“Somos el restaurante de lujo del pueblo”

Vivo en el recuerdo de muchos panameños está aquella cafetería de El Marañón conocida como La Puñalada. Presionada por los cambios sociales y económicos del populoso barrio, la empresa de la familia Liakópulos llevó sus operaciones al mismísimo centro de la naciente metrópoli de la ciudad y abrió el primer Niko”s Café el 19 de octubre de 1983. A 25 años de aquel renacimiento, Nicolás Liakópulos lleva en sus hombros el funcionamiento de diez restaurantes y 800 empleados. Su pasión se desborda al hablar de sus platillos preferidos: bistec picado con bollo, emparedado de huevo con queso amarillo y el mejor ejemplo de asimilación cultural, la ensalada griega con patacones.

Desde el primer restaurante tuvimos una gran aceptación por dos cosas. La calidad y el amor con que cocinamos. Yo siempre digo que somos el restaurante de lujo del pueblo porque a pesar de los grandes volúmenes, nuestra comida es casera. El clásico arroz, poroto y carne nunca nos va a faltar.

Recuerdo un día que mi padre estaba en el Capitolio y llegó el entrenador de Roberto Durán, Chaflán. Le pidió una servilleta y se la comió.. Era un juego para que mi papá le regalara la chicha.

En el trato humano y en la humildad. Cuando viene un empleado y te toca la puerta, hay que sentarse a escucharlo. Otro secreto es pagarle bien a tu personal: minuto trabajado, minuto pagado.

Deiciséis. Uno se acostumbra.

A la falta de educación. Nosotros damos becas a los hijos de nuestros empleados, pero de 800 trabajadores, hoy sólo recibimos 50 boletines, antes nos llegaban cuatro veces esa cantidad. Además está el crecimiento del sector informal. Entre los dos semáforos de El Dorado he llegado a contar hasta 200 vendedores informales. También acechan las agendas políticas ocultas. La ventaja de Panamá es que la gente es esencialmente buena.

Debe comprar casa propia.

Colecciono monedas y libros antiguos. Mi biblioteca se compone de libros sobre Panamá. Uno bueno es “Panamá en 1933”. La historia me fascina, sobre todo la de Panamá. De hecho, planeo entrar a la universidad para estudiarla. Uno de mis autores favoritos es mi gran amigo Alfredo Castillero Calvo. Siempre vi a mis padres leer.

Hace poco fui con mis hijos a acampar al río Mamoní. Es enorme, sus aguas son transparentes y hay muchos peces y hasta camarones.

Tenemos pensado abrir restaurantes en Penonomé y en La Chorrera. También estamos trabajando en incluir platos caribeños en el Niko”s de Colón.