América Latina y el Caribe debe aprovechar la monetización de los recursos del gas natural

Actualizado
  • 20/04/2023 00:00
Creado
  • 20/04/2023 00:00
El tema es parte del más reciente estudio 'Libro blanco: El gas natural en la transición hacia economías bajas en carbono - El caso de América Latina y el Caribe', que presentaron la Olade, la Arpel y la IGU
Varios países de América Latina tienen desarrollo de actividades de gas natural

América Latina y el Caribe (ALC) debe aprovechar la monetización de los recursos de gas natural para conducir a una mayor prosperidad, tomando en cuenta que es una región “rica” en este recurso y que ya varios de sus países ejercen esta actividad.

La optimización de las ganancias le permitiría hacer contribuciones significativas al producto interno bruto (PIB), atrayendo inversión extranjera, creando empleos y mejorando vidas en todos lados, ya que la pobreza y la desigualdad son, con mucho, dos de los desafíos socioeconómicos más críticos de la región. El 30% de sus más de 650 millones de habitantes vive en la pobreza, el 13% en la pobreza extrema, y la desigualdad social es enorme, con un PIB/per cápita por debajo de la media mundial.

Países como Trinidad y Tobago, Perú y Bolivia se han beneficiado de un crecimiento económico en las dos últimas décadas gracias al desarrollo de los recursos de gas natural; el yacimiento de gas de Vaca Muerta, como se le llama a la producción de gas y petróleo no convencional, en Argentina ha atraído inversiones por un valor de 20.000 millones de euros ($21.900 millones) y tiene potencial para convertir a Argentina en el próximo país exportador de GNL de la región; Brasil presenta oportunidades en la región presalina; Colombia demuestra los beneficios de la gasificación y es muy prometedora para el desarrollo de sus recientes descubrimientos en alta mar, mientras que Guyana y Surinam son las dos estrellas emergentes debido a los descubrimientos masivos en alta mar, que abren la oportunidad de impulsar drásticamente sus economías.

Estas fueron algunas de las recomendaciones del más reciente informe “Libro blanco: El gas natural en la transición hacia economías bajas en carbono - El caso de América Latina y el Caribe" de la Organización Latinoamericana de Energía (Olade), la Asociación de Empresas de Petróleo, gas y energía renovable de América Latina y el Caribe (Arpel) y la Unión Internacional del Gas (IGU, por sus siglas en inglés).

El documento incluye un análisis de los escenarios del gas natural; una panorámica de la situación socioeconómica, energética y de emisiones de GEI (gases de efecto invernadero) en la región; los principales impulsores del desarrollo del gas natural y de los gases bajos en carbono y presenta perspectivas sobre cada país de la región.

Integración regional

Para los organismos, los nuevos polos de integración regional del gas están surgiendo naturalmente, ya que la dinámica del suministro y consumo ha ido cambiando en la región, abriendo nuevas oportunidades para soluciones mutuamente beneficiosas a través de la integración regional del gas natural.

Por ejemplo, mencionaron que en el cono sur, el desarrollo de Vaca Muerta, la apertura del mercado de gas natural en Brasil, que provoca un aumento de la demanda, y la dinámica de producción en Bolivia, están cambiando el mapa de integración de la subregión; esto se combina con nuevas posibilidades de suministro de gas de Argentina a Brasil, directamente a través de nuevos gasoductos, mediante gas natural licuado (GNL), o a través de una solución integrada que incluya a Bolivia como centro de infraestructuras. La gran ventaja del cono sur es que la mayor parte de la infraestructura del gasoducto ya se ha construido.

Destacaron también que Trinidad y Tobago, el mayor exportador de GNL de América Latina y el Caribe, y uno de los mayores exportadores de amoníaco y metanol del mundo, podría beneficiarse de los ingentes recursos venezolanos de gas en alta mar.

Otros países del norte de América del Sur, Guyana, Colombia y Surinam, dijeron, también han realizado descubrimientos masivos en alta mar en los últimos años, creando un nuevo polo emergente para la integración del gas natural. Señalaron que México está altamente integrado con Estados Unidos de América, y hay algunos proyectos en curso para procesar gas natural estadounidense en instalaciones mexicanas, para exportar GNL a la cuenca del Pacífico.

“El GNL desempeñará un papel clave en la integración regional del gas y la seguridad energética, debido a su ventaja de flexibilidad y la capacidad de llegar a islas, como el Caribe”, se lee en el documento.

El futuro del gas

Según el informe, el futuro de la energía es muy incierto. Mientras que la fuerza motriz del cambio climático y la consiguiente necesidad de transición a un sistema energético con bajas emisiones de carbono son evidentes, la naturaleza de la combinación energética en las próximas décadas es mucho más indeterminada, principalmente porque no es posible predecir con exactitud cómo y cuándo las tecnologías alternativas madurarán, alcanzarán la fase comercial y lograrán un amplio despliegue.

Detalla que lo más probable es que aumente la demanda de energía, impulsada por el crecimiento demográfico agravado por el desarrollo económico; habrá ventajas para el desarrollo de gases bajos en carbono como el biogás, el biometano, el hidrógeno y el gas natural con captura, almacenamiento y uso del carbono (CCUS, por sus siglas en inglés).

El documento establece que la industria del gas natural debe aspirar a descarbonizar el gas natural, desarrollando nuevas alternativas y reduciendo la huella de carbono de las operaciones actuales, lo que incluye mantener y reforzar un enfoque centrado en la eliminación de las emisiones de metano. Por lo tanto, se espera que el comercio y las infraestructuras de GNL sigan creciendo, añadiendo flexibilidad y seguridad al suministro energético y abriendo oportunidades para desarrollar otras aplicaciones, como el bunkering.

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