Panamá alcanzará 6,1 millones de habitantes en 2070, según Cepal

El índice de envejecimiento del país es de 54,6 personas de 60 años y más por cada 100 menores de 15 años, pero provincias que duplican este promedio son Herrera (107,9) y Los Santos (139,9), donde hay más de una persona mayor por cada niño

En Panamá, la población, con una tasa de crecimiento de 1,31 % en 2024, llegará al año 2070 con 6,1 millones de habitantes, según el último reporte de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), que indica la necesidad de desarrollar políticas públicas integrales ante el envejecimiento poblacional.

El estudio denominado “Cuidados de largo plazo para personas mayores: perspectivas demográficas y sociales en el Caribe hispano, Centroamérica y México”, elaborado por Sandra Huenchuan, de la Unidad de Desarrollo Social de la sede subregional de la Cepal en México, ofrece una visión general de la realidad de los cuidados de largo plazo en una subregión que experimenta una transición demográfica en Costa Rica, Cuba, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Panamá y la República Dominicana.

En su investigación, Huenchuan destacó que los promedios no reflejan toda la heterogeneidad del proceso de envejecimiento demográfico de los países de la subregión.

Al ahondar en los datos de Panamá, la investigadora se basó en el Censo de Población y Vivienda de 2023, que le permitió conocer la diversidad y complejidad de la estructura demográfica del país, afirmando que la edad mediana de la población panameña se incrementó en ocho años entre 1990 (22 años) y 2023 (30 años). Entre la población afrodescendiente, este indicador fue de 33 años en 2023 (tres años más que el promedio nacional), y entre la población que se declara como indígena, la edad mediana fue de 20 años; es decir, el valor del promedio nacional de hace más de tres décadas.

Envejecimiento, esperanza de vida

En las Naciones Unidas se utiliza el criterio de 60 años y más para definir a las personas mayores.

El índice de envejecimiento de Panamá es de 54,6 personas de 60 años y más por cada 100 menores de 15 años. Sin embargo, hay provincias que duplican este promedio: se trata de Herrera (107,9) y Los Santos (139,9), donde hay más de una persona mayor por cada niño.

Asimismo, por encima del promedio se encuentran Coclé (67,9), Chiriquí (67,8), Panamá (63,5) y Veraguas (69). Por debajo del promedio, y con el índice de envejecimiento más bajo del país, están la comarca Ngäbe Buglé (14), Bocas del Toro (19,1) y la comarca Emberá (23).

En 2020, la esperanza de vida al nacer para ambos sexos en Panamá era de 78,6 años: 75,7 para hombres y 81,7 para mujeres, una diferencia de 5,9 años entre ambos sexos. En este indicador también se expresan diferencias a nivel subnacional, pues mientras la provincia de Panamá tenía una esperanza de vida de 80,3 años, en las comarcas Emberá y Ngäbe Buglé esta llegaba solo a 72 años.

Cabe destacar que, en 2019, la probabilidad de que una persona de 70 años falleciera antes de cumplir 90 años era menor en Panamá, con un 65,1 %, en comparación con el resto de los países analizados.

En tanto, la esperanza de vida en el país se situó en 78,6 años, con un aumento de 0,6 años. En 2024, la esperanza de vida promedio a los 60 años fue de 21,2 años: 22,6 años para las mujeres y 19,7 años para los hombres. Panamá tiene la mayor esperanza de vida a los 60 años, con 24,3 años.

En la subregión, la pandemia por COVID-19 —que cobró gran número de vidas en edades avanzadas— contuvo el avance de algunos indicadores clave sobre las personas mayores. Uno de ellos es la esperanza de vida a los 60 años, que iba en aumento desde 1950, cuando era de 14,3 años en promedio, y llegó a 20 años a inicios de este siglo. La evolución ascendente se mantuvo hasta 2019 (20,7 años); no obstante, descendió en 2020 a 18,8 años en promedio, similar a la esperanza de vida de una persona de 60 años en Panamá en 1974.

La región en general

El análisis demográfico proyecta un crecimiento poblacional en la subregión hasta 2059, cuando se alcanzarán 250,1 millones de habitantes, acompañado de transformaciones en la estructura etaria. La investigación prevé un incremento acelerado de la población de 60 años y más. Este grupo de edad, que representaba apenas 2,5 millones de personas en 1950, experimentará un aumento extraordinario de 22 veces, hasta alcanzar 56,3 millones en 2050. Para 2070, la población adulta mayor llegará a 75,8 millones, constituyendo casi un tercio (29,8%) del total de habitantes en la subregión.

La esperanza de vida ha mostrado avances notables. Mientras en 1950 era de 46 años, para 2024 aumentó casi 29 años, hasta alcanzar 74,9. Las proyecciones indican que llegará a 82,3 años en 2070. Este envejecimiento poblacional traerá importantes cambios en las estructuras familiares, con una creciente tendencia hacia hogares multigeneracionales y un aumento significativo de hogares encabezados por personas mayores.

En el ámbito de la salud, el estudio alerta sobre el aumento de la población adulta mayor con discapacidad severa para 2050 y la necesidad de rehabilitación y cuidados paliativos, subrayando cómo el perfil epidemiológico de esta población requiere atención especializada.

El estudio destaca también las oportunidades económicas que presenta el sector de cuidados de largo plazo como motor de empleo formal, especialmente para las mujeres. Se presentan proyecciones de inversión para Costa Rica y México, analizando los impactos en la creación de empleo y la formalización del trabajo.

La investigación examina modelos implementados en Costa Rica, Cuba y República Dominicana, ofreciendo lecciones sobre redes de cuidado comunitario, servicios estatales integrales y avances regulatorios adaptables a distintos contextos socioeconómicos.

Una consulta realizada a especialistas de la subregión revela preocupaciones respecto a la necesidad de fortalecer la intervención estatal en este ámbito y normar el quehacer de los prestadores privados. El estudio identifica la necesidad de regulación, de mejorar las condiciones laborales para los cuidadores y de un financiamiento sostenible y progresivo.

El documento concluye con un llamado a elevar la visibilidad de los cuidados de largo plazo en las agendas políticas y sociales, subrayando que la forma en que se aborden definirá no solo la calidad de vida de las personas mayores, sino el tipo de sociedad que se aspira a construir para las generaciones venideras.

Lo Nuevo