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- 02/07/2011 02:00
La colusión entre agentes económicos en licitaciones y actos públicos es una falta grave al espíritu de la competencia y del libre mercado. Cuando las empresas se ponen de acuerdo y manipulan las licitaciones, el país pierde. El fundamento de una licitación es que las compañías compitan entre sí, sin conspirar secretamente, ni aumentar los precios o reducir la calidad. Las instituciones públicas requieren de los procesos de licitación para realizar sus compras. Lo ideal es que en estos procesos se obtengan precios bajos y buena calidad, y así se generen los beneficios esperados. Si las empresas terminan en componendas, se afecta el acto de compra y se lesiona la competencia.
Aunque la colusión en las licitaciones puede ocurrir en cualquier sector de la economía, existen algunas características que promueven la manipulación en la oferta. Por ejemplo, es más probable que se dé una licitación amañada si existe un número reducido de empresas que provean el bien o servicio. Es decir, cuanto menor sea el número de vendedores, será más fácil acordar una postura anticompetitiva en las licitaciones.
Igualmente, cuando pocas empresas participan en un mercado debido a que su entrada es costosa o difícil, las empresas en este mercado quedan protegidas de la presión competitiva que representa la posible inclusión de nuevos participantes. En otras palabras, la barrera de protección se constituye en un factor que fomenta la manipulación de licitaciones.
También, las compras repetidas aumentan las probabilidades de colusión, y entre mayor sea la frecuencia de presentación de ofertas, mayor será la posibilidades de que los participantes hagan trampa. Además, cuando los productos o servicios son idénticos o muy similares, resulta más fácil que las empresas lleguen a un acuerdo en torno a una estructura de precios común. Y cuando existen pocos o ningún sustituto adecuado de los productos o servicios que se están buscando adquirir, las empresas que buscan manipular las licitaciones tienen la seguridad de saber que el comprador tienen pocas o ninguna opción y, por ende, es más probable que sus esfuerzos por elevar los precios tengan éxito.
Finalmente, las asociaciones, gremios y cámaras de comercios y de industriales pueden servir como mecanismos para fomentar fines anticompetitivos. Con frecuencia los ejecutivos de las empresas usan estas asociaciones para reunirse y ocultar sus discusiones acerca de formas y medios para llegar a un acuerdo de colusión en licitaciones.
Al realizar licitaciones, las instituciones públicas y sus jefes de proveeduría deben estar consientes de los diversos factores que pueden facilitar la colusión. La eficiencia del proceso de compra, igualmente, dependerá del modelo de licitación adoptado, pero también de cómo se diseñó y se llevó a cabo la oferta de adquisición. Los requisitos de transparencia son indispensables para que una licitación sea cónsona con las leyes de competencia y defensa del consumidor del país. La Acodeco velará para que estos requisitos se cumplan y promoverá la capacitación de los funcionarios a cargo de las compras. Al final, se ayudará para que las instituciones, por un lado, y las autoridades de competencia, por otro, identifiquen las situaciones problemas y pongan un alto a la mala práctica de algunas empresas que roban los recursos del Estado a través de la colusión en licitaciones.