La incertidumbre cubana

Actualizado
  • 22/12/2014 01:00
Creado
  • 22/12/2014 01:00
Los cubanos ven el futuro de la isla con una mezcla de esperanza y temor ante lo que pueda traer la nueva política con los Estados Unidos

El restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos desató entre los cubanos expectativas de trascendentales cambios económicos en una isla que parece congelada en el tiempo, con sus autos de la década de los cincuenta y sus derruidos edificios Art Deco.

El jueves, al día siguiente del histórico y sorpresivo anuncio, muchos cubanos tenían esperanza de tener acceso a bienes que el resto del mundo da por sentado y de una recuperación de la economía socialista que hoy no provee de manera cotidiana productos básicos como carne, aceite de cocina o papel higiénico.

Nayda Martínez, una ingeniera química de 52 años, piensa que el restablecimiento de un comercio directo podría atraer inversiones y turismo a la isla.

‘El país está muy ahogado. Cuba, para comprar cualquier cosita, tiene que darle la vuelta al mundo, cuando se podría conseguir productos de primera necesidad, materias primas, aquí mismo’, dijo a la AP .

Martínez, como muchos cubanos, inevitablemente empezaron a sacar cuentas de las cosas que podrían tener: más tecnología, medicamentos, capital o la creación de nuevos empleos derivados del turismo.

Lázaro Valverde, un reparador de llantas de 46 años pensó que si finalmente se levanta el bloqueo económico se facilitarían muchas cosas y eso redundaría en una mejor calidad de vida de la gente como él. ‘Aquí el salario no alcanza’, indicó a la misma agencia.

Raúl Castro y Barack Obama marcaron un hito el miércoles pasado, cuando el presidente de Estados Unidos liberó a tres agentes cubanos del ‘Grupo de los Cinco’, considerados héroes, mientras que el líder isleño entregó al contratista estadounidense Alan Gross, preso y condenado hace cinco años por presunto espionaje.

TEMORES

No obstante, en las calles también comenzaron a expresarse algunos temores y ansiedades entre la población que durante años vio en los medios de prensa oficiales el lado oscuro de la sociedad estadounidense y temen que algunos de esos imaginados valores o sus políticas se puedan imponer en la isla como los permisos para portar armas, prohibidas en Cuba, el consumo y tráfico de droga, controlado en la nación caribeña por las autoridades que lo combinan con una acción comunitaria, o el individualismo.

Algunos miembros de la pequeña y fragmentaria comunidad disidente en la isla consideraron que se trataba de una traición de Obama. ‘Está bien por el país, si va a permitir desarrollarnos’, dijo Marisa Betancourt, de 55 años, ama de casa y madre de dos hijos jóvenes. ‘No me gustaría que se perdiera esa solidaridad tan del cubano, ni que se convirtiera en una sociedad más consumista o individualista’.

LUGAR DE CONTRASTES

Cuba es un lugar de contrastes. Está a la par con las naciones más desarrolladas del mundo cuando se comparan los indicadores de educación y salud, como la mortalidad infantil.

Tiene una de las tasas de criminalidad más bajas del hemisferio occidental y algunos de los hábitats mejor conservados del Caribe, en parte por la falta de desarrollo.

Sin embargo, la mayoría de los isleños trabajan en empleos gubernamentales a un salario de 20 dólares mensuales en promedio.

El acceso a internet es mínimo, lento y costoso. Casi no hay medios de comunicación que no estén controlado por el Estado. El Partido Comunista es el único partido político, y eso es algo que no se debate.

Quejarse de un bache en la calle está bien pero si uno protesta abiertamente contra el gobierno puede terminar en el calabozo.

Los cubanos han aprendido a navegar en este sistema político cerrado y han aprendido a sobrevivir en medio de la escasez, las largas colas y una crisis de vivienda que obliga a las familias a convivir con tres generaciones en un mismo techo.

Muchos están ansiosos por el cambio, pero hasta ahora nadie sabe exactamente qué traerá esta apertura diplomática. Uno de los cambios que se pueden producir sería psicológico.

Algunos cubanos se podrían acostumbrar a hacer negocios con Estados Unidos, país que por décadas se ha señalado como el enemigo.

Los cubanos también pueden terminar acostumbrándose a la idea de que ya no están en guerra con Estados Unidos, señaló Peter Kornbluh, coautor del libro Back Channel to Cuba: The Hidden History of Negotiations between Washington and Havana , en una entrevista con la AP.

‘Una sociedad que históricamente ha vivido en la oscuridad y a la sombra del coloso del norte ahora está viendo algo de luz’, apuntó el escritor.

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