La sombra del ‘arquitecto’

Actualizado
  • 24/10/2008 02:00
Creado
  • 24/10/2008 02:00
PANAMÁ. “Quiero agradecer a mi magnífico equipo de campaña. Sobre todo, quiero darle las gracias al arquitecto: Karl Rove”. Con estas...

PANAMÁ. “Quiero agradecer a mi magnífico equipo de campaña. Sobre todo, quiero darle las gracias al arquitecto: Karl Rove”. Con estas palabras, pronunciadas al ser reelegido hace casi cuatro años a la presidencia de los Estados Unidos, se refería George W. Bush al hombre responsable casi al 100% de los dos éxitos electorales del actual presidente.

En Estados Unidos, se califica de “rovianas” a las campañas políticas que apelan a los sentimientos más negativos del electorado: prejuicios raciales, fundamentalismo religioso e intolerancia. En palabras del propio Karl Rove, un estilo de hacer campaña que prioriza el ataque a las fortalezas del enemigo por encima del ataque a sus debilidades: si, por ejemplo, tu enemigo es joven, táchalo de inexperto; si rezuma elegancia y buenos modales, tíldalo de elitista. Al Gore y John Kerry sucumbieron ante este tipo de campaña, y no son pocos los intelectuales que creen que los repetidos y famosos “errores” y lapsus del presidente Bush en sus discursos pre y post presidencia están puestos allí adrede para hacer sentir al electorado que el presidente es un americano común y corriente: política roviana en estado puro.

MCCAIN Y ROVE

A pesar de no ocupar un puesto oficial en la campaña de John McCain, es por todos conocido que “el arquitecto” controla de cerca todo lo que se hace en la campaña. De hecho, uno de los principales asesores de McCain, Steve Schmidt (al que el New York Times atribuye algunas de los más venenosos ataques de la campaña, incluyendo el anuncio de Paris Hilton y Britney Spears), es uno de los protegidos de Rove. La semana pasada, McCain contrató como asesor a Warren Tompkins, que hace ocho años, trabajando para la campaña “roviana” de Bush, estuvo entre los responsables de regar rumores de que el entonces rival John McCain tenía una hija ilegítima de raza negra (en alusión Bridget, la hija adoptiva bangladesí de los McCain).

Días después del ataque, McCain decía creer que “hay un lugar especial en el infierno para esta clase de gente”. Ocho años más tarde, el “lugar especial” en el infierno ha sido aparentemente cambiado por un “lugar especial” en su campaña. El senador por Arizona también ha utilizado a Jeff Larson y su firma FLS-Connect para llevar a cabo contra Barack Obama una campaña de llamadas telefónicas automatizadas basada en una similar que fue utilizada contra él en el año 2000. Para Maureen Dowd, columnista del New York Times “a cierto nivel, McCain debe estar indignado consigo mismo por usar las mismas tácticas que han sido perfeccionadas por las mismas personas que las usaron contra él hace ocho años”.

Indignado o no, las tácticas rovianas están omnipresentes en la campaña republicana: Obama y Bill Ayers. Obama el musulmán. Obama el socialista. Obama y ACORN “destruyendo el tejido de la democracia”. La lista sigue y sigue.

LA ÚLTIMA CAMPAÑA ROVIANA

Con las elecciones a la vuelta de la esquina, y habiendo observado la evolución de las campañas, hay una cosa que es casi segura: estamos presenciando la muerte de las tácticas rovianas. Para Arianna Huffington, fundadora del Huffington Post, las campañas rovianas han encontrado su ruina en un lugar bastante inesperado: el Internet. “Gracias a YouTube (creado en 2005) y los blogs, es cada vez más difícil mentir sin pagar un precio”. Huffington asevera ciertamente que antes de 2005, si una campaña decía una mentira, los medios podían (o no) desacreditarla, pero si la campaña seguía repitiéndola, eventualmente los medios se aburrirían del tema. Y si bien es cierto que el internet también puede ser facilitador de la difusión de rumores y ataques, también lo es que sitios como YouTube o los blogs hacen que sea casi imposible mentir y salirse con la suya.

La campaña republicana, sin embargo, parece no haberse enterado de esto. Al preguntar maliciosamente en sus mítines “¿quién es Barack Obama?”, parecen no ser conscientes de que los electores pueden buscar y mirar miles de videos del candidato demócrata en YouTube o cualquier sitio similar.

“EL PARTIDO ME ABANDONÓ A MÍ”

Llama la atención, sin embargo, que han tenido que ser miembros importantes del mismo Partido Republicano los que reconocieran que el estilo roviano de hacer campañas sucias debía pasar a mejor vida. Hace unos días Colin Powell, secretario de Estado durante la primera administración de George W. Bush, no tuvo reparos en repudiar las campaña de John McCain, y dar su apoyo a Barack Obama. Y Powell no ha sido, ni mucho menos, el único: el célebre escritor político (y reconocido republicano) Christopher Buckley dijo que “no he abandonado el Partido Republicano, el Partido Republicano me ha abandonado a mí”.

Powell y Buckley son sólo dos voces entre los miles de republicanos que se sienten decepcionados por el gran daño que esta corriente política —que inició en 1988 con Lee Atwater (jefe de campaña de George H. W. Bush), fue perfeccionada por el “arquitecto” Rove, y utilizada por George Bush y ahora McCain y Palin— le ha hecho al llamado “antiguo gran partido”. Se espera que el 4 de noviembre miles de republicanos anónimos reflejen en votos lo que Powell y Buckley han expresado públicamente.

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