Guerra nuclear y la voz ciudadana en los Estados Unidos

Actualizado
  • 13/08/2017 02:05
Creado
  • 13/08/2017 02:05
Un estudio revela que el 60% de los estadounidenses avalaría hoy un ataque nuclear a otra nación, aunque implique la muerte de civiles

Una investigación de la Universidad de Stanford, publicada el pasado 2 de agosto, señala que una buena parte de los ciudadanos estadounidenses estarían dispuestos a apoyar un ataque nuclear si su país estuviera en una situación de guerra.

El estudio publicado en la revista International Security por los profesores Scott Sagan, de Stanford, y Benjamin Valentino, de la Universidad de Dartmouth, pregunta cómo piensan los norteamericanos acerca de las circunstancias en las que su país podría utilizar armas atómicas.

‘Será mejor que Corea del Norte no vuelva a amenazar a Estados Unidos‘

DONALD TRUMP,

PRESIDENTE DE ESTADOS UNIDOS

Recreando una hipotética situación en la que EE.UU. mantiene una guerra contra Irán, los encuestados se mostraron dispuestos a aprobar los bombardeos, incluso contra civiles, lo que apunta a que el llamado ‘tabú nuclear', el supuesto principio de que los ciudadanos de ese país no apoyarían ataques con armamento nuclear a no combatientes, tiene poco apoyo, indica el estudio.

EL PESO CIUDADANO

Ciertamente la fuerza de la opinión ciudadana en EE.UU. puede influir enormemente en el avance o fin de una conflagración bélica, como fueron las enormes movilizaciones contra la guerra de Vietnam en los años 70.

Para el historiador norteamericano Bruce Franklin, el imaginario colectivo dominante dentro de EE.UU., que proyecta una suerte de ‘país salvador', conspira contra una visión crítica de sus ciudadanos ante la política exterior ‘guerrerista' de Washington.

En su libro, Vietnam y otras fantasías americanas, el académico apunta que las creencias de los estadounidenses hoy sobre la guerra de Vietnam ‘consisten en fantasías, mitos y mentiras descaradas', donde una guerra neocolonial contra un pequeño país y la desastrosa derrota a manos de la guerrilla vietnamita se hizo ver después como una ‘cruzada por la libertad' y el fracaso militar como una ‘derrota honrosa'.

‘La verdad es que durante tres décadas nuestra nación patrocinó y luego emprendió una guerra genocida contra un pueblo y una nación que nunca nos había hecho nada excepto pedir nuestra amistad y apoyo', señala Franklin.

El estudio de Stanford reveló, además, que el 60% de los estadounidenses aprobarían matar a dos millones de civiles con tal de evitar una invasión que representara un alto costo de vidas de soldados en una eventual invasión a Irán. Es este el mismo argumento esbozado por el presidente Harry Truman para justificar los ataques nucleares sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki en 1945.

VIENTOS DE GUERRA

La misma semana que se publicó el estudio, el presidente Donald Trump amenazó a Corea del Norte tras un nuevo ensayo misilístico.

‘Será mejor que Corea del Norte no vuelva a amenazar a Estados Unidos, o se encontrará con un fuego y una furia nunca antes vistas', dijo el mandatario en un tono particularmente belicoso, aunque nada fuera del característico estilo ‘policiaco global' de los jefes del despacho oval.

En un posible deslinde nuclear en la península coreana, EE.UU. tendría una respuesta ‘rápida y contundente' frente al gobierno norcoreano, según un análisis del Washington Examiner .

Con un ‘ataque preventivo' nuclear de al menos 475 kilotones (30 veces más destructiva que la de Hiroshima), borraría del mapa a Pyongyang, la capital norcoreana, siendo el comienzo de otros ataques en sitios estratégicos, dependiendo de las ‘amenazas' y las ‘posibles bajas civiles', subraya el diario conservador.

Un desenlace de esta magnitud desestabilizaría todo el Pacífico, empujando a otras potencias nucleares como Rusia y China, a una escaldada militar con consecuencias potencialmente catastróficas.

Para Franklin, en su país existe una batalla por recuperar la historia de los norteamericanos que se opusieron a la guerra de Vietnam.

Y es que la ‘otra historia' de los EE.UU. escribe nobles hitos de solidaridad como pueblo, desde las brigadas internacionales que lucharon contra el fascismo en la Guerra Civil Española, las declaraciones antibélicas de Martin Luther King en los 60, los desafíos de Mohamend Alí a ir a combatir a Vietnam, los movimientos por la paz o más recientes el activismo contra la guerra de Irak.

Independientemente del conflicto intrínseco que se libra en EE.UU., entre los defensores de la paz y patrocinadores de la guerra, la historia demuestra que la balanza la inclina la presión de los pueblos sobre sus gobernantes, no siempre dueños de la ‘versión oficial'.

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