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- 31/10/2008 01:00
- 31/10/2008 01:00
PANAMÁ. Tanto Barack Obama como John McCain han prometido que América Latina volverá a ser una región preferente si llegan a la presidencia, pero analistas políticos predicen que el 20 de enero del año próximo el nuevo presidente de EEUU estará tan envuelto poniendo orden en su propia casa con la crisis económica que depara al país, que no tendrá mucho tiempo para preocuparse por Latinoamérica, históricamente conocida como el “patio trasero”. La poca atención que Latinoamérica ha recibido debería servir de prevención para la región para no esperar mucho de la nueva administración, gane quien gane.
Lo poco que los candidatos han mencionado acerca de su plan para Latinoamérica se puede resumir en tres temas: los TLC, inmigración (ver columna) y las relaciones con Venezuela y Cuba.
En el último debate presidencial, McCain, quien ha visitado la región en varias ocasiones, criticó a Obama por oponerse al libre comercio. Obama, quien nunca ha pisado suelo latinoamericano, ha dejado claro que con él en el Gobierno se producirá un cambio radical en la relación con Latinoamérica ya que es hora de “tender una mano de ayuda”. Sin embargo, ha declarado que piensa renegociar el NAFTA porque no se cumplen los estándares laborales y medioambientales. Además, se ha pronunciado en contra del TLC con Colombia.
Para el presidente del Diálogo Interamericano, Peter Hakim, es muy probable que tanto Obama como McCain buscarán una manera de asegurar la ratificación del TLC con Colombia en un congreso demócrata una vez que se agreguen cambios al texto y que Colombia se comprometa a mejorar los DDHH en el país. “Es difícil imaginar que EEUU le niegue el estatus de libre comercio a un aliado tan crítico como Colombia después de aprobárselo a tantos otros países”, establece Hakim. Lo mismo piensa sobre el TLC con Panamá.
En un debate entre candidatos demócratas durante las elecciones primarias, Obama estableció que buscaría “un diálogo sin condiciones” con los hermanos Castro de Cuba y Hugo Chávez, de Venezuela, por lo que es de esperar que una presidencia de Obama calentaría el trato frío que ha caracterizado las relaciones con Cuba. Sin embargo, al igual que McCain, el candidato demócrata mantendrá el embargo estadounidense contra Cuba.
Con respecto a Venezuela, Chávez señaló durante un acto de su partido el 7 de junio que le gustaría “ir preparando el terreno para que, sea quien sea el nuevo presidente (de EEUU), trabajemos juntos(...)”. Solamente Obama ha mostrado interés de sentarse cara a cara con el mandatario.
Sea cual sea el próximo presidente, la incertidumbre económica doméstica va a poner en dificultades sus ambiciones con América Latina. Sin embargo, por el momento, el mayor beneficio para Latinoamérica podría venir de las mismas acciones que Washington tome para revivir su economía. Para muchos analistas, lo que Latinoamérica más necesita de EEUU es un mercado para sus exportaciones y una fuente fiable de préstamos, inversiones y remesas.
Después de todo, una economía fuerte en el norte ayudaría a reforzar la economía global, que beneficiaría a Latinoamérica también.