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- 10/07/2009 02:00
- 10/07/2009 02:00
Para los actos de traspaso de poder en Panamá, el Gobierno israelí envió en su representación a Yitzhak Aharonovitch, ministro de Seguridad Pública, o lo que es lo mismo, el responsable de la policía y las prisiones israelíes.
Durante su estancia, el ministro Aharonovitch conversó con La Estrella acerca de todos los temas controversiales que lo rodean a él, a su partido (Israel Beiteinu) y a la alianza con la que, junto al Likud, gobiernan el país.
Las amenazas que enfrentan ambos países son completamente distintas. A Israel, las amenazas exteriores le hacen necesitar un Ejército fuerte. Panamá tiene fronteras reconocidas y seguras, pero tiene mucha actividad delictiva, por eso necesita una fuerza policial importante. No tiene una amenaza existencial como Israel, pero necesita una policía y un servicio de fronteras fuerte.
El tema de la liberación de Shalit es muy importante para nosotros, aunque sea para recibir señales de vida. Estamos tratando de lograr una solución. Se están realizando gestiones a los niveles más altos, y esperamos que pronto haya una salida.
No puedo ni afirmarlo ni negarlo.
Nuestra intención es tratar de adelantar los procesos, y como hay una intervención de los egipcios en todo esto, hay una voluntad por parte del gobierno israelí de hacer las cosas más fáciles. Pero aclaro que no hay ninguna relación entre la liberación de Dweik y la de Shalit.
Por parte de Israel siempre hay buena voluntad, el problema es que del otro lado no. Cada tanto lo hacemos, más que nada para fortalecer la posición del presidente de la ANP (Mahmud Abás) y para favorecer la posición de los egipcios.
No puedo hablar de eso ni dar listas de liberación. El tema de Barghouti será discutido en el marco de un acuerdo general. No sé si estará incluido o no. Es un tema muy complejo y no se puede discutir en una charla de café, como esta (risas).
El discurso de Netanyahu en [la Universidad de] Bar Ilan trató acerca de ese tema, e hizo énfasis en dos puntos: primero, que para avanzar el proceso de paz, los palestinos deben reconocer a Israel como el Estado del pueblo judío, y segundo, que estamos dispuestos a que se cree un Estado palestino desmilitarizado que no signifique una amenaza para el Estado de Israel. Si se cumplen esos dos puntos, estamos dispuestos a avanzar. Otro punto importante es el derecho del pueblo judío a vivir en Israel. Además, nos oponemos totalmente a la ley del retorno de los palestinos a sus tierras (Resolución 194 de la ONU). Este discurso dio la impresión en el mundo de que Israel está dispuesta a avanzar en las negociaciones de paz. Vamos a ver qué pasa con el lado palestino, si están dispuestos a aceptar estas condiciones.
Somos el segundo partido más importante del Gobierno, y el tercero más votado del país. Hace poco se encontraron Clinton y Lieberman. De 20 temas que discutieron, en sólo uno hubo discrepancias: el tema de los asentamientos en Cisjordania. Yo espero que se encuentre pronto una solución. Creo que se llegará a un tipo de acuerdo que permita la construcción en cuanto al crecimiento natural que precisen los que viven allí.
Permaneceremos en la coalición. No creo que Netanyahu cambie su posición.
Ese proyecto no fue aceptado, y debemos esperar un año para volverlo a presentar. Cuando firmamos el acuerdo de coalición, nuestra posición era que, para toda la población israelí, derechos y obligaciones debían ir juntos. Por eso tanto árabes como religiosos debían hacer algún tipo de servicio nacional para suplir el hecho de que no hacen servicio militar. Esa es la posición de nuestro partido, y esperaremos un año para presentarla de nuevo. No es justo que solo una parte vaya al ejército y otra no, y eso va para judíos y árabes por igual. Si ustedes piensan que tenemos algo contra la minoría árabe, están equivocados. En nuestro partido hay un parlamentario que es musulmán y yo mismo enrolé recientemente 400 nuevos efectivos árabes en la policía, para darles una oportunidad. Hay que diferenciar la política de la vida diaria. En la vida cotidiana, los árabes quieren integrarse más a la sociedad israelí, participar en el Gobierno, más oportunidades, y eso es lo que queremos impulsar.
En un gobierno de coalición todos deben renunciar a ciertas cosas. Nosotros renunciamos a algunas, y ellos renunciaron a otras. Eso fue lo que pasó con Netanyahu en este gobierno. Nuestro partido, si bien es secular y está compuesto mayoritariamente por inmigrantes de la antigua Unión Soviética, también hay miembros religiosos, y debemos considerarlos. Para formar el gobierno hubo distintas demandas y condiciones.
Trabajé por cuatro años con él. Fue subdirector de la policía. Encontré en él una persona muy pragmática. Para nada radical, al contrario, es un estigma que se le ha puesto. La gente que lo conoce lo aprecia mucho. Creo que los líderes mundiales lo apreciarán también cuando dialoguen con él, cuando lo conozcan. Se pueden llegar a muchos acuerdos con él, y es una persona de palabra, correcta y recta. Es una persona, y un partido, que por la fuerza y la posición que tiene, va a ser muy influyente en el futuro de la política del país.
Si es cierto, es una intervención muy grosera de parte del líder de un país muy amigo de Israel. Netanyahu debería rechazarla.
Yo tengo muchos amigos árabes, y el que me conoce lo sabe. Cuando fui nombrado ministro, los primeros que me felicitaron fueron ellos. Como ministro de Turismo, les dí mucho más que cualquier otro ministro, en cuanto a recursos. Fue una expresión desafortunada, y ya está superado. Los políticos árabes y la prensa lo utilizaron para atacarme, pero mis amigos árabes me llamaron para darme ánimos. No tengo que disculparme, el que me conoce personalmente sabe que está superado. Lo que sí aprendí es que como político hay que cuidar mucho lo que uno dice (risas).