Tribunal cubano juzga a contratista

Actualizado
  • 05/03/2011 01:00
Creado
  • 05/03/2011 01:00
LA HABANA. Cuba llevó ayer, viernes, a juicio a un contratista estadounidense que arriesga 20 años de cárcel por delitos contra la segur...

LA HABANA. Cuba llevó ayer, viernes, a juicio a un contratista estadounidense que arriesga 20 años de cárcel por delitos contra la seguridad del Estado, un incidente que hundió la relación entre ambas naciones a nuevos mínimos.

El proceso contra Alan Gross en un tribunal provincial de La Habana permitirá a Cuba denunciar los programas de Estados Unidos para promover cambios políticos en la isla de gobierno comunista.

El contratista fue detenido en diciembre del 2009 cuando, según las autoridades cubanas, repartía a disidentes equipos prohibidos de comunicación satelital financiados por la Agencia para el Desarrollo Internacional de Estados Unidos (Usaid).

Gross, de 61 años, llegó al tribunal en un automóvil negro escoltado por dos furgonetas con agentes de la Seguridad del Estado. Según un periodista de Reuters en el lugar, vestía ropa civil.

Su esposa Judy, que viajó de Estados Unidos para el juicio, llegó minutos más tarde acompañada por dos personas. La mujer, que vestía de gris y llevaba gafas de sol, no dijo una palabra a periodistas que aguardaban en la puerta de la corte en una antigua mansión rodeada de vegetación tropical y palmeras.

Las autoridades no permitieron el acceso de corresponsales extranjeros a la sala, donde Gross comparecerá ante un panel de cinco jueves.

La detención de Gross abortó el nuevo comienzo ofrecido unos meses antes por el presidente estadounidense, Barack Obama, que eliminó restricciones para que los exiliados cubanos visiten y envíen remesas a la isla.

Estados Unidos admitió que Gross viajó a Cuba con una visa de turista, pero sostiene que no cometió ningún delito y ha exigido su liberación por razones humanitarias.

Pero la fiscalía cubana pidió 20 años de cárcel para el contratista por ‘actos contra la independencia o la integridad territorial del Estado’, un delito que Cuba castiga incluso con la pena de muerte.

Cuba teme que personas como Gross estén facilitando acceso sin restricciones a internet para que los disidentes usen redes sociales como Twitter, que jugaron un papel clave en el reciente derrocamiento de gobiernos en Túnez y Egipto.

Mientras, Washington sostiene que Gross sólo intentaba conectar a grupos de judíos cubanos a internet, restringida en la isla. Sin embargo, los líderes de la comunidad judía tomaron distancia del contratista.

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