En Venezuela hay 1,905 detenidos considerados como “presos políticos”, 38 más que la semana pasada, cuando se computaron 1.867 personas privadas de libertad...
- 05/12/2011 01:00
- 05/12/2011 01:00
Con indiferente simpatía recibimos el anuncio de la Cumbre de Estados Latinoamericanos y Caribeños a celebrarse en Caracas con motivo de los 200 años de la Independencia el pasado 5 de julio. Fue suspendida por la enfermedad cancerosa del señor Chávez, incapacitado para ejercer como protagonista. Ni siquiera pudo asistir a los actos formales, civiles y militares de la fecha.
Ahora se concretó la jornada, pero con motivos radicalmente distintos a la primera convocatoria. Se montó un espectáculo multigubernamental que no vacilo en calificar de farsa al margen de la voluntad general de los pueblos que esos gobiernos deberían representar y respetar. Lo que vimos no fue una jornada de reflexión de los pueblos, ni siquiera de los estados nacionales. Se trató de un nuevo e inconcluso movimiento para perfeccionar una suerte de club de los gobernantes para protegerse entre sí, disimular diferencias evidentes y en un ejercicio hipócrita, con pocos precedentes, para evadir o desconocer los mecanismos continentales existentes en defensa de la democracia y la vigencia de los valores humanos.
Basta con mencionar a la Organización de Estados Americanos, OEA, la Carta Democrática Interamericana de 1991, y la utilidad para los demócratas tanto de la Comisión Interamericana como de la Corte respectiva en materia de Derechos Humanos.
Todos conocemos las diferencias entre los Presidentes, los intereses contrapuestos imposibles de disimular. Entre ellos hay de todo. Honestos, eficientes y defensores de la libertad. También socialistas comunistoides a la cubana y a lo Chávez. Y abundan los zánganos oportunistas, petrochulos y ladronzuelos de distintos pelajes. Sin embargo todos quieren blindarse en el ejercicio del poder. La Declaración o Cláusula Democrática se refiere a la defensa de la democracia y el orden constitucional, pero no he leído nada referido a garantizar el pluralismo, la alternabilidad en el poder, elecciones libres y transparentes. Tampoco condenas a los excesos de no pocos gobiernos, como el abuso de poder y la corrupción infinita que trasciende las fronteras de cada nación. Este ‘club de gobiernos’ los protege frente a golpes de estado y violaciones constitucionales. La pregunta es ¿quién protege a las naciones, de los golpes encabezados por presidentes ideologizados o no, en sus pretensiones de perpetuarse indefinidamente? Para ello violan sus propias Constituciones y concentran arbitrariamente el poder para asfixiar toda disidencia. Los pueblos, como las personas naturales, también tienen derecho a la legítima defensa.
Desconocer la importancia de Estados Unidos y Canadá en el Continente es una necedad insólita. Pero la presencia de todos en Caracas, es una prueba más de la debilidad ética y moral de demócratas que terminan avalando la tiranía castro-chavista, a un régimen militarista y totalitario, socialista a la cubana que liquida libertad y propiedad, pluralismo y alternabilidad.
ANALISTA