Medicinas, el negocio de la necesidad

Actualizado
  • 23/10/2018 02:02
Creado
  • 23/10/2018 02:02
Una ecuación que va más allá de fijar el precio final en base al costo de producción y logística. Entran en juego el tamaño del mercado, los estudios previos, el poder adquisitivo, intermediarios e intereses privados

La Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud coinciden en que todas las comunidades, ‘sin discriminación alguna', deben tener acceso a servicios integrales de salud, adecuados y oportunos, de acuerdo con las necesidades, así como a ‘medicamentos de calidad, seguros, eficaces y asequibles', sin que estas necesidades se traduzcan en dificultades financieras, especialmente para los grupos vulnerables.

La Constitución panameña, en su artículo 111, hace responsable al Estado de ‘desarrollar una política nacional de medicamentos que promueva la producción, disponibilidad, accesibilidad, calidad y control de los medicamentos para toda la población del país'.

Aun siendo el acceso a medicamentos una necesidad que todos los países coinciden en proteger, la batalla por la salud se libra en un tinglado que parecen dominar las compañías farmacéuticas. En el medio, los Gobiernos, la burocracia, el libre mercado, las patentes, la regulación, el monopolio y la rentabilidad. Y al final de la cadena están los pacientes/consumidores.

No en vano la industria farmacéutica tiene el margen de utilidad más alto de los principales sectores industriales, incluso mayor que el de los bancos. Según Forbes , en 2013, algunas farmacéuticas alcanzaron utilidades entre 42% y el 10%, mientras que el pico mayor de ganancias para los bancos ese año fue de 29%.

Hasta el presidente estadounidense Donald Trump, en uno de sus arranques en Twitter , abonó su cuota de crítica a la industria en Estados Unidos. Dijo en mayo pasado que farmacéuticas, aseguradoras e intermediarios se han hecho ‘muy, muy ricos' y prometió acabar con esa ‘estafa total'.

¿NECESIDAD O LUJO?

El precio de los medicamentos es un debate eterno. Tras una nueva molécula pueden haber millones de dólares en inversión previa para pruebas clínicas, investigación, innovación y largas jornadas de estudios que pueden —o no— materializarse años después.

Además del proceso de patentar la fórmula antes de iniciar los estudios clínicos, lo que asegura el derecho exclusivo de fabricar el medicamento por el tiempo remanente (en base al promedio de 20 años que duran estas patentes), una vez culminado todo el proceso de estudios clínicos, aprobación y demás.

La decana de la facultad de Farmacia de la Universidad de Panamá, Rosa Buitrago, explicó que si un laboratorio demora quince años en lanzar un medicamento, solo tendría cinco años para comercializarlo bajo patente exclusiva. Una vez venza la patente, la fórmula puede ser fabricada por cualquier laboratorio de forma genérica, cumpliendo con pruebas de bioequivalencia.

El precio ‘premium', como le llama Irene Arguedas, directora de Asuntos Corporativos para Novartis, es el precio de lanzamiento de un medicamento en los países grandes con alto poder adquisitivo. A estos países (Europa, Estados Unidos, Canadá, etc.) llegan los medicamentos innovadores primero, unas veces por capacidad, otras por rentabilidad, explica Arguedas.

¿POR QUÉ SON MÁS CAROS EN PANAMÁ?

Las quejas continuas de la población por el precio de varios medicamentos y la posibilidad de conseguirlos por mucho menos en países como Colombia o México posee varias aristas. Buitrago ahonda en algunas.

Entre ellas está costo de la mano de obra panameña que, según la catedrática, al ganar en dólares, siempre será más caro que en otros países de la región. ‘Un profesional de la salud o de la cadena logística gana mucho más que en México o en Colombia', lo que, obviamente, impactará al consumidor final.

Otro factor que recalca Buitrago es el tamaño de la población. En Panamá ‘a lo sumo hay 300 mil personas que usan medicamentos antihipertensivos', por eso todos los costos, fijos y variables, se distribuyen entre menos personas.

Otro punto es el sistema regulatorio. En Panamá un registro sanitario puede demorar entre nueve meses y dos años, mientras que en otros países de la región se puede completar en seis a nueve meses todo el proceso. Los costos también son mucho más bajos, ‘no pasarían de unos $500. Sin embargo, en Panamá —explica la decana— podrían llegar hasta los $5,000.

Para un registro sanitario, hay gastos fijos y variables. Por ejemplo, entre los fijos están el del análisis prerregistro, que hace el Instituto Especializado de Análisis, y puede oscilar entre los $1,400 y $1,700 (a veces más). Después hay una tasa de registro sanitario que cuesta $200, luego dos refrendos, por $25 cada uno. A esto hay que sumarle el gasto variable, que es lo que cobre quien tramita dicho registro. Ese honorario puede estar entre los $300 y $4,000.

Arguedas, por su parte, pondera también el costo de la visita farmacéutica, que en Panamá ‘es más cara' porque exige que sea hecha por profesionales de la salud, a diferencia de los otros países de la región.

‘El costo mayor es que al final no salga el registro o que demore', indica Buitrago, por el desabastecimiento que puede ocasionar. La cautela deviene – y es necesaria – por los antecedentes de la crisis con la heparina y el dietilenglicol. Pero sin duda, la demora tiene un impacto en el precio final. También se puede abrir el compás para compras directas más caras, porque, al no contar con registro sanitario activo, no podrían hacerse por licitación a través de la Caja de Seguro Social.

INTERMEDIARIOS

Los intermediarios también encarecen los medicamentos, como en todas las industrias. En Panamá el Gobierno compra los medicamentos a través de intermediarios y en un proceso especial fuera del marco público de PanamaCompra. Recientemente, el mismo presidente Juan Carlos Varela admitió en un foro en la Universidad de Harvard que ‘intereses políticos y económicos' no le permitieron pasar una ley que le permitiera al Estado licitar medicamentos a través de PanamaCompra.

Buitrago explicó que incluso hay una iniciativa para compras conjuntas con otros países a través del Consejo de Ministros de Salud de Centroamérica y República Dominicana (Comisca), que pertenece al SICA, donde el país podría obtener mejores precios al comprar como parte de una región. Comisca estimó que Panamá podría haber ahorrado $212,336.24 en dos años con este modelo.

‘Comprar medicamentos en internet no es tan fácil, hay un tema de seguridad y calidad'

IRENE ARGUEDAS,

ESPECIALISTA EN EL SECTOR FARMACÉUTICO

La última negociación de precios de Comisca fue dada a conocer el mes pasado y participaron ocho empresas farmacéuticas, fabricantes y distribuidoras.

En el plano personal, el día a día, aún cuando las compras en línea han obligado a grandes almacenes a replantear su estrategia de ventas, Arguedas confirma que no es tan fácil comprar medicinas por internet. ‘No lo vamos a satanizar, pero hay un tema de seguridad y calidad'.

Para mitigar la inaccesibilidad de los países pobres a medicamentos premium , se han creado marcas para países emergentes, es decir, el mismo medicamento que se lanza en Europa o Estados Unidos es presentado en algunos países emergentes preseleccionados con otra marca a un precio menor. India, algunos países del Caribe y Centroamérica, entre ellos Panamá, entran en el plan piloto.

GENÉRICOS

Una vez vencida la patente, el mercado puede volcarse a los genéricos, que con pruebas de bioequivalencia y biointercambiabilidad previas, producen los mismos efectos que el medicamento de la marca original.

‘El precio más alto que se paga si no sale un registro a tiempo o no sale del todo es el desabastecimiento'

ROSA BUITRAGO,

DECANA DE LA FACULTAD DE FARMACIA, UP.

Y vale la pena en algunos casos. El medicamento de marca o referencia puede llegar a costar hasta siete veces más.

La Autoridad de Protección al Consumidor y Defensa de la Competencia (Acodeco) establece mensualmente los precios de referencia de los 40 medicamentos que componen la Canasta Básica de Medicamentos (Cabamed).

La última medición de septiembre, por ejemplo, mostró que el medicamento con el principio activo Ciprofloxacina, cuya presentación de marca es Ciproxina de Bayer, cuesta 571% más que el genérico; mientras que Renitec, de MSD, con el principio activo Enalapril, cuesta 556% más que su presentación genérica ( ver tabla ).

Por otro lado, el precio del diclofenaco sódico de marca (Voltarén de Novartis) es 436% más que el genérico y el ambroxol (Mucosolvan, de Boehringer Ingelheim) vale 260% más que la versión genérica.

La entidad sugiere al paciente ‘comparar precios y solicitar en la farmacia de su preferencia que se le muestren las opciones disponibles para su tratamiento'.

El problema es, dice Buitrago, que algunos medicamentos que se están vendiendo como genéricos no tienen todas las pruebas de bioequivalencia -a excepción de los que se distribuyen en la CSS-, explica.

Así, en un mercado pequeño dominado por distribuidores e intermediarios, con altos costos burocráticos y dualidad en el acceso de medicamentos (por la vía privada y la pública), el precio de los mismos se ajusta al poder adquisitivo del paciente y a la conveniencia de quien los prescribe.

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