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- 14/02/2018 01:00
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El biodiésel argentino, las aceitunas españolas, la madera canadiense, las lavadoras surcoreanas o las placas solares chinas han sido algunos de los productos que el presidente estadounidense, Donald Trump, ha sancionado para potenciar la industria doméstica en esos sectores.
Su afán por introducir medidas proteccionistas a la economía del país contradice el histórico ímpetu de Estados Unidos en ser pionero en la liberalización del comercio internacional.
‘El comportamiento de Trump es contrario a la práctica de los presidentes más recientes, cuando los aranceles de salvaguardia se adoptaron sólo en contadas ocasiones, en parte porque los mismos mandatarios solían ser reacios a aprobarlos', dijo el profesor de comercio internacional de la American University Robert Blecker.
Hoy mismo, Trump insistió en que estudia la imposición de ‘aranceles o cuotas' a las importaciones de acero y aluminio extranjero, especialmente de China, por considerar que la industria de EE.UU. está siendo ‘diezmada' por la ‘competencia desleal'.
Desde su llegada a la Casa Blanca, el mandatario declaró sus intenciones de endurecer su política comercial, especialmente con China y México, amenazando con imponer aranceles a las importaciones de estos dos países del 45% y del 35%, respectivamente.
Además, criticó a Canadá, Alemania y Corea del Sur por exportar más a EE.UU. de lo que importan. A pesar de esas amenazas, la política económica de Trump ha estado marcada por uno de su lemas preferidos: ‘Estados Unidos primero'.