Grupo Melo: 77 años de un legado que alimenta a Panamá y se transforma hacia el futuro

Esta filosofía de que los panameños son los dueños de su propio futuro resuena en un consumidor que prefiere marcas que reinvierten en el país. La empresa es reconocida como un patrimonio nacional que ha crecido junto con la República

En el panorama empresarial panameño, pocas instituciones logran conjugar la tradición familiar con la eficiencia corporativa de manera tan armónica como el Grupo Melo. Este 2025, la empresa celebra 77 años de trayectoria, un hito que no solo marca longevidad, sino una evolución constante que ha llevado a un almacén agrícola en la Avenida B a convertirse en un conglomerado diversificado y pilar de la seguridad alimentaria del país.

Para conmemorar este aniversario, Arturo Melo Klepitch, presidente ejecutivo de Grupo Melo, compartió una visión profunda sobre el pasado, presente y futuro de la organización. En este contexto, Melo destacó que el éxito no reside únicamente en la rentabilidad, sino en un sistema de valores innegociables: integridad, confianza y un compromiso inquebrantable con Panamá.

Un legado con raíces profundas

La historia de Grupo Melo es la historia de una familia que apostó por la tierra. Arturo Melo Klepitch recuerda con orgullo que el grupo es una empresa nacional operada por panameños. El legado se remonta a su abuelo, el primer ingeniero agrónomo graduado en el país, y se consolidó bajo la visión de su padre, Arturo Melo Sarasqueta.

“Fue la visión de mi padre la que impulsó el crecimiento horizontal y vertical del negocio”, explica Melo. Hoy, esa operación se ha ramificado en ocho unidades de negocios que, aunque parecen distantes entre sí —desde maquinaria hasta tiendas de mascotas—, todas mantienen una conexión umbilical con el sector agropecuario.

El equilibrio entre lo familiar y lo corporativo

Uno de los mayores desafíos para cualquier empresa de esta índole es mantener la esencia familiar sin perder competitividad. Grupo Melo lo ha logrado fusionando ambos mundos. “Tratamos de sacar lo mejor de las empresas familiares y lo mejor de las corporativas”, señala su presidente.

Como empresa pública sometida al escrutinio de las autoridades, el Grupo opera con transparencia, pero mantiene una cultura organizacional donde los jefes trabajan a la par de los colaboradores, motivando con el ejemplo en operaciones que no descansan: 24 horas al día, los 365 días del año.

Innovación y transformación

Aunque el arraigo es tradicional, la operatividad es vanguardista. Arturo Melo reveló un hito poco conocido: el Grupo está digitalizado al 100%. Este proceso de transformación digital, que tomó cuatro años e incluyó el duro periodo de la pandemia, permite hoy una eficiencia operativa superior.

“Panamá tiene una de las economías más competitivas del área, lo que nos obliga a modernizarnos constantemente e invertir en capital humano”, afirma. Esta digitalización no es solo interna; el objetivo es transmitir este conocimiento a los productores locales para que la agricultura panameña sea cada vez más eficiente.

El pollo: protagonista y motor de exportación

El producto insignia de Melo, el pollo, sigue siendo el preferido de la mesa panameña. Sin embargo, la estrategia actual apunta al valor agregado. Productos como nuggets, hamburguesas y deditos de pollo (“formados” y “músculos”) son la punta de lanza para la expansión internacional.

El presidente detalló que actualmente operan con éxito en mercados como Trinidad y Tobago, Guyana y Perú, y mantienen la mirada puesta en mercados de República Dominicana, Barbados y Colombia. “La tendencia mundial en alimentos se inclina hacia productos que la gente pueda comer con la mano, con diferentes texturas y sabores, y hacia allá estamos innovando”, añade.

Incluso, la empresa ha comenzado a experimentar con otras proteínas, aplicando las técnicas de productividad aprendidas en la avicultura.

Un mensaje a la juventud y al futuro

Al mirar hacia los próximos años, Melo es optimista. Prevé que el 2025 y el 2026 serán años de crecimiento y estabilización tras los retos económicos recientes. Su mensaje para los jóvenes emprendedores es claro: tener visión y valores sostenibles.

“La integridad genera confianza con clientes, accionistas y la sociedad”, concluye. Para Arturo Melo, el aniversario 77 es solo una estación más en un viaje que busca, por encima de todo, cumplir con el legado de su padre: “hacer lo mejor por Panamá”.

Familiaridad

Para Grupo Melo, la familiaridad que siente el panameño con su marca no es una coincidencia, sino el resultado de una estrategia de cercanía emocional, coherencia en la calidad y una estructura de negocio que toca la vida cotidiana del ciudadano.

El presidente destacó que esta conexión se basa con una fuerza laboral compuesta por un 99% de panameños, la empresa tiene más de 5,000 colaboradores que actúan como el primer vínculo con la sociedad.

“Ellos transmiten lo que ven en la empresa... saben cómo se procesan nuestros productos y nuestras normas de calidad”, explicó. También mencionó que cuando el vecino, el primo o el amigo trabaja en la empresa y da fe de su seriedad, la marca deja de ser un logo y se convierte en una cara conocida.

Arturo Melo resaltó que la marca ha logrado ser parte del paisaje panameño a través de su integración horizontal y vertical. Esta estructura permite que el panameño encuentre a Melo en múltiples etapas de su día.

Mencionó que el panameño confía en Melo porque ve sus almacenes agrícolas en el interior, compra su pollo en el supermercado y come en sus restaurantes.

Arturo Melo mencionó el fenómeno de las filas en las “tienditas” de pollo (como en Chorrera o Juan Díaz). Este modelo de venta directa, dijo, ha creado un vínculo de lealtad donde el consumidor siente que está comprando “fresco y barato” directamente de la fuente, reforzando el sentimiento de pertenencia.

La integridad como base de la “calidad innegociable”

Fue enfático en que la familiaridad se sostiene en la consistencia, ya que el panameño sabe que el producto siempre sabrá igual y tendrá la misma calidad.

Sin distinción de calidad: “No nos gusta hacerle juego a los consumidores. Usamos una sola calidad, la más alta”, afirmó.

Arturo Melo sostuvo que el consumidor panameño es culto y sabe distinguir cuando una empresa intenta “engañarlo” con el precio a cambio de bajar la calidad, algo que el grupo evita para no romper la confianza generacional.

Recalcó que Grupo Melo ha sabido apropiarse de símbolos de la identidad panameña al ofrecer productos como el sancocho y el arroz con pollo en sus locales de Pío Pío, la marca se inserta en la cultura gastronómica nacional.

Al tener locales abiertos todo el día, Arturo Melo indicó que la marca se convierte en un “auxilio” confiable para el panameño, consolidando esa idea de que “Melo siempre está ahí”.

Finalmente, la familiaridad nace del propósito. Arturo Melo citó a su padre: “yo esto lo hago por Panamá”. Esta filosofía de que los panameños son los dueños de su propio futuro resuena en un consumidor que prefiere marcas que reinvierten en el país. La empresa es reconocida como un patrimonio nacional que ha crecido junto con la República.

Arturo Melo Klepitch
Presidente ejecutivo de Grupo Melo
Panamá tiene una de las economías más competitivas del área, lo que nos obliga a modernizarnos constantemente e invertir en capital humano”,
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