Necesidad de educación

Actualizado
  • 24/08/2013 02:00
Creado
  • 24/08/2013 02:00
Quién le teme a los grandes, feroces, exámenes? Respuesta: Muchos maestros, los sindicatos que los representan y los defensores del stat...

Quién le teme a los grandes, feroces, exámenes? Respuesta: Muchos maestros, los sindicatos que los representan y los defensores del statu quo, que se equivocan cuando tratan de combatir todo esfuerzo para que las escuelas públicas tengan que rendir cuentas sobre los resultados de la instrucción que imparten.

Entre los insensatos figura Matt Damon. Este actor y activista de 42 años recientemente fue señalado en Twitter y en la blogo-esfera por su hipocresía. Damon se opone a la posibilidad de que los padres puedan elegir escuelas, critica los grandes exámenes y nos insta a los demás a apoyar las escuelas públicas aunque, tal como revelara recientemente al periódico Guardian, envía a sus hijos a escuelas privadas de la zona de Los Ángeles.

En julio de 2011, Damon habló en una manifestación, en Washington, D.C., llamada ‘Salvemos nuestras escuelas’. Los manifestantes estaban furiosos con el gobierno de Obama debido a su campaña reformista—Carrera hacia la Cima—que se basa en resultados de exámenes para permitir que los distritos escolares y los estados compitan por millones de dólares de fondos adicionales, si realizan cambios tales como eliminar trabas que prohíben vincular el desempeño de un estudiante con los salarios de los maestros.

Los maestros nunca están contentos. Antes de enojarse con el gobierno de Obama por exigir más de nuestras escuelas, se pusieron lívidos contra el gobierno de Bush por el mismo motivo. En 2002, el presidente George W. Bush firmó la ley ‘Que Ningún Niño Quede Atrás’, que tuvo la audacia de insistir en que todos los estudiantes se desempeñaran a nivel de grado en Matemática y Lectura para 2014. La ley, que se venció hace seis años, también estudió los datos de los exámenes según la raza y etnia de los estudiantes, para que las comunidades pertenecientes a minorías pudieran ver claramente los resultados de los alumnos de color. Para los maestros, ése es un tema muy delicado.

Y hablando de delicado, vale la pena señalar que no todos los republicanos aceptaron la visión de la reforma educativa de Bush. Al final, no fueron los demócratas —a instancias de los liberales sindicatos de maestros— los que lograron socavar la responsabilidad en la educación pública. Fueron los legisladores republicanos, preocupados por el control local y sospechosos de lo que consideraron estándares de desempeño ‘tamaño único’.

Los republicanos de la Cámara apoyaron recientemente la Ley de Éxito Estudiantil, que fue redactada por el presidente del Comité de Educación de la Cámara, John Kline, de Minnesota. Su proyecto de ley no requiere que los estados establezcan objetivos de desempeño anuales para las escuelas. Las localidades estarían bajo un sistema de honor, y el gobierno federal quedaría excluido de la reforma educativa.

Resulta que hay legisladores, en la derecha, suficientemente egoístas y miopes como para que no les importe el desempeño de los alumnos de todo el país, en la medida que sus escuelas locales envíen a sus niños a las mejores universidades. Esperen sólo a que esa gente tenga que depender de los mu chachos del distrito vecino para generar suficientes ingresos a fin de financiar su Seguro Social o sus pensiones del Congreso. Buena suerte en eso.

Quizás puedan depender de los que ganan mucho como Matt Damon para que los rescaten.

‘Mientras observo mi vida, hoy en día,’ dijo Damon en la manifestación hace dos años, ‘lo que más valoro en mí —mi imaginación, mi amor por ser actor, mi pasión por escribir, mi amor por aprender, mi curiosidad— todo eso provino de la educación de mis padres y mi escuela. Y ninguna de las cualidades que mencioné que valoro tan profundamente, ninguna de esas cualidades que me trajeron tanta alegría, que me han hecho tener éxito profesionalmente— ninguna de esas cualidades que hacen que sea quien soy pueden ser evaluadas en un examen’.

Observen la asombrosa cantidad de narcisismo, hasta para una celebridad de Hollywood. La cantidad de veces que ‘mi’, ‘mí’ y ‘yo’ figuran en tan breve párrafo.

Todo lo que importa son las cualidades que Damon valora en sí mismo. ¿Quién necesita dominar la Lectura y la Matemática cuando tiene ‘imaginación’ o ‘curiosidad’? Además, qué bondadoso que es Damon en hablar por todos y decidir que los niños desfavorecidos y de minorías no necesitan que su progreso académico sea evaluado con algo tan burdo como un examen, si tienen ‘amor por aprender’. Damon debería informarse.

¿Acaso estos liberales de Hollywood se escuchan a sí mismos cuando hablan? Si lo hicieran, podrían comprender mejor por qué sus opiniones en tantos asuntos resultan repelentes para tanta gente.

Pensándolo bien, podría decirse lo mismo sobre algunos miembros del Congreso.

LA COLUMNA DE RUBÉN NAVARRETTE

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