Paisajes de belleza definen a Bolivia, pero con población altamente pobre

ISLA DEL SOL. El panorama revive en el espíritu esa gran contradicción que define Bolivia: paisajes de belleza abrumadora de la mano de ...

ISLA DEL SOL. El panorama revive en el espíritu esa gran contradicción que define Bolivia: paisajes de belleza abrumadora de la mano de una población escandalosamente pobre. El clima, por su parte, no daba tregua. El frío y el viento fueron intensos durante todo el día y especialmente luego de la caída del sol, lo que no impidió a los muchachos bailar hasta el siguiente amanecer.

No habían dormido, pero se sentían satisfechos por la fiesta. Regresaban a sus hogares con historias y anécdotas, como la del frío intenso que sólo permitió que se celebrara la última de las dos noches planeadas por los organizadores del festival. O como la del niño que, mientras arreaba un par de escuálidas vacas, se quedó mirando a los dos muchachos que guardaban la entrada al festival de manera extraña.

El raro encuentro de dos universos que están cerca y a la vez tan lejos. Todas estas cosas pasaban por mi mente al sentarme en un nuevo bus, éste con destino a la ciudad de Puno, del lado peruano, y obligada parada de camino al Cuzco. Al cruzar la frontera –con un sólo funcionario y una fila inmensa— no puedo evitar reparar nuevamente en la seguridad.

Las mochilas, que cruzan dentro del bus, no son revisadas. Atrás queda Bolivia, Copacabana, y la hermosa Isla del Sol, donde aprendí que la cercanía física es una dimensión vacía, y que la belleza natural de ciertos lugares no necesariamente acarrea prosperidad y riqueza para los que en ellos habitan. Acabo de dar mi primer paso en Perú, iniciando un trayecto que me llevará hasta Machu Picchu. Que siga la aventura.

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