Sandra Borda: 'Acusar a Venezuela es deslegitimar la protesta colombiana y las demandas sociales de la gente'

Actualizado
  • 05/06/2021 00:00
Creado
  • 05/06/2021 00:00
La profesora del Departamento de Ciencia Política de la Universidad de los Andes en Bogotá, columnista del diario 'El Tiempo' y doctora en ciencia política, conversó con 'La Estrella de Panamá' en alianza con 'Radio Panamá' sobre la crisis que enfrenta su país.
Sandra Borda es profesora del Departamento de Ciencia Política de la Universidad de los Andes en Bogotá, columnista del diario 'El Tiempo' y, entre otras cosas, doctora en ciencia política de la Universidad de Minnesota.

La tensión en Colombia no para. Las manifestaciones y los bloqueos continuaron este viernes, mientras que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos se prepara para visitar Colombia, el próximo 8 de junio.

Las causas de la crisis que vive hoy Colombia “tienen un componente social fortísimo”, agravadas con el confinamiento generado por la pandemia de la covid-19, así lo calificó Sandra Borda, profesora del Departamento de Ciencia Política de la Universidad de los Andes en Bogotá y columnista del diario El Tiempo.

La también doctora en ciencia política de la Universidad de Minnesota, MA en relaciones internacionales de la Universidad de Chicago y en ciencia política de la Universidad de Wisconsin, participó hoy en un espacio de entrevistas de La Estrella de Panamá en alianza con Radio Panamá, titulado: “Crisis en Colombia: una mirada desde Panamá”.

En sus declaraciones, Borda afirmó que en medio de las manifestaciones y un mes de paro en el país, la respuesta del gobierno del presidente Iván Duque tiene dos caras: una cara a nivel interno y otra cara a nivel internacional.

En lo interno, cree que “el gobierno ha rehusado sistemáticamente entender la protesta social y las demandas, justamente como un problema que deriva en buena parte o se profundiza con el confinamiento que pone a la gente en una situación económica muy difícil, particularmente a los jóvenes”. Además, enfatizó que el gobierno sigue “sin reconocer las demandas y las reivindicaciones de aquellos que se manifiestan”.

Mientras que “en lo internacional, intenta hacer un discurso poco más conciliador, tratando de explicar y justificar las múltiples violaciones a los derechos humanos que tienen lugar en las calles, justamente por ver este problema meramente como de orden público e intenta mandar un mensaje, un poco difícil de entender para una audiencia internacional, porque es un mensaje con el cual el gobierno está respondiendo, pero simultáneamente cree que las manifestaciones son el resultado de una conspiración de la izquierda nacional con la izquierda internacional, para debilitarlo”, explicó.

Para Borda “ninguno de los dos discursos le está funcionando (a Colombia). Ni el discurso interno ni el discurso internacional, por eso es que creo que no está jugando bien de local, pero tampoco de visitante para usar el lenguaje futbolístico”.

Al preguntarle su consideración respecto a lo que causó el estallido de esta crisis, si fue por la gestión de gobierno del presidente Duque o es una crisis que estaba silenciosa a punto de explotar, cree más bien que “hay una cosa que no está en manos del gobierno, y es definitivamente el confinamiento, como la política pública de reacción a la pandemia, que tuvo un costo económico y social enorme que ya habían advertido muchas organizaciones internacionales y la banca internacional que iba a tener este costo”.

El escenario, añadió, es uno en el que después del confinamiento produjo un aumento en el nivel de pobreza del 7%, una clase media que se ha empobrecido sustancialmente, un aumento de casi el 8% del desempleo joven en las ciudades.

Colombia lleva más de seis semanas de protestas.

“Los números lo dejan sumamente claro, los economistas lo han dicho una y mil veces, en Colombia nunca había habido un incremento de la pobreza tan absolutamente estrepitoso y en un lapso tan corto”.

Sostuvo que “la crisis social y económica que estamos viviendo no es un constructo político, es real; y la gente, particularmente en las zonas que ya eran pobres y tenían dificultades antes de la pandemia, ahora sí que lo están pasando muy mal; y aquí es donde entra la gestión del gobierno”.

Pero “la respuesta tanto del Gobierno nacional como de los gobiernos locales ha sido una repuesta tremendamente lenta”. Por ello considera que “hay una frustración tremenda con lo que está haciendo el gobierno en este escenario de semirregreso a la normalidad, si uno quiere pensarlo de esa forma”, señaló.

El confinamiento, un efecto diferencial

Borda dijo que “al comienzo de todo esto, cuando empezaron las primeras políticas de confinamiento en América Latina, el Banco Interamericano de Desarrollo hizo la advertencia: 'Miren, tengan mucho cuidado porque el confinamiento va a tener un efecto diferencial sobre los distintos segmentos y actividades económicas”.

En ese sentido sugirió que “la gente que pueda trabajar en su casa es la que menos va a sufrir, pero esa gente es obviamente un grupo de personas que ya está en una situación relativamente estable desde el punto de vista económico”.

Mientras que “aquellos sectores más empobrecidos de la sociedad, que se tienen que ganar la vida en la informalidad, van a ser aquellos sectores que se van a empobrecer aún más y que van a sufrir con mucha más dureza las consecuencias del confinamiento”.

Para Borda, “la predicción del Banco Interamericano de Desarrollo terminó siendo absolutamente cierta; y lo que pasó es que aquellos sectores justamente que ya estaban en una situación difícil, no pudieron continuar produciendo, fueron sacados y expulsados de la fuerza laboral, los pocos que estaban allí, y se quedaron básicamente sin ingresos”.

A lo anterior le sumó “algo que en Colombia es muy particular, las personas que estaban viviendo, por ejemplo, en los barrios más pobres de las grandes ciudades son además, en una muy buena parte, personas que habían llegado a estos lugares como resultado del desplazamiento forzado que produjo el conflicto armado”.

Detalló que “son personas con un historial supremamente difícil de relación con el Estado, clasificadas como víctimas, pero que ante la reticencia del gobierno de implementar los acuerdos de paz logrados durante la administración pasada, básicamente han sido sacadas del sistema y no están recibiendo ayuda, ni como víctimas ni como personas que están sufriendo las consecuencias del confinamiento.

La gota que derramó el vaso

La propuesta de una reforma tributaria, presentada por Duque al Congreso, ha sido considerada como la causante del estallido de este paro, mismo que a pocas horas fue retirado a petición de los manifestantes. Aunque para Borda, “no” en su totalidad.

“Lo que no se ha visto es un esfuerzo concertado por parte del gobierno para tratar de avanzar políticas sociales que saquen a la gente de la situación desesperada en la que se encuentra. Ese es el lugar donde mucha gente sugiere, en Colombia, debe iniciarse una concertación y un diálogo nacional con distintos sectores políticos”.

Ahora, ¿cuál es el problema?, preguntó: “Creo que si sobre las salidas estamos todos de acuerdo. Es necesario iniciar una conversación, construir esfuerzos con las distintas fuerzas políticas y empezar a implementar políticas como la renta básica obligatoria o retrotraer una reforma, en la reforma tributaria 2019, que daría recursos a la gente que más tiene en Colombia, que es la que debería contribuir para tratar de sacarnos de esta situación”.

Popularidad del uribismo

Para Borda, conociendo ya que la salida es clara, “el problema es que este es un gobierno que está a menos de un año y medio de terminarse, es un gobierno que tiene unos índices de aceptabilidad y de favorabilidad por parte de la gente supremamente bajos, y que pertenece a una corriente política a la que también le está yendo muy mal en las encuestas”.

Mencionó que una encuesta revelada la semana, por primera vez desde que el uribismo se constituyó en esa fuerza política de este país, la figura de don Uribe está en franca decadencia en materia de favorabilidad, tiene una desfavorabilidad casi del 73% o 74%; y lo mismo pasa con Duque”.

Señaló que “ante ese escenario de enorme debilidad política, es muy difícil que el gobierno logre consolidar una suerte de liderazgo que contribuya a sacarnos de esta situación. Les cuesta trabajo convocar porque básicamente los sectores políticos huelen la debilidad que tienen y no quieren acercarse mucho.

Adicionalmente, cree que “hay un elemento político e ideológico y es que por tratarse de un gobierno de derecha, creo que no se siente cómodo construyendo políticas de carácter social porque piensa que eso es monopolio de la izquierda. Entonces, hay una conjunción de factores que le hacen muy difícil reaccionar, muy a pesar de que fuera del gobierno yo creo que todo el mundo tiene claro cómo se tiene que resolver esto”.

¿Y los jóvenes?

En medio de esta manifestación se ha establecido una mesa de paro y, según Borda, aunque el comité de paro incluye organizaciones que están protestando –los sindicatos, los profesores del sistema público de educación, los estudiantes de las universidades públicas y privadas–, el grueso de los jóvenes que están en las calles todavía no han ingresado o no han podido ingresar al sistema público de educación, mucho menos al privado; y adicionalmente tampoco están en la fuerza laboral; es decir, “son jóvenes que están totalmente fuera del sistema productivo colombiano y están justamente pidiendo oportunidades, y pidiendo ese ingreso”.

Ahora, ¿qué es lo que procede hacer en una situación como esa? “Simplemente que tanto el comité de paro como el gobierno intenten establecer canales de comunicación con esos jóvenes, que han pasado por un proceso muy interesante, ahora están mucho más organizados que antes, sí tienen liderazgos claros y definidos”.

“El ejercicio que procede es que tanto el comité de paro como el gobierno se den un poco la vuelta e intenten establecer diálogos y conversación con ellos, porque de otra forma –y los mismos jóvenes en las calles lo han dicho– así el comité de paro y el gobierno lleguen a un acuerdo para levantar el paro, si ellos no están representados en ese acuerdo, y con razón lo sugieren, no se van a ir de las calles”.

Entonces, “esto requiere justamente un esfuerzo adicional, pero creo que puede lograrse y que hay pasos en esa dirección. Hay congresistas que ya se han estado acercando a esas organizaciones de jóvenes y han estado entablando diálogos con ellos, tristemente solamente en escenario de esta crisis, porque antes de esta crisis básicamente esos jóvenes no existían para la clase política nacional”.

Protesta o manipulación de Venezuela

Borda también se refirió a las declaraciones que diera este jueves 5 de junio, en este mismo segmento, el expresidente de Colombia Álvaro Uribe, en la cual hizo hincapié en la agenda internacional de la izquierda y puso el dedo acusador en Venezuela.

“Simplemente creo que eso no es coherente, que es una estrategia política. No me cabe la menor duda de que tiene un propósito claro, que es justamente de un lado deslegitimar a los reivindicadores de la protesta”.

Añadió que “si usted (Uribe) dice que la protesta es un acto de manipulación del Gobierno venezolano, pues no hay necesidad de responder a las demandas sociales de la gente, porque para qué; y de otro lado, les construye las condiciones de posibilidad para que reaccionen a las protestas como si fuera un problema de orden público, porque se presenta como una intervención internacional frente a la cual resulta entonces legítimo utilizar la fuerza pública, y como digo, no responder a las demandas de la gente”.

Borda enfatizó que “ese discurso políticamente puede resultarles funcional con sus bases, pero hay que tener una cosa clara, y es que es un discurso que no está contribuyendo de ninguna forma a resolver las razones que tiene la gente para estar en las calles, y de esa forma no contribuye a sacarnos de la crisis en que nos encontramos”.

Advirtió que “si siguen diciendo eso y si la gente que está en la calle sigue sin respuestas por parte del Estado en materia económica y social, simple y sencillamente una situación que ya lleva más de un mes y que tiene al país absolutamente paralizado, solamente va a tender a intensificarse”.

“Porque, entre otras cosas –dijo–, en medio de las dificultades en que se encuentra la gente, sigue produciendo mucha rabia que el gobierno intente presentarnos a la comunidad internacional como si fueran simplemente títeres del régimen venezolano, cuando yo le puedo asegurar a usted que si habla con cualquiera de esos jóvenes que están en las calles, les desvirtuaría, en cuestión de segundos esa teoría. Pero como digo, resulta políticamente conveniente, luego, yo puedo entender y explicar las razones por las cuales lo están haciendo, pero creo que eso solamente está contribuyendo a profundizar el problema por el que estamos pasando”.

Impacto internacional

Borda considera que el problema esencial en este instante, tanto para la comunidad internacional como para los colombianos, es las violaciones a los derechos humanos que están teniendo lugar en los escenarios de protesta.

“La protesta por supuesto es un problema, pero al final también es un hecho reconocido en la Constitución. Si la gente siente que los mecanismos normales de participación de la democracia en los partidos tentativamente no le están funcionando, si cree que ya los partidos políticos no lo representan, pues está contemplado el que salga a la calle a protestar y a manifestarse, eso es parte del desenvolvimiento de cualquier democracia, y uno esperaría que eso se resolviera con políticas públicas”, dijo.

Indicó que “desafortunadamente ese no ha sido el caso y más bien la respuesta ha sido el uso sistemático de la policía en las calles para desmantelar y reprimir la protesta; y eso ha producido violaciones muy preocupantes en materia de derechos humanos, con un saldo que todavía desconocemos”.

A juicio de Borda, las cifras aún no se conocen porque “los organismos estatales que debían encargarse de darle seguimiento a lo que está sucediendo en materia de derechos humanos en las calles, fueron organismos cooptados por el gobierno y que tienen muchas dificultades a la hora de reportar números objetivos de personas asesinadas en las calles y de personas desaparecidas. Los números todavía no están claros, para ponerlo de otra forma”.

¿Qué es lo que plantea eso para la comunidad internacional?

La profesora explicó que Colombia siempre ha sido un país, por cuenta de su conflicto armado, que ha tenido muchos encuentros con la comunidad internacional que constantemente presiona al Estado para que cumpla con los compromisos que ha adquirido en esa materia.

Precisó que cuando “se firmó el acuerdo de paz, la suerte de optimismo en la que entramos todos –incluyendo la comunidad internacional– era justamente que en la medida en que se bajaba la dimensión del conflicto armado y se reducía a su mínima expresión, pues íbamos a avanzar sustancialmente en derechos humanos”.

Sin embargo, “eso no ha sucedido, y no ha sucedido no solamente por cuenta del paro; el número de asesinatos de líderes sociales en Colombia se incrementó con el inicio de la administración Duque. El número de masacres de jóvenes en lugares donde hay rezagos del conflicto también aumentó. Entonces no solamente tenemos ese escenario dramático de la protesta, sino que además la falta de implementación del proceso de paz también ha tenido un saldo importante en esa materia. Ese es el lugar en donde la comunidad internacional tiene que jugar un papel fundamental: presionando al gobierno para que cumpla con los compromisos que ha adquirido de respetar los derechos de los ciudadanos”.

El viaje de la comisión de la CIDH a Colombia, subrayó Borda, se debe a la solicitud que están haciendo muchas organizaciones defensoras.

Ellos harán un visita in loco, que consiste en ir al país, a los lugares en donde la manifestación se ha tornado más violenta. Hablan con los familiares de las víctimas y con víctimas de la represión policial, y tratan de hacer una evaluación de la situación, justamente con base en la recolección de esa información, poderle hacer demandas concretas al Estado colombiano de respeto a sus derechos humanos, especificó.

Según la entrevistada, “la idea es que esta comisión interamericana pueda hacer un fuerte monitoreo de la situación en esta materia y, con base en eso, producir un poco documentación objetiva”.

Se trata de “una visita supremamente importante para los colombianos, para poder resolver el problema”, pero “el gobierno ha sido muy reticente a esta visita. Primero, la vicepresidenta y también canciller (Marta Lucía Ramírez) dijo que el viaje se diese en diciembre, cosa que no tiene sentido...; después se aceptó la visita haciendo una larga lista en una carta de los sitios y las cosas que se quiere que la comisión haga, pero eso no funciona así...; y finalmente va a pasar en la primera semana de junio, y esperamos que dé resultados importantes para validar lo que está sucediendo en las calles en Colombia”, contó.

Uso excesivo de la fuerza policial

Para Borda, efectivamente se tienen que observar violaciones a los derechos humanos “vengan de donde vengan”. Sin embargo, en la doctrina del derecho internacional las violaciones a los derechos humanos por parte del Estado, son mucho más graves.

La razón es simple: “el aparato militar del Estado está para velar por la seguridad militar y policial; y está para velar por la seguridad de los ciudadanos y no para ser usado en contra de ellos mismos. Entonces, la responsabilidad y la autoridad moral del Estado es mucho mayor que la de cualquier otro actor, aunque tienen que señalarse, por supuesto, las violaciones a los derechos humanos que se hayan tenido en cualquier escenario”.

“La otra cosa que diría es que efectivamente el uso de la violencia ha tenido lugar de parte y parte, pero el saldo que tenemos en este momento de víctimas fatales, de desapariciones y de detenciones ilegales, tristemente es mucho más alto del lado de la fuerza policial. Hasta el momento tenemos, dependiendo de la versión que se tenga, entre 40 y 45 personas que han sido asesinadas en las calles y solamente una de ellas ha sido un policía”, argumentó.

“Lo que estoy tratando de decir es que en materia de la proporción, la parte dura de lo que está sucediendo con la violencia en las calles la están sufriendo los ciudadanos de a pie, y a diferencia de las fuerzas del Estado, no están armados, y a diferencia de las fuerzas del Estado, no tienen todo el aparato carcelario ni todo el aparato represivo. Creo que el énfasis definitivamente tiene que estar puesto en la seguridad de los ciudadanos, que insisto, son los que están desarmados”, exigió Borda.

Perspectivas de una pronta solución

Parte de lo que puede empezar a suceder, según la doctora en ciencia política, es que el gobierno se dé cuenta de que “esto no es sostenible y empiece a llevar a cabo un diálogo genuino con las organizaciones sociales, y de allí vayan saliendo soluciones particulares”.

Aunque “el problema es que vaya a suceder como la semana pasada cuando miembros del gobierno se fueron a hacer una negociación en Buenaventura con gente que estaba parando, llegaron a un acuerdo con esa negociación que estaban teniendo, y el primero en criticar los acuerdos fue el expresidente Álvaro Uribe; e inmediatamente después de la crítica de Uribe decidieron retrotraer los acuerdos que habían logrado”.

“Ese, creo yo, es un ejemplo muy elocuente del problema que va a haber con la negociación de aquí en adelante, porque parte de lo que está sucediendo también es que el partido está muy debilitado, está muy mal en las encuestas y están dispuestos a hacer lo que sea para en este año tratar de remontar un poco la favorabilidad de los colombianos y lograr ganar las próximas elecciones con otro candidato. Ese incentivo es lo que está haciendo tratar de recobrar ese discurso de la mano dura, del orden público, que es muy típico de ellos, entonces, en cierta medida el caos por el que estamos pasando les conviene un poco electoralmente”, puntualizó.

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