que encara este 15 de octubre sus sextas elecciones generales.

El presidente, Filipe Nyusi, líder del Frente de Liberación de Mozambique (Frelimo), opta a un segundo mandato en unos comicios en los que también se renueva la Asamblea de la República y se elige por primera vez a los gobernadores provinciales.

El principal rival de Nyusi es el líder de Resistencia Nacional Mozambiqueña (Renamo), primer partido opositor, Ossufo Momade.

Aunque el mandatario parte como favorito para ganar la votación, habrá que ver cómo reacciona el electorado a sus cinco años de gestión económica tras recibir una "herencia envenenada" de su antecesor en la Presidencia y jefatura de Frelimo, Armando Guebuza.

Nyusi, ministro de Defensa en el Gobierno de Guebuza, fue elegido candidato presidencial de su partido en 2014, año en que se adjudicó el triunfo en las elecciones generales del 15 de octubre frente al entonces líder de Renamo, Afonso Dhlakama, fallecido en 2018.

Meses antes, la entonces directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, usó en una conferencia en Maputo la letra del himno nacional de Mozambique para elogiar su economía y ponerla como ejemplo del despegue africano.

"Piedra a piedra construyendo un nuevo día (como reza el himno). De esto trata el ascenso de África", afirmó Lagarde en un momento en el que el producto interior bruto (PIB) del país registraba un crecimiento medio de más del 7 % anual.

Dos años después, Lagarde descubrió que los gobernantes que la recibieron con todos los honores, con Guebuza a la cabeza, habían acumulado una deuda pública ilegal de 2.000 millones de dólares para dudosos proyectos.

Esa deuda no sólo violaba la Constitución, que exige la aprobación del Parlamento para préstamos de tal magnitud, sino los acuerdos alcanzados con el FMI y otros socios internacionales.

Fue cuándo a Nyusi le estalló el escándalo, que tuvo que navegar entre dos aguas: proteger al Gobierno de Guebuza, del que había formado parte, y cumplir a regañadientes con el FMI ordenando al fiscal general del Estado que investigara los hechos, si bien no se han tomado medidas muy contundentes para procesar a los culpables.

El desaguisado hizo que el Fondo suspendiera su programa de apoyo financiero, que los donantes frenaran sus aportaciones y que los mercados cerraran el grifo del crédito, lo que provocó una crisis en la que se disparó el coste de la vida.

El precio de los alimentos ha aumentado más del 40 % y, según el Banco Mundial (BM), esa crisis ha elevado los niveles de pobreza de un país que ya figura entre los más pobres del mundo.

En ese contexto, el economista mozambiqueño Carlos Nuno Castel-Branco, profesor de la Universidad Nova de Lisboa, declaró a Efe que los cinco años del primer mandato de Nyusi han consistido en "apagar fuegos sin mucha estrategia", al lidiar con "deudas ilícitas y todos los créditos negativos del Gobierno de Guebuza".

"Advertimos de que entrábamos en una dinámica de implosión y explosión. La explosión es cuando entramos en crisis y luego hay una implosión, que es la contracción del empleo, la inversión, etcétera, pero la deuda se mantiene", subraya Castel-Branco, uno de los pocos expertos mozambiqueños en alertar de esa crisis.

La deuda pública de Mozambique alcanzó más del 128 % del PIB en 2016 y el Gobierno ha admitido que continuará siendo insostenible hasta 2023.

Este complicado escenario no ha desalentado a las multinacionales que quieren beneficiarse de la riqueza en hidrocarburos de Mozambique, que cuenta con las terceras reservas de gas natural probadas más grandes de África, después de Nigeria y Argelia.

En 2017, la compañía italiana Eni empezó a construir en la cuenca de Rovuma (costa norte) la primera planta flotante de licuefacción de gas natural en África, con una inversión de 10.000 millones de dólares.

Y este año, la petrolera estadounidense Anadarko anunció la mayor inversión privada hecha en África, cifrada en más de 20.000 millones de dólares, para edificar otra planta de licuefacción de gas en tierra en Rovuma, en la provincia de Cabo Delgado, zona objeto de ataques del grupo yihadista Al Shabab desde 2017.

"Para las multinacionales, nuestra crisis no es un problema porque, en el peor de los casos, nuestro Estado no tiene poder de negociación y obtienen todo lo que quieren", señala Castel-Branco.

"Lo peor ahora es que, cuando hablamos de expectativas, la campaña electoral ya dice que el presidente Nyusi ha resuelto el problema de la crisis económica, que ya estamos recibiendo más inversión. Todo pasa según los mismos principios de antes, así que que no aprendimos nada", zanja el economista.

Nyusi aseguró el pasado junio en un foro económico en Maputo que la economía nacional crecerá a un ritmo de "hasta el 6 %" en 2020, tras admitir que el PIB se ralentizó en 2019 por los efectos de los dos ciclones, Idai y Kenneth, que golpearon al país en marzo y abril, respectivamente, y causaron más de 600 muertos.

Idai, que afectó a varias provincias del centro de Mozambique, fue el más devastador y provocó daños materiales y desperfectos en cultivos valorados en hasta 773 millones de dólares, según el BM.

En el foro, Nyusi también calificó la inversión de Anadarko como "un paso importante hacia el comienzo de una nueva fase en nuestra economía y un signo de crecimiento".

Sin embargo, los recursos naturales no garantizan el "futuro mejor" prometido por Frelimo, que gobierna el país desde su independencia de Portugal en 1975, aseguró a Efe António Francisco, profesor de Demografía de la Universidad Eduardo Mondlane en Maputo.

Se espera, según Francisco, que el crecimiento económico vuelva al 8 % a mediados de la próxima década, como resultado del incremento de la producción de gas, pero será insuficiente para cubrir el aumento poblacional, que pasará -de acuerdo con la ONU- de los 30 millones actuales a los 36 millones antes de 2025.

También repercutirá en la economía del país el desarrollo del acuerdo de paz -el tercero desde 1992- firmado el pasado agosto entre Nyusi y Momade para acabar con un conflicto armado que enfrenta a Frelimo y Renamo -antiguo grupo rebelde reconvertido en el primer partido opositor- desde hace más de cuarenta años.

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