Consecuencias de un fallo

Actualizado
  • 09/12/2012 01:00
Creado
  • 09/12/2012 01:00
El Pacto de Bogotá que denuncia el Presidente Santos, fue elaborado y aceptado por EEUU y la oligarquía colombiana en 1948, luego de la ...

El Pacto de Bogotá que denuncia el Presidente Santos, fue elaborado y aceptado por EEUU y la oligarquía colombiana en 1948, luego de la inmensa convocatoria lograda por el impoluto e irremplazable líder de la auténtica doctrina liberal, Jorge Eliécer Gaitán, en su apoteósica ‘Marcha del Silencio’ donde pronunció uno de sus más elocuentes, profundos y conmovedores discursos en su ‘Oración por la paz’, la que aún no se logra en ese gran país suramericano. Había que pararlo para lograr esta aprobación. El Pacto de Bogotá que hoy denuncia el Presidente Santos jamás debió existir, aunque la causa del retiro colombiano es tardía y no llega hasta su permanencia en la OEA, ni exonera a Colombia de cumplir con el fallo de la CIJ, organismo competente a cuyo fallo se sometió, aceptando como válidos sus resultados. Nicaragua estaba ocupada por los EEUU en 1928 y su gobierno aceptó un Tratado cuasi impuesto por EEUU, que no concedió a Colombia derechos sobre mar y espacio territorial hasta el Meridiano 82 con Nicaragua. Un Tratado posterior de 1972 a este respecto no fue ratificado por el Congreso de EEUU. Luego, en Diciembre de 2007, la CIJ reconoció la validez del Tratado de 1928 y confirmó que ese Tratado no concedió a Colombia el derecho a definir el Meridiano 82 como su límite de frontera marítima con Nicaragua. No obstante, el Pacto de Bogotá/48 define que ‘los Estados se comprometen a resolver sus disputas por medios pacíficos’ y así ha sucedido con el reciente fallo de la CIJ. Ante el escenario del rechazo colombiano a este fallo, pueden sobrevenir posibles divisiones entre los gobiernos del área, y eso, a no dudar, favorecería intereses geopolíticos y económicos que tienen poderosos padrinos interesados.

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