• 19/02/2021 11:26

Retorno a la escuela y la alimentación escolar, temas en la agenda Mesoamericana

Para la fase post covi-19, y ante un potencial retorno de las clases presenciales, se requiere reforzar aspectos clave de los Programas de Alimentación Escolar (PAE) con característica de innovación

En tiempos de pandemia y escuelas cerradas, para la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y muchos ministerios de Educación en Centroamérica, la promoción de sistemas alimentarios sostenibles es una labor de triple importancia: seguir promoviendo la educación nutricional frente a la otra pandemia, la obesidad; fortalecer sistemas de compras de alimentos nacionales como mecanismos de inyectar recursos en las comunidades rurales; y promover la diversificación las dietas de los estudiantes.

Un año ha transcurrido después que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el brote del nuevo coronavirus (SARS-CoV-2), convirtiéndose desde marzo 2020 en una pandemia global. Entre las medidas de contención para evitar la propagación del virus se incluyó el cierre de las escuelas en casi todos los países de Mesoamérica. Así pues, cerraron también los Programas de Alimentación Escolar (PAE) y cerca de nueve millones de niños y adolescentes dejaron de recibir lo que, para muchos de ellos, era la única comida o la más nutritiva del día.

El cierre de las escuelas trajo, además, consecuencias a nivel del aprendizaje y la reducción en el bienestar socioemocional. Las escuelas son espacios idóneos para promover mejores prácticas alimentarias y de estilos de vida saludables a través de intervenciones de educación alimentaria y nutricional, mismas que también se vieron afectadas por el cierre de las escuelas. En este contexto tan complejo y desafiante, es necesario resaltar que los PAE juegan un papel importante en la ambición de los países con sus compromisos por cumplir las metas de Desarrollo Sostenible al 2030, contribuyendo a garantizar el derecho humano a la alimentación adecuada para los escolares.

Adicional a esto, Mesoamérica enfrentó otros desafíos en materia de inseguridad alimentaria, hambre, pobreza y malnutrición. Según el Panorama de la Seguridad Alimentaria y Nutricional 2020, firmado por las Naciones Unidas, la población subalimentada en Mesoamérica alcanza a 15,2 millones durante el periodo 2017-2019. Asimismo, el sobrepeso y la obesidad son hoy día, uno de los mayores y crecientes retos en la subregión. Por cada persona que sufre hambre existen más de seis que sufren sobrepeso u obesidad. El sobrepeso afecta a todos los grupos etarios, en tanto que en escolares y adolescentes afecta entre el 20 y 40%.

Ante la emergencia por covid-19, los PAE son ejemplos de programas sociales que hacen frente a la crisis sanitaria. Los gobiernos de la Subregión Mesoamericana atendieron el llamado de no limitar el acceso de alimentos a través de los PAE, y buscaron la innovación para dar cobertura a la población escolar inscrita en el sistema de educación pública. Varios países Mesoamericanos, incluyendo Honduras, Costa Rica, Panamá y la República Dominicana, conformaron canastas de alimentos que siguen siendo distribuidas en los hogares de niños de edad escolar.

En los últimos cincos años, Guatemala, Honduras y Panamá aprobaron leyes que regulan específicamente la alimentación escolar e incorporan la participación de la agricultura familiar en los procesos de adquisiciones de alimentos. Además, se han incrementado los presupuestos públicos para los PAE. En 2020, El Salvador desarrolló la estrategia de alimentación escolar sostenible y una ley de agricultura familiar; en Costa Rica y la República Dominicana se implementan estrategias de atención en alimentación y nutrición durante el confinamiento. Lo anterior es muestra de la relevancia que tienen los PAE como instrumento de política pública social para los países mesoamericanos. La inversión pública del PAE durante la covid-19 en 2020 supera aproximadamente los 500 millones de dólares, cifra aproximada según los datos proporcionados por propios países. La población atendida supera los 7,5 millones de niños, niñas y adolescentes, en escuelas públicas desde pre-primaria, primaria y en algunos países la secundaria.

Sin embargo, para la fase post covid-19, y ante un potencial retorno de las clases presenciales, se requiere reforzar aspectos clave de los PAE con característica de innovación, tales como seguir con la adquisición de alimentos a nivel nacional, de preferencia provenientes de la agricultura familiar, promoviendo la diversidad de la producción, del consumo y de la gastronomía nacional, y fortaleciendo la red de ofertantes municipales, para dinamizar las económicas regionales, reducir los desperdicios de alimentos, entre otras.

Muchos niños, niñas y adolescentes comen la más importante comida en la escuela durante el día. Por lo que la FAO reitera la efectividad e impacto que tiene la alimentación escolar a nivel de desarrollo socioeconómico de los países mesoamericanos y en los territorios de mayor rezago social y económico. En esta dinámica, la participación del sector privado es clave, por ejemplo, a través de cooperativas y asociaciones de productores, que permitirán la continuidad en el abastecimiento de alimentos saludables, a una demanda diaria de 7.5 millones de servicios de alimentación escolar diaria, por un período promedio de 160 días clases.

Según estimaciones de la Cepa y Unesco, en el año 2021 se puede ver afectada la financiación de programas sociales. A pesar de ello, desde la Cooperación Internacional y los recientes acuerdos de préstamos para impulsar los planes de recuperación socio económico, existe preocupación por la asignación de recursos públicos a las políticas y programas sociales como el PAE, promoviendo la recuperación con trasformación, asignando recursos que impulsen la económica comunitaria y aseguren el derecho humano a la alimentación saludable, cumpliendo así con varios objetivos de la Agenda para el Desarrollo Sostenible al 2030.

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