La crisis en Afganistán y su impacto en los mercados energéticos globales

Actualizado
  • 11/09/2021 00:00
Creado
  • 11/09/2021 00:00
Es poco probable que, al cierre de 2021, los países latinoamericanos que registran altas importaciones tengan que dedicar un mayor presupuesto para cubrir sus necesidades en materia energética

Con la retirada de las tropas estadounidenses de Afganistán y la toma de poder realizada en muy corto tiempo, nuevamente por los talibanes, el mundo observó atónito la evacuación acelerada que tuvo que darse para diplomáticos y ciudadanos de países occidentales, así como la huida abrupta de su presidente, como resultado de un conflicto que no se esperaba.

Con esta nueva crisis ocurriendo en el presente, en paralelo se ha generado cierta “incertidumbre” sobre el impacto que podría tener en los mercados globales energéticos en cuanto al precio y el suministro de petróleo y gas, en torno a lo cual algunas instituciones financieras, como JP Morgan, han señalado que “la inseguridad derivada de cuestiones geopolíticas podría llevar a los precios internacionales del petróleo a cotizar en niveles superiores a los 80 dólares por barril”.

En cuanto a este punto expertos y analistas discrepan sobre la magnitud de su efecto, pues Afganistán no figura en el tablero petrolero como un destacado país productor ni como un importante consumidor, sin embargo, reconocen que su estabilidad tiene una gran influencia en la región productora, como lo son Medio Oriente y Asia Central.

Impacto limitado
Aunque sabemos que en los últimos tres meses ha habido una ligera volatilidad en el precio del crudo, los mayores cambios se han producido en el rubro del gas.

Para Arthur Deakin, codirector de Energía en Americas Market Intelligence (AMI), “directamente, el conflicto de Afganistán tendrá un impacto limitado en el precio del petróleo y el gas”.

Pues este país, produce cantidades insignificantes de petróleo y gas, contando además con una pequeña cantidad de reservas.

Asimismo, enfatizó en la diferencia de lo ocurrido durante la Primavera Árabe en 2010; en esta ocasión no se espera que la toma del poder por parte de los talibanes influya en cambios gubernamentales de los vecinos regionales, como Irán, que desempeña un papel importante en el mercado energético.

Siendo significativo que, aunque la victoria de los talibanes puede envalentonar a los movimientos yihadistas y otros grupos terroristas, es de esperar que el deseo de legitimidad de los talibanes y de recibir ayuda extranjera limite algunas de sus políticas extremas. Considerando además que ningún otro movimiento terrorista de la región sea lo suficientemente fuerte para desestabilizar otro Estado-Nación en el horizonte a corto plazo.

Afganistán no figura en el tablero petrolero como un destacado país productor ni como un importante consumidor.
Un gaseoducto

En cuanto a este tema, Deakins aseguró que, “indirectamente, Afganistán puede tener un papel importante en el sector energético como punto de conexión entre el centro y el sur de Asia. El gasoducto Turkmenistán-Afganistán-Pakistán-India (Tapi) podría avanzar finalmente con los talibanes en el poder, ya que ambos países ven una oportunidad de beneficiarse”.

“Turkmenistán ve la oportunidad de exportar su gas a diversas jurisdicciones sin tener que depender de China o Rusia, mientras que los talibanes estarán dispuestos a permitir que el gasoducto avance a cambio de regalías e ingresos estables”, afirmó.

Los precios y la variante delta
Arthur Deakin, codirector de Energía en Americas Market Intelligence (AMI).

Aunque sabemos que en los últimos tres meses ha habido una ligera volatilidad en el precio del crudo, los mayores cambios se han producido en el sector del gas, donde la demanda está alcanzando su punto máximo.

“Los precios del gas seguirán creciendo a mediano plazo, ya que la mayoría de los países todavía luchan por desarrollar la infraestructura de gas necesaria para garantizar un mayor suministro”, aseveró Deaki

Pues varios países mantienen una oferta limitada de energías renovables para satisfacer las crecientes necesidades energéticas, por lo que seguirán recurriendo al gas y al combustible por el momento.

Dejó clara su opinión en cuanto a que, “el único gran factor que puede influir en el precio del petróleo y el gas es la variante delta, que recientemente arrasó el sudeste asiático. Si las grandes economías se ven obligadas a cerrar de nuevo, es de esperar que los precios del petróleo y el gas caigan rápido, aunque temporalmente, para luego volver a rebotar”.

Arturo Carranza, analista y consultor del sector energético.

Siendo este punto avalado recientemente por la OPEP en su informe mensual, donde consideró que, el impacto de la variante delta en la economía mundial plantea una importante incertidumbre, pero mantuvo sus previsiones para la demanda de petróleo en 2021 y 2022.

El wfecto en Latinoamérica

Para Arturo Carranza, analista y consultor del sector energético, “Latinoamérica está saliendo de una de las peores crisis económicas de la historia, por lo que cualquier evento internacional que derive en inestabilidad, como lo sucedido recientemente en Afganistán, genera nerviosismo y agitación en los mercados internacionales”.

Estas condiciones pueden llegar a tener impactos negativos en algunas economías de nuestra región, sobre todo en aquellos países que son fuertes dependientes de importaciones energéticas. Lo cierto es que, hasta el momento, la crisis afgana ha tenido un impacto menor en los precios internacionales del petróleo. Por eso es poco probable que, al cierre de 2021, los países latinoamericanos que registran altas importaciones del sector energético tengan que dedicar un mayor presupuesto para cubrir sus necesidades en la materia.

Algunas eecomendaciones

Ahora bien, con relación a este tema, el analista explica que, en el caso que el conflicto afgano continúe y pueda en algún momento, generar un incremento en los precios del petróleo y por consecuencia, un aumento del gasto en algunas economías que presentan altas importaciones de energéticos, esto puede convertirse en una buena oportunidad para que los países en Latinoamérica fortalezcan el suministro interno.

“Lo que planteo es que, de acuerdo con las características de cada uno de los países, con su potencial energético y con su vocación, puedan procurar que la demanda energética interna se satisfaga, en la medida de lo posible con recursos propios”, indicó.

“Esto representa una oportunidad ideal para voltear a ver al desarrollo de proyectos renovables, cuyos costos han bajado en los últimos años de manera considerable, haciendo que sean competitivos frente a los combustibles fósiles”; aseguró Carranza, para quien otra oportunidad que podría surgir, está relacionada con la integración de la región, pues en la medida de que los países latinoamericanos compartan infraestructura energética, podrán ser más resilientes a eventos externos, como el presentado en Afganistán.

La autora preside la Comisión de Derecho Energético y Sustentabilidad de la Asociación Nacional de Juristas de Panamá; es miembro de la Red Internacional de Energía, Cambio Climático y Derechos Humanos y de la Asociación Iberoamericana de Derecho de la Energía.
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