Panamá debe actuar sin complejos

Actualizado
  • 01/07/2014 02:00
Creado
  • 01/07/2014 02:00
El gobierno panameño no debe ceder a las presiones de organismos internacionales que amenazan con colocarlo en listas discriminatorias

En estos días en los que todos estamos contagiados por la fiebre del Mundial de fútbol, la selección de Costa Rica nos ha dado un ejemplo de lo que es respeto, disciplina, no tener complejos ante los adversarios que supuestamente son más fuertes y sobre todo, dar el mejor esfuerzo por la dignidad de su país.

Dicha actitud sin complejos, que desde el fútbol Costa Rica proyecta hoy al mundo, debió ser la misma que todos aquellos funcionarios del gobierno saliente, debieron promover y ejecutar cuando estaban representando los mejores intereses de nuestro país, ante organismos internacionales como la OCDE y el Foro Global que dicha organización impulsa, así como también, ante otros países de la región como Colombia, El Salvador y República Dominicana, por citar algunos casos, que insisten en presionarnos al margen del Derecho Internacional Público, para que nuestro país acate sus intereses, escudados en supuestos estándares internacionales que nos quieren imponer bajo amenazas y que desde luego, van en contra de los nuestros.

Las presiones y amenazas de listas discriminatorias de organizaciones internacionales como la OCDE y otros países, no es más que una confesión de la incapacidad que tienen sus miembros de fiscalizar a sus propios contribuyentes y ante dicha ausencia de ideas, pretenden dictarnos guías para que nosotros cambiemos nuestra potestad y autonomía de decidir qué país y qué sistema tributario queremos.

En hora buena, ante dicha coyuntura, se ha creado el Consejo de Servicios Internacionales de Panamá (COSIP) el cual aglutina a los gremios más importantes del país, que se han tomado la tarea de promover y cooperar con el gobierno nacional, la elaboración de una política de Estado para el respecto, defensa y promoción de la plataforma de servicios internacionales que se brindan en Panamá.

Por tanto, la pésima estrategia de resignación utilizada de movemos lo más lento posible ante las presiones debe finalizar, porque nos pone en desventaja y vamos a estar siempre reaccionado ante las presiones y amenazas, huérfanos de una política o estrategia de Estado que debe ser la hoja de ruta a seguir por el nuevo gobierno junto con la empresa privada y el COSIP.

En consecuencia, debemos retomar dos documentos que a mi juicio son importantísimos para la defensa de nuestro régimen tributario y plataforma de servicios. Dichos documentos son: la carta de compromiso de Panamá de fecha 15 de abril de 2002, enviada a la OCDE, que debe ser el término de referencia para nuestro país y no salirnos del mismo, a través de la cual se comprometía y mostraba interés en cooperar con cualquier iniciativa multilateral relativa al tema de los estándares internacionales en transparencia e intercambio de información bajo estrictos parámetros de respeto a la soberanía de los Estados, al Derecho Internacional Público y sobre todo, al Principio de equidad y no discriminación, conocido en inglés como el ‘Level Playing Field’.

El segundo documento es el Reporte Sharman, elaborado por el Dr. Jason Sharman, profesor de la Universidad de Griffith, Australia, a solicitud de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de Panamá, denominado ‘El sistema de sociedades de Panamá y las acciones al portador bajo una perspectiva comparativa’, en el cual se deja al descubierto varias falencias de los países que conforman la OCDE, como por ejemplo, que una clara mayoría de sus miembros, 20 de 34 para ser más exactos, permiten acciones al portador, y pocos han toma do medidas para inmovilizarlas; el informe indica igualmente que los proveedores de servicios panameños cumplen en mayor medida con los estándares internacionales que sus contrapartes en Estados Unidos; y, que la debida diligencia de conocer al cliente en Panamá es superior a la que se practica en el Reino Unido.

Sin duda y parafraseando a la filósofa y escritora Ayn Rand, no podemos permitir que otros países u organismos internacionales nos impongan una obligación no escogida, que traerá deberes y obligaciones no recompensados, a todas luces involuntarios y contrarios a la libertad y autodeterminación de un país digno y soberano como el nuestro.

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