• 10/08/2020 00:00

¿Estamos liderando entre la niebla?

Así, de repente, nos llegaron cambios en todos los aspectos de nuestras vidas, tanto a nivel individual, como familiar, social y laboral. Es el fruto de la llegada del SARS-CoV-2, del aislamiento que ha venido con él, del no negociable distanciamiento; ya no es una hipótesis, este acontecimiento ha transformado el mundo.

Así, de repente, nos llegaron cambios en todos los aspectos de nuestras vidas, tanto a nivel individual, como familiar, social y laboral. Es el fruto de la llegada del SARS-CoV-2, del aislamiento que ha venido con él, del no negociable distanciamiento; ya no es una hipótesis, este acontecimiento ha transformado el mundo.

Se ha iniciado una nueva realidad, respecto a la cual desconocemos permanencia, pero seguro no es pasajera, tiene un impacto real y riesgos futuros. Estamos en una nueva dinámica que presenta retos y desafíos a los líderes, a las organizaciones, a las comunidades y a cada uno de nosotros como individuos.

Por ejemplo, como organizaciones, nos ha tocado abandonar las formas de trabajo tradicionales, dar rápido paso a las experiencias pasadas y preguntarnos honestamente y dentro de un alto marco de incertidumbre: ¿qué hacer de aquí en adelante?, ¿qué hay que cambiar y cómo?; ver si tenemos la fortaleza financiera y el equipo de trabajo necesarios para seguir adelante y acometer los nuevos planes, salir a flote con nuestras empresas en periodos confusos, que ya no sabemos si serán semanas o meses.

Estamos ante momentos de inestabilidad, cambios continuos, nuevas formas de comunicarnos y de actuar, no existen precedentes en la historia que nos den pautas para abordar situaciones como estas. Y precisamente esto es lo que he cuestionado y puesto a prueba desde mi rol directivo durante este periodo; porque más allá de las nuevas tecnologías, los nuevos procesos, las nuevas formas de trabajo...el factor fundamental de éxito para las organizaciones es que sobrepasen este momento, que logren prosperar e inclusive triunfar. Para lograrlo, tendrán que venir acompañadas de nuevos estilos de liderazgo.

Con total honestidad y cargado con ese espíritu que busca compartir, conversar y construir en conjunto, comparto esta reflexión de lo que en mi caso ha funcionado en medio de la tormenta.

La escucha activa: es una herramienta clave para avanzar en la relación con los colaboradores; me refiero a ese especial y agudo reconocimiento de los momentos que cada persona puede estar pasando en esta situación, sus dificultades, sus emociones, y también aquellas pequeñas cosas que ayudan a reconectar con el propósito particular. Este recurso viene acompañado del reconocimiento de no tener todas las respuestas, de la transparencia y la honestidad. El uso consciente de este recurso genera una mayor conexión entre los equipos y sus líderes, estimula la fuerza interna de los individuos y los une a favor de lograr un bien común. Se traduce en un mayor compromiso por su parte, es algo que tenemos a la mano y que se puede poner en práctica en espacios tan cotidianos como llamadas, reuniones, conferencias o videollamadas.

La empatía: nuestra situación actual es crítica, vivimos los más altos niveles de angustia de nuestras vidas, y sin duda esto representa un gran desafío para la salud mental de las personas. Y es así como tenemos que ver a nuestros colaboradores, como seres humanos que seguramente están buscando motivación, razones para recuperar o fortalecer sus niveles de compromiso y productividad en la organización. Es el momento en el que nosotros como líderes debemos emplear el recurso potente de la empatía,  demostrar en todo momento que estamos al servicio de las personas y que nos esforzamos por entenderlas. Esto debe ser genuino, una intención constante de  acompañamiento y apoyo a sus colaboradores, llena de paciencia ante las dificultades que están confrontando tanto a nivel personal, como profesional, familiar y social.

La resiliencia y la tolerancia ante la incertidumbre: permiten a los líderes salir fortalecidos ante los obstáculos, los golpes y las dificultades que actualmente tienen en sus organizaciones y en sus espacios personales. La ambigüedad es una forma de adversidad que todos tenemos que afrontar. Los líderes que manejen de mejor forma la incertidumbre y la ambigüedad, así como quienes tengan la capacidad de ver las oportunidades ante los obstáculos, serán más exitosos con sus equipos y en este objetivo de  salir adelante con una actitud más positiva, laborar con menor nivel de estrés, llenos de aprendizajes ante nuevas situaciones.

Mejorar la sensación de bienestar en las organizaciones: Un líder tiene que promover el cuidado mental y emocional propio y de los demás. Adicionalmente, la invitación es a explorar e implementar actividades de entretenimiento virtual con los colaboradores, como son: clases de yoga y zumba virtuales, juegos online y cualquier otra herramienta que redunde en bienestar de los equipos de trabajo.

Comunicación: Es recomendable que se armen chats, conversaciones con los colaboradores para compartir información y consejos que ayuden a adaptarse a las nuevas formas de trabajo; adicionalmente es importante emprender la verdad y la objetividad ante las nuevas situaciones y transmitirlas en todo momento.

Creo firmemente que la combinación de estas recomendaciones que se presentan y analizan en el artículo de hoy, permitirán a las personas que manejan grupos y organizaciones liderar de una forma diferente en estos momentos de crisis y cambios, en donde la conexión, las personas, los equipos y los colaboradores son la clave que permitirá a las empresas salir de forma exitosa hacia nuevos tiempos que llegaron para quedarse.

Gerente general, Canal Bank, S.A.
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